Capítulo 38

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La alarma vuelve a sonar y sigo tiritando pero con menos incomodidad por las mantas y el cuerpo de Ben rodeando al mio. Nuestra postura acaba de cómic. Yo usando su pecho como una almohada, mi mano izquierda basicamente en su cara y la derecha metida entre la almohada y la tela, en cambio Ben con sus pies estirados encima de mi cintura, con un poco de baba y medio roncando, un sonido demasiado peculiar como para explicarlo.
Le muevo un poco porque no se ha despertado con la alarma, empieza a desesperezarse y a abrir los ojos, entonces su mano derecha va a la comisura izquierda de su boca y nota la humedad.
-Sí, es baba. -le digo confirmándose lo que se está tocando.
-¿Enserio? -dice con sarcasmo. -Creía que te habías meado en mi cara. -dice con retintin.
-Por cierto, ahora que lo dices, tú tienes mocos en los ojos. -me quedo confusa y a la vez avergonzada, me llevo los dedos al sitio donde dice.
-Se llaman legañas. -le reprocho mientras que mis mejillas se vuelven coloradas.
-¿Y qué son las legañas? -me pregunta como si fuera una niña pequeña. -Mocos sólidos en los ojos. -se responde a él mismo mientras se rie por mi cara tomate.

Después de desayunar nos terminamos de apañar y salimos dirección a un punto de encuentro con Tatiana, que ha venido con sus padres a ver a la tia enferma.

Llegamos a una esquina de los Campos Elíseos donde hemos quedado con Tatiana, ya que no tenemos ni idea de donde dirigirnos en esta ciudad tan inmensa. Nos bajamos del autobús turístico y a lo lejos vemos a Tatiana con un chico, según se van acercando y el sol se camufla entre las nubes, podemos distinguir que su acompañante es Saúl.
-Bienvenidos a la ciudad del amor- dice Tatiana cuando nos encontramos.
-Dí que no, la ciudad del amor es Roma. -dice Saúl contradiciéndola para picarla. -Esta es "la ciudad de la luz"-hace comillas con los dedos.
-Tenemos buenos planes antes de que nos vayamos. -nos dice sonriente Tati después de sacar la lengua a su novio.
-¿Nos deberíamos preocupar? -pregunta Ben de modo sarcástico.
-Preocúpate si quieres. -dice Saúl-nadie te lo impide. -cortándole el sarcasmo a lo que Ben se limita a poner los ojos en blanco.
-Ya nos contareis lo que ha ocurrido, que yo no lo pude ver pero ya me han contado por el grupo...-nos dice Tatiana con una mirada pícara, mientras que la cara de Ben y la mía se limitan a arrugar la nariz por lo que sucedió ayer.
-Bueno, entonces ¿Qué nos vais a enseñar? -Ben corta el momento de silencio.
-Cosas poco conocidas de París. Esta todo pensado en tiempo record así que no podemos perder ni un segundo más. -dice Tatiana organizando todo. -Como París tiene 20 distritos, nos hemos organizado para ir andando a todos los sitios.-dice empezando a caminar. -Ahora vamos a ir al Moulin Rouge, es un famoso cabaret parisino situado en el distrito 18.

Llegamos y nos hacemos una foto los cuatro ante tan original sitio.
-Vamos a ver un espectáculo típico de aquí, podeis pedir algo de aperitivo. -nos informa Tatiana.
Nos sentamos en una mesa que nos indican los encargados y pedimos algo para picar.
El espacio está diseñado de un estilo típico y de ensueño. Las mesas llevan una lamparita en el centro de las mesas rectangulares que es lo que da luz al lugar. El escenario tiene unos telones rojos granate muy vistosos y un escenario espacioso. Mucha gente se encuentra aquí, animados dando conversación unos a otros, mientras que en nuestra mesa mis tres acompañantes están con el móvil y yo solo me dedico a observar el lugar.
Después de 6 minutos las luces del público se apagan y empieza la función.

Las actuaciones acaban con una función de un mago mentalista y los aplausos llenan el espacio.
-Esperad a que empiece a salir la gente. -dice Saúl parando a Tatiana que se estaba levantando. -Que nos afixiamos intentando hacernos hueco para salir. -explica.
-¡Cielo, despierta! -la voz de una mujer me saca del punto fijo que estaba mirando. -Por favor,  ¡ayuda! mi hija no despierta. -Nos giramos hacia la mesa de atrás donde está la mujer. Una chica más o menos de nuestra edad está en la silla inerte. Nos acercamos a la mujer y más gente igual.
-¿Qué ha pasado? -pregunta Tatiana.
-En la última obra creía que se había dormido y ahora no despierta. -dice la mujer llorando con angustia.
-Espere, soy médico, me sé algunos trucos que puede hacer que la despierte. -dice un hombre de pelo cano.
Tras unos intentos el hombre decide hablar.
-Por favor que alguien corra a llamar al mentalista, está caléptica, la ha dejado atrapada en un trance hipnótico.-dice el hombre, todos nos quedamos con los ojos como platos. Saúl reacciona y se va corriendo sin decir nada hacia el escenario en busca del mentalista.
Después de unos minutos Saúl aparece detrás del escenario con el mentalista.
-Necesito que no la agobien, déjenla espacio. -dice el mentalista sentándose en una silla al lado de ella.
-Perdone. -dice la mujer con voz ahogada. - Si ella no ha salido a hacer la demostración, ¿porque la ha afectado a mi hija y a la mujer no?
-Por el nivel de concentración. -dice el hombre un poco cortante para ponerse manos a la obra.
El hombre la observa y pone una cara de concentración que hace que sus cejas grisaceas casi se junten.
-Su mente se ha quedado en una especie de loop y, aunque trate de hacer una inducción más profunda para que escuche mi voz, no lo consigo. Está en un estado de autohipnosis total.-la mira a la madre de forma compasiva.
-¿Llamo al SAMUR? -pregunta Ben.
-Sí. -afirma el hombre.

Cuando llegan van deprisa hacia donde se encuentra la muchacha. La intentan reanimar pero no lo consiguen.
-Es el caso más extraño que hemos tenido. -dice uno del SAMUR. -¿No será patológico o intenta llamar la atención? -dice preguntandoselo a la madre. Ella pone una cara de indignación ante el comentario que ha hecho en la situación crítica que está su hija.

Después de intentarlo dos unidades más, viene un coche de una unidad psiquiátrica.
Después de unos pocos intentos la chica abre los ojos de golpe, pero su expresión en la cara sigue estática.
-Hija, ¿como estás?-dice la madre ante el alivio de que se ha despertado.
-Señora por favor, apártese, y no la hable. -dice uno de la unidad psiquiátrica.
Sin ninguna expresión en la cara de la chica, el hombre consigue que se levante, pero cuando comienza a andar los presentes nos quedamos sorprendidos. La chica anda sin coordinación, sin ninguna expresión en la cara, muy despacio y sin flexionar las piernas.
-Parece que está poseída me susurra Ben al oido. -yo asiento con la cabeza dándole la razón.
-¿Por qué anda como un zombie? -pregunta uno de los presentes. El hombre se encoge de hombros al no encontrar respuesta, y aquí es cuando uno ve la profesionalidad de la gente.
-Bueno chicos, vámonos. -dice Tatiana viendo que no podemos ayudar a mucho más.

Nos dirigimos al distrito IX dirección a la Ópera Garnier. Pagamos nuestras entradas y nos dan un audioguía junto con un mapa. Nos vamos dispersando los cuatro según oímos el audioguía, la ópera está bastante vacía y hay pocos guardias vigilando las salas, en algunas partes ni hay. Llego a una sala no muy grande donde me encuentro sola, mi vista se dirige hacia una zona precintada que no está abierta al público.
Sumida en mis pensamientos algo choca con mi espalda y doy un respingo ante tal acto. Me giro y veo a una chica vestida de ballet con el audioguía al igual que yo.
-Joroba, ¡que susto! -digo llevándome la mano derecha al corazón.
-Lo siento, estaba tan concentrada oyendo la leyenda que ni me he percatado de que había alguien. -me dice.
-Yo igual. -digo aun jadeando.
-¿Eres extranjera? -me pregunta.
-Sí, soy de España. -digo. -¿Tú?
-Yo soy de Brujas, en Bélgica. -me sonríe.
-Ahh. -digo sin saber que decir y me quedo mirando su vestido de ballet.
-Es que acabo de tener una clase, me han dejado un descanso y no me apetecía malgastarle mientras que me cambiaba. -me dice encogiéndose de hombros al mirar su tutú.
-¿Vas a clases de ballet? -la pregunto.-¿Los domingos? -inquiero confusa.
-Sí, porque es una extra, la semana que viene tenemos concierto aquí y quería saber como era el lugar. -me explica.
-Anda que bien. -la sonrio. -¿Y...  te viniste aquí para la Universidad? -la pregunto por rellenar conversación.
-No, llevo aquí desde Septiembre que ingresé en el Conservatorio. Empecé fuerte y apenas he podido ver la ciudad, así que hace dos semanas me he propuesto que en los descansos vaya a un monumento que quede más o menos cerca del Conservatorio. -me informa con detalle como si fuese su amiga de toda la vida. -¿Cómo te llamas? -me pregunta.
-Candy Ramírez. -la respondo con una sonrisa.
-Erine Danae. -se presenta. -¿Y qué haces por aquí? -me pregunta. -¿De visita?
-Yo también vine en Septiembre, pero a la Universidad de MontPellier. -un silencio entre nosotras llena el espacio, a pesar de la audioguía en uno de nuestros oidos. Un sonido chirriante nos rompe el silencio, las dos giramos la cabeza de donde creemos que ha salido.
-¿Ese chirrido provenía de abajo? -pregunto atónita ya que está prohibido pasar y pensaba que eso era para todo el mundo, incluyendo a los guardias de la ópera.
-¿Me acompañas? -me pregunta Erine.
-¿Adónde? -digo confusa.
-Abajo, donde ha venido el ruido. -me dice con toda la tranquilidad del mundo.
-Pero está prohibido, nos meteremos en un buen lio como nos pillen. -la digo atónita.
-Bueno, pues entonces no vengas conmigo. -me dice con cara de compasión. -Me alegro de haberte conocido. -me sonrie y se dirige a la escalera aprovechando que no viene nadie a esta sala. Me muerdo labio ante no saber si dejarla sola y que la pase a ella algo y me arrepienta de no haberla acompañado o irme con ella y meterme en el lio de mi vida. Al final escojo la segunda opción ante la curiosidad de saber que hay abajo. Erine sonrie al ver que al final me he animado a acompañarla, mientras tanto mi corazón late desbocado. Nos colamos por las escaleras, esquivando las cintas que precintan la zona y volvemos a oir otro ruido pero más suave.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora