Capítulo 64

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Bajo, ante la curiosidad y me encuentro a Ben despidiéndose de Marcos.
-Hombre, Candela. -me dice al verme. Las madres levantan las cejas.
-Mujer.-le corrijo sacándole la lengua.
-¿La damisela se va despedir del chico más guapo que has visto en su vida?-me pregunta, yo ruedo los ojos, las madres fruncen el ceño y Ben tose falsamente. -Claro, después de tu adorable novio. -rectifica.
-Egocéntrico, baja a la tierra. -le digo. -Voy a hacer uns obra de caridad. -me acercó y me despido de Marcos dándole dos besos en su mejilla, que como ya es costumbre, me pincha con su barba recortada.
-Tener buen viaje que a lo mejor me presento allí. -dice sonriéndonos.
-Por supuesto. -dice Ben.
-Adiós Kortatu. -le digo mientras que sale por la puerta.

Me despido nuevamente de mi madre con lágrimas en los ojos de ambas, dejamos a la señora Puee en su casa, después nos vamos a casa de mi padre para despedirme y cogemos rumbo hacia el aeropuerto para volver a MontPellier.

El taxi nos deja en la casa de Tatiana reviviendo la escena de hace cuatro meses cuando veníamos por primera vez. Llamamos al timbre y al segundo Tatiana viene a recibirnos con sus nuevas gafas.
-Estaréis preparados para comenzar las clases mañana ¿verdad? -dice dándonos la "mejor" bienvenida.
-Yo también me alegro de verte Tana. -dice Ben con evidente ironia.
-Ya sé que me habéis echado de menos. -dice Tatiana.
-Ahora mismo me pregunto preocupa una cosa. -dice Ben, Tati y yo le miramos esperando a que nos lo cuente. -¿Dónde voy a dormir? ¿Tu hermano ya se ha ido? -pregunta.
-Tranquilo, se fue esta mañana, también él tiene que preparar sus clases. -le tranquiliza.
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La alarma del reloj me despierta para empezar las clases en el nuevo año, con pesadez me levanto y me lavo la cara ante el espejo que hay en el baño, me acerco casi pegándome al cristal con la intención de verme bien todos los defectos de mi cara, pero más que granos lo que encuentro es que me tengo que depilar cuanto antes el entrecejo y el bigote y retocarme las cejas. Me alejo de este para ver si se nota, y parece que no pero me da la sensación de sí, finalmente escojo por prepararme para la Universidad y dejar de pensar en mi cara para no fastidiarme el día.

Al terminar la clase de Medicina Tatiana y Lissa nos paran a todos, al ser las encargadas de la Facultad, para hacer el amigo invisible. Unos se deciden ir porque no quieren participar pero la mayoría se queda, cojo un papelito y escribo mi nombre, Lissa pasa con la bolsa para dejar todos los nombres en esta, y cuando ya están todos, es Tatiana esta vez la que pasa la bolsa para que cojamos a nuestro amigo invisible. Tatiana pasa por delante de mi con la bolsa, me muerdo el labio mientras meto la mano y decido coger un papel del fondo. Me echo para atrás y empiezo a desdoblar el mini papel, su nombre es Coralie, va con Amira a clase pero nunca he entablado conversación con ella a parte de un saludo. Miro a todo el mundo, algunas caras de asco, otras de perversión y otras de tranquilidad unidas de alegria.
-A ver chicos, tenéis hasta el día seis para mandar cartas anónimas y cosas de esas, luego ese mismo día se dan los regalos a vuestro amigo invisible. ¿Entendido? -dice Tatiana. Todos asentimos con la cabeza y nos dispersamos para irnos a nuestra próxima clase.

Al llegar a casa de Tatiana lo primero que hago es sentarme en el sillón ante el cansancio del primer día, pero luego recuerdo que mañana es la fiesta de Navidad de la Hermandad y necesito hacer los deberes que nos han mandado hoy.

Algo situado detrás de mi oreja me desconcentra de los apuntes que estoy leyendo, me llevo la mano al sitio y toco una cosa dura detrás de esta, arrugo la frente ante la intriga, lo cojo con el dedo índice y el pulgar, me lo llevo a los ojos y de la amarga sorpresa lo suelto, se trata de un bicho negro vivo, un escalofrío me recorre el cuerpo por la columna vertebral al pensar en que tenía un insecto en la cabeza. Miro al animal con detenimiento antes de espachurrarlo con un pañuelo y mandarlo a la basura. De repente una idea se me viene a la cabeza del bicho que es, para asegurarme busco en internet una imagen del ser vivo que me he encontrado en mi oreja y la foto coincide con el insecto, otro escalofrío da un viaje por todo mi cuerpo a la vez que recuerdo las veces que lo he tenido de pequeña.
<Qué no te cunda el pánico, lo primero que hay que hacer es comprar los productos para exterminarlos-dice mi apreciada conciencia>
Decido no contárselo a Ben por la vergüenza pero sí a Tatiana para que me acompañe a la farmacia y me ayude a pedir las cosas.
-Había quedado con Amelia para terminar de hacer publicidad a la fiesta de la Hermandad este mes. Vamos ahora, y luego ¿no te importa que me vaya?-Yo niego con la cabeza a pesar de que no sé como se utilizan estos mejunjes para exterminarlos. -Y se me ha olvidado decirte, Amelia está hoy al cuidado de su hermana pequeña pero me va a ayudar a terminar de dar folletos, ¿os podéis quedar con ella hasta que venga a recogerla Douglas? Tardará como mucho una hora yo creo.

Ben se marcha antes que Tatiana porque ha quedado con sus compañeros de clase nara hacer los deberes juntos y empezar a organizar un trabajo.
Amelia llega con su hermana pequeña. Pongo la tele con dibujos animados a la niña y se queda tranquila. Aprovechando la situación me subo al baño a pasarme la liendrera y ponerme la loción, ya que hasta que venga Douglas me da tiempo.

Miro con grima y repugnancia los bichos que han caído en el lavabo, me hecho la loción y a los 10 minutos de haber entrado en el baño unos golpes suaves en la puerta me alertan para recoger todo y disimular la situación en la que me encuentro.
-Un momento. -digo a la criatura que está detrás de esta.
-Quiero hacer popó. -me dice a niña.
Lo guardo todo excepto la liendrera, al fin y acabo la niña tampoco sabrá que es este chisme. Abro la puerta y me quedo en el baño por si necesita ayuda, mientras que me pongo el gorro de plástico.
Al minuto el timbre suena y mis nervios me empiezan a florecer por la situación tan vergonzosa. Dejo a la niña en el baño y bajo las escaleras con la esperanza de que sea alguien desconocido.
Abro la puerta y veo a Douglas mirándome con curiosidad, risa y el ceño fruncido.
-Qué sexy tú ¿no? -dice con ironía en su voz mientras que entra en la casa.
-Qué gracioso tú ¿no? -digo de la misma manera.
-Fuera bromas. -dice intentando ser serio. -¿Qué haces? -pregunta.
-Algo que no es de tu incumbencia. -digo con las mejillas sonrojadas de la vergüenza. Se acerca a mi como si fuese un animal, me huele y se separa.
-No parece champú. -dice. -¿Es un mejunje? -me pregunta.
-Puede que sí o puede que no. -digo alejándome de él y empezando a subir las escaleras para ver como va la hermana de Amelia, pero él me sigue. Llego al baño y veo a la niña tirando de la cadena. Douglas pasa y arruga la nariz al oler las necesidades de la pequeña que ha dejado perfumado el ambiente. En ese instante recuerdo que no he guardado la liendrera y con disimulo me acerco al lavabo y la cojo con las manos y me las pongo detrás.
-¿Qué tienes detrás? -dice al percatarse.
-Nada interesante. -le respondo. Él intenta mirar pero me pongo frente a él para que no vea el objeto. Al final resulta ser más listo que yo porque me pongo de espaldas al espejo y gracias a eso me ve el objeto, él empieza a reirse.
-¿Tienes piojos? -se rie incrédulamente. Ante la incómoda situación decido quedarme callada al no saber que responder. Al no parar de reirse decido contestarle.
-Eso es lo que pasa cuando estás con tu familia, tienes primos pequeños y tu pelo es demasiado bonito. -le digo para que se deje de reir. A continuación, salgo molesta del baño, la niña me sigue y baja conmigo mientras me observa. Douglas baja a la vez.
-Vale, ya dejo de picarte y de meterme contigo. -me dice. Nunca se me había ocurrido que iba a oir esas palabras salir de su boca.
- Gracias. -digo con pesadez pero agradecida.
-¿Sabes cómo se hace y todo eso? -me pregunta.
-No, pero estoy leyendo las instrucciones. -le digo encogiéndome de hombros.
-Anda trae, te voy a ayudar. -dice quitándose su chaqueta negra de adidas y quedándose con la camisa blanca que trae por debajo. -Nena, ¿te importa que nos quedemos hoy aquí? -le pregunta a la hermana de Amelia, ella niega con la cabeza.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora