53. ALEXANDRA

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ALEXANDRA

Lo recuerdo como si fuera ayer... Escuche a mi padre hablar con un amigo...-. Empiezo a decir, Alex me mira con gran atención.

-¿Se lo has dicho ya?-. Dijo el chico con el pelo rubio.

-No, no lo voy ha hacer-. ¿Decirme que? Ni siquiera lo sabía, tan solo llevaba con mi padre dos semanas. La relación no había ido a mejor, era todo distante, las conversaciones... los gestos, él no me quería ahí y se notaba a la legua.

-Es irresponsable por tu parte-.

-No puedo decirle que fui yo quien maté a su madre-. Pegó un fuerte golpe en la mesa dejando las cartas de Black Jack al suelo. -Tan solo lleva aquí dos semanas, quiero ser un buen padre-. Mentira.

-¿Como la encostraste?-. Mi padre dio un largo trago a la cerveza.

-Me encontró la policía-. Rió. -Y me la trajeron-.

-¿Como supieron que es tuya?-.

-Esa puta lo escribía todo-. No sabía a que se refería con que él mató a mi madre, mi madre murió de una sobredosis.

Caminé hacia atrás un poco confusa, quería ir a la puerta, esa noche había quedado con Mason. Pero tropecé e hice un gran estruendo haciendo que Ethan saliera al vestíbulo.

-¿Estabas escuchando?-. No sabía que decirle.

-¿Tu mataste a mi madre?-. Eso es lo único que conseguí decir. -Acabas de decirle-. Señalé a su amigo. -Que tu mataste a mi madre-.

-Te llamo mañana-. Dijo Ethan estrechándole la mano. Cuando su amigo salió, no me acuerdo de como se llama, siempre venía. El caso es que cuando su amigo se marchó me ignoró y volvió al comedor para sentarse en la silla. -Ven-. Dijo fríamente.

Obedecí ignorando que Mason me esperaba fuera.

Me senté en la silla que quedaba delante de él. Habían cinco cervezas a su lado, la que tenía en la mano se le estaba acabando. Era la sexta, así que podríamos decir que aunque iba borracho no lo aparentaba.

-No maté a tu madre en el sentido literal, pero sí, la maté-. El mundo se me paró.

-¿Como se mata a alguien en un sentido no literal?-. Dije muy enfadada.

-Verás Alexandra-. Suspiró. -Antes... lo dejé hace unos meses...-.

-Suéltalo de una vez-. Dije con las lágrimas ya en los ojos.

-Era traficante, le vendía droga a tu madre-. Ríe.

-¿Por que cojones te ríes?-. Dije llena de rabia.

-No me pagó, cuando fui a cobrarle no me abrió, me colé por la ventana, y me la encontré medio muerta-. Volvió a reír y la sangre me hervía, quería matarle. -Le pregunté que donde estaba mi dinero, la ignoré cuando me dijo que me fuera y busqué por todo el piso, ella se levantó intentando no caerse, era fácil seguir buscando-. Abrió otra cerveza. -Estabas tú, encima de su cama, rodeada de botellas, jeringuillas y condones usados, era repugnante-. Eso hizo que me derrumbara aun mas, vio a una pobre niña de cinco años y ni siquiera pensó en mi. -Vino hacia a mi con un jarrón, forcejeé contra ella hacia fuera de la habitación, la empujé y se desnucó contra la mesilla tras tropezarse, estar drogada le hacia mas patosa-.

-Pero... no murió así-. Aseguré. -Yo la recuerdo con una jeringuilla en su brazo-.

-La puse yo, de esa manera no se matarían buscando la causa de la muerte, tenía suficientes drogas en su cuerpo como para morir de una sobredosis-.

SOY ALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora