Capítulo 17

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Al asomarme veo a Ben saludando a personas. Han venido un matrimonio, un niño y una niña, la niña tiene ojos azules color cielo, piel como la nieve, labios sonrosados y un pelo color caoba castaño con tirabuzones, en cambio, el niño que está cogido por su madre tiene pelo color chocolate, ojos marrones oscuros y la piel pálida pero menos que la de la niña.
Me meto otra vez en la cocina y al minuto viene.
-Lo siento por la tardanza, es que ha venido mi hermana con mi cuñado y sus hijos. -dice la anfitriona de la casa, volviéndose a sentarse.
-Alana, ¿quién nació antes de los mellizos? -pregunto por curiosidad.
-Nació primero Alicia y luego Peter con diferencia de dos minutos. ¿Por? -me pregunta.
-Curiosidad. -digo sonriendo.
Terminamos el trabajo y me dirijo al salón, dónde Ben está sentado en el sofá rodeado de niños y la hermana de Alana y su esposo, hablan animadamente con el niñero de la mañana.
Al verme Ben, se empieza a levantar y me empiezo a despedir de todos, me dirijo a los niños y les doy un besito a cada uno, excepto al más pequeño, el primo de los mellizos, que sigue cogido por su madre, a él me limito a besarle la manita mientras que me mira con sus grandes ojos marrones y su chupete.
Cuando veo que ya nos dirigimos a la puerta veo que Ben tiene problemas para irse, porque la prima de los mellizos abraza la pierna de Ben mientras que mira sonriente hacia su cara, y él hace lo mismo, pero mirando hacia abajo.
-Wendy, deja a Benjamín, que se tiene que ir.-dice la hermana de Alana.
-Wendy, ¿es que quieres acompañarme a mi casa? -le pregunta Ben, ella no responde sino que sonríe mientras que se le cae el chupete en el aire, ya que lo lleva colgando y no puede caer al suelo. -Tú tienes que seguir jugando con tus primos y cuidando de tu hermanito John. -Ben se agacha, la da en beso y nos vamos.

Cogemos el autobús y cuando llegamos al patio de la grande casa de Tatiana, que  se ha convertido en la nuestra también, llamamos al timbre. Cuando abre la puerta Tatiana se la ve con mala cara.
-Todavía no hemos terminado, estamos acabando, lo digo por si quereis ir haciendo la comida, porque son las cuatro menos cuarto. -nos avisa Tatiana antes de entrar.
Como si no hubieramos entrado en la casa ni hubiésemos pasado delante de sus narices, ninguno de los invitados nos saluda.
Ben y yo nos quedamos en la cocina y buscamos una receta por Internet, ya que ninguno tiene ni idea de cocina, vemos una receta que parece fácil y sencilla y comenzamos a hacerlo.
Al final terminamos la receta, que era un Revuelto de setas, la presentación no era la mejor pero olía que alimentaba, y más a estas horas que nos rugían las tripas como leones.
-No nos ha quedado nada mal, hacemos buen equipo. -Me dice Ben filosofando mientras que prueba nuestro delicioso plato.
Como nos estaba gustando el plato, mientras comíamos nos pusimos a hacer nuestro segundo plato, Bolitas de queso, sabían muy bien, pero se nos quemaron un poco. Cuando terminamos, al ver que Tatiana seguía con el trabajo, decidimos asomarnos, vimos que ya estaban recogiendo. Cuando ya se estaban dirigiendo a la puerta, mientras Tatiana se despedía de Saúl, Douglas puso la mano en el bolsillo trasero de los vaqueros de Lissa, cuando Tati cerró la puerta, me quedé pensando. ¿Lissa y Douglas saliendo?  ¿Puede existir una pareja tan explosiva?
-Chicos, Douglas y Lissa están saliendo. -dice Tatiana confirmando mis sospechas.
-No lo había notado. -dice Ben con sarcasmo después de ver la ultima escenita.
-Tati, te hemos dejado la comida que hemos hecho encima de la mesa, ya estará fria así que calientatela en el microondas,  yo me voy a lavar los dientes. -digo informándola.
-Okey-me dicen Ben y Tatiana al unísono.
Cuando llego al baño, abro el mueble, cojo la pasta de dientes, luego el cepillo y cuando lo voy a mojar para echar la pasta. Grito como alma que lleva el diablo al ver una cosa negra, espachurrada y con sangre entre los pelos del cepillo de dientes. Ben va a mi encuentro.
-¿Candy? ¡¿Qué te pasa?! -dice Ben un tanto preocupado. Le enseño mi cepillo. -¿Enserio? ¿Para eso has gastado tanta potencia en tu voz  y me has hecho perder un kilo mientras venía a tú encuentro?-asiento miedosa con la cabeza. Se le ve con un poco de molestia por haberle dado un susto para nada.
-¿Y ahora qué hago? Solo me traje este cepillo de Madrid. -digo sabiendo que lo que me espera es quedarme con el mal sabor de boca hasta que compre el cepillo.
-Pues hija, como no quieras usar un estropajo para limpiarte los dientes, no te va a quedar otra que comprarte otro. -me responde Ben con sarcasmo, yo le doy un pequeño golpe el hombro a lo que él se queja.
-¿Me acompañas luego a comprarlo?- le pregunto.
-Estoy cansado, pero te acompañaré.
-¿Cansado?  ¿De qué?  ¿De quedarte toda la mañana sentado en el cómodo sillón de Alana?
-No maja, de jugar con lo niños, un buen deporte que te vendría bien para acabar con esas carnes de las que habla Douglas. -me pone a prueba mi mejor amigo.
-¡¿Qué?! -me quedo petrificada, Ben no me suele echar nada en cara de lo que le digo.
-Era una broma. -me saca la lengua riéndose y mostrando sus hoyuelos.
-Pues esa broma no tenía ni pizca de gracia. -le digo enfadada.
-Candy, debes de aprender a ser más segura de ti misma o la vida te hará picadillo jugando con eso a su favor.
-No es fácil hacerlo. Te recuerdo que siempre he sido una chica de una autoestima no muy alta que digamos.
-Pero eso es porque te obsesionas. Empieza ha decirte a ti misma las cosas, aunque no te las creas y al final acabarás engañando a tu cerebro. -me aconseja Ben.
-Ya, ¿pero para qué voy a decirme las cosas para engañarme si luego me voy a decepcionar? -pregunto sin entender nada.
-Porque tu cerebro lo creerá y lo conseguiras.-responde encogiendose de hombros como si fuera obvio.
-¿Y si no es así?-pregunto viendo que también existe esa posibilidad.
-Pues no te puedes atascar ahí, sino ser más ambiciosa e ir a por más cuando no te quedes conforme.-sin más se va y me deja reflexionando.

Cuando son mas de las ocho de la tarde decido prepararme para ir a comprar el cepillo de dientes, pero ahora que lo doy vueltas. ¿Quién ha sido el responsable de que haya matado una mosca con MI cepillo de dientes? Obviamente no culpo a Tatiana, pero es que ella no deja entrar en nuestro baño a nadie, solo a Ben, a los invitados lo manda al cuarto de baño de abajo.
Mientras que estoy en mis pensamientos el ruido de mensajes de mi móvil suena. Lo cojo y miro los mensajes, me han metido en un grupo con todos los de medicina. ¿Quién tiene mi número para que me hayan metido?  Veo los mensajes y lo ha creado Lissa Belanova, que la diferencio por su foto de perfil; sigo leyendo todos los mensajes que ponen y me paro en un video, lo descargo y mientras voy mirando los comentarios. Vienen comentarios que al meterme en la foto de perfil veo que el número pertenece a Douglas.

DOUGLAS(20:23): Aquí os dejo un video que os entretendrá la tarde, es que me está ocupando sitio en la galeria pero no quería borrarlo sin enseñaroslo.

Y luego varios comentarios haciendo referencia al video, unos de compasión como "pobrecita", "qué malos sois" y otros de emoticonos de risa y siguiendo el rollo al video, pero sin darme ninguna pista de que va. Cuando se me descarga, veo bien la portada del video y ya sé por dónde van los tiros. Decido si abrirlo o no, pero la curiosidad de como actúo ante las dificultades me gana, y acabo viendo el video de mi humillación de ayer. Cuando termino de verlo decido borrar al video, me veo muy mediocre.
-Candy, ¿estás ya?-me habla desde la planta de arriba.
-Sí. -digo dejando mis pensamientos a un lado.

Salimos hacia abajo y esperamos en la parada de autobús, al minuto de estar esperando, Douglas sale de su casa a tirar la basura, al principio no se da cuenta de nosotros, además empieza a anochecer y no se distingue tan bien como en la claridad de la mañana. Pero cuando vuelve de tirarla se da cuenta de nosotros.

Utopía EnvenenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora