Capitulo 12

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Cuando me desperté, Ben ya no estaba en la cama. Me supuse que estaba en el baño así que le espero tumbada, despejándome.
Cuando aparece Ben por la puerta, la sonrisa que lo caracteriza, hoy es triste y melancólica.
-Bueno, bueno, bueno-digo- hoy es un día muy bonito y soleado, y no hay por qué ponerse tristes.
-Can-acorta mi nombre, solo me llama así cuando está triste él o yo.-Aunque sea, necesito un día a la semana, recordar un pedazo del dolor y la angustia que ellos pasaron en los últimos minu...-la palabra se quedó en el aire, ya que golpearon a la puerta.
-¿Puedo pasar?-se oye la voz de Tatiana.
-Sí, pasa.-responde Ben.
En cuanto Tati pasa por la puerta pone una cara de extrañada.
-¿Ben? ¿Te sucede algo?-pregunta la susodicha.
-Hoy es un día no demasiado alegre para mí.
-¿Y eso? -inquiere.
-No me apetece darlo vueltas, me voy a terminar de preparar y tú se lo explicas. -me dice Ben.
Tatiana me dedica una ceja inquisitiva esperando a que hable.
-Un día como hoy hace cinco años-empiezo a contarla- ya sabes que somos cristianos- a lo que ella asintió- pues como todo un Domingo normal iban a su misa, ellos acustumbraban a ir a la misa de 8 por la tarde, en cambio, yo iba por la mañana a misa de 11. Pues bien, ese domingo el tenía mucha fiebre y además iba cada dos por tres al baño, así que decidieron dejarle con sus abuelos, ya que ellos habían ido a misa de 9 por la mañana. Su hermano mayor, con cinco años más, su padre y su madre fueron a misa. Por lo visto la misa iba con normalidad hasta que en el momento de la consagración, cuando hay mayor silencio, oyeron unos sonidos raros, muy dificiles de explicar, pero similares a crujidos pequeños, pero no lo dieron importancia porque aparentemente todo seguía igual, cuando llegó el momento del Padre nuestro es cuando todo pasó deprisa, la viga central de la Iglesia se cayó, arrastrando con ella todas las paredes y el techo, los ladrillos se cayeron encima, el circuito eléctrico hacía chispas y las velas hicieron un incendio, todas las personas intentaron huir, pero quedaron sepultadas, los bomberos vinieron en cuánto pudieron, los pocos supervivientes que hubo después de la tragedia, era dónde todavía no habían llegado las llamas y quedaron un pequeño hueco en los escombros, esa era la parte lateral, dónde acostumbraba a ponerse la familia de Ben, al lado del confesionario, cuando pasó esto, su padre cubría a su hijo y a su mujer, pero el hermano de Ben quiso proteger también a su madre, por lo que al padre le pilló el derrumbamiento del tejado y a su hermano uno de los escombros fue a parar a la nuca, matándole, su madre se encontraba debajo de los dos, como si su marido y su hijo fueran un escudo que la protegía de todo mal. Ella salió muy grave, como los pocos supervivientes que hubo, gracias a Dios se recuperó de toda las heridas, excepto del pie derecho que se le tuvieron que amputar, ya que todos los escombros le pillaron la pierna derecha y le rompió el tobillo entero.-Tatiana se quedó en una especie de shock y yo terminé de contarlo recordando lo mal que lo debió haber pasado la señora Puee y Ben.-Su madre desde entonces está en ayuda psicológica, por las depresiones que le vienen especialmente en esta parte del año.- Empiezo a llorar de recordar lo mal que lo pasaron, Ben vuelve, sabía que aunque hubiera dicho que se iba, en verdad estaba escuchando detrás de la puerta, a él se le escaparon las lágrimas y los tres nos abrazamos.
-Este año tengo la misma edad que él cuando murió-dice Ben llorando recordando a su hermano.
Cuando nos serenamos Tatiana sacó la conversación.
-¿Y sigues creyendo y teniendo la misma fe después de esto?-pregunta Tatiana.
-Todos pronto o tarde nos toca morir. Nosotros no creemos en Dios ni vamos a misa solo porque queremos que nos de todo lo que queremos, sino porque creemos que hay una vida eterna después de esta, dónde mi padre y mi hermano estan llenos de felicidad. Y además su muerte no fue lenta y dolorosa, apenas sufrieron. Otras personas las diagnostican una enfermedad mortal; su muerte es larga y llena de sufrimiento. Mi madre físicamente solo perdió un pie, y podría haber sido peor, mi madre es una de las supervivientes que mejor salió, otras se quedaron en coma, que desde entonces no han despertado, otras se han quedado tetrapléjicas y otras se han suicidado, mi madre en cambio, sale adelante por ella, por mí y porque tiene las mismas creencias que yo, se refugia en la fe a Dios, ella tiene deseo de salir adelante, y así ha sido, mi madre podría haber dependido siempre de una muleta, y ahora mismo se vale ella sola con un implante. Además mi madre tiene el consuelo de que en ese derrumbe no se ha quedado sola, me tiene a mí, y mis abuelos siguen viviendo para darla ánimos y apoyo psicológico en este momento, la psicóloga es una amiga suya, lo único que hace es desahogarse pero se queda muy agusto, y la vida sigue, con cosas buenas y con cosas malas. Siempre hay alguien que está peor que tú y si esa persona la estás viendo es porque sigue viva y sigue luchando, y todas las personas tenemos la misma capacidad de seguir para alante, así que si otros pueden en peores situaciones, tú en mejores condiciones igual.

El minidiscurso que hizo Ben para explicar nuestra devoción a Dios, fue como yo me habría expresado, no lo podía haber dicho mejor. Le di un abrazo y nos preparamos para ir a la Universidad.

-Oye Candy, ¿y cómo que no has dormido en la habitación?-dice Tatiana con cara pícara en el autobús que nos lleva todas las mañanas a la Uni.
-En caridad hacia mi persona por lo ocurrido hace cinco años.-dice con diversión Ben para que veamos que todavía queda un poco de esencia en él en este día tan marcado.

Hoy me toca salir la última, me toca coger el autobús sola, Ben y Tatiana salían más temprano.

Aprovechando a que estoy sola y que no me apetece irme a casa, doy una vuelta por los alrededores, mientras paseo me llama mi padre, por mucho que le quiera evitar, es mi padre, así que me pongo a contarle que hoy he salido más tarde y él se me pone a hablar de lo diferente que eran los tiempos. Antes tenias que estudiar de todo un poco y cuando llegabas a la Universidad, tenias que estudiar medicina general y luego especializarte, ahora, en el 2025, te puedes especializar desde el primer año aunque das medicina general una hora al día, eso sí, antes hacían un año menos o dos para conseguir una carrera y nosotros son seis duros años.

Cuando cuelgo llego a una tienda, me parece curiosa, es una tienda que parece pequeña y antigua pero sin embargo por dentro es acogedora y con varias plantas, una mujer canosa se albergaba detrás del mostrador, esta planta tenía juegos de inteligencia, ¿esos juegos que por más que te comas la cabeza nunca salen?, pues de esos hablo. Bajo la escalera en espirales muy cerradas, que conducen a la planta baja, desde luego que esta tienda "Salamanu Balata" debería plantearse las estrecheces de otra forma. La planta baja tiene productos de talleres sobre como hacer experimentos y ese estilo de cosas. Subo dos plantas arriba y esa parte era sobre productos curanderos de la India. Sigo ascendiendo a la siguiente plata y última y me encuentro con un montón de disfraces de Halloween, estaban muy bien conseguidos los detalles, parecían que los objetos hubieran salido de la película pero como la tienda era tan reducida no había ni un solo alma, encima hace frio, cada cierto tiempo hay corrientes de viento, yo creo que tienen puesto el aire acondicionado todavía y debe de estar estropeado porque da atracones de frio. Salgo de la tienda despidiéndome de la mujer canosa.
Puse rumbo hacia la Universidad, donde estaba la parada de autobús que conocía, ya estaba atardeciendo, cuando veía la Universidad de lejos, vi a Douglas saliendo con una panda de chicos, así que me paré, me negaba a encontrarme con él y a que me humillara, hoy no me apetecia ser la víctima de sus tonterias, suspiré, todavía faltaban cinco minutos para que viniera el autobús, y si perdía este tendría que esperar media hora, así que viendo como único remedio para no encontrarme con Douglas y no estar esperando al autobús, me vi obligada a preguntar hacia dónde se encontraba el metro, Tatiana no usaba este medio de transporte, salvo casos muy imprescindibles, por eso yo no tenía ni idea de dónde se hallaba, tardé un cuarto de hora en encontrarlo, yo vivía en Madrid, pero en un pueblo, por lo que las veces que había montado eran contadas y además venía mi madre conmigo, nunca sola, así que me tocó andar preguntando a los guardias jurado, cuando por fín estaba en el andén del metro, me senté en uno de los bancos para esperar, al final había tardado igual que el autobús en llegar. Cuando oí el metro de fondo me preparé para entrar, una chica que se situaba a un metro apróximadamente de mí estaba rozando la zona amarilla del andén, las personas fueron sumándose, preparándose para entrar, de repente oigo gritos de fondo.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora