5. ALEXANDRA

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Se me escapa un sollozo ahogado. No puedo parar de recordar lo mal que ha ido todo, he metido la pata hasta el fondo, no tendría que habérselo dicho nunca. Todo hemos cambiado, todos cambiamos, incluso él. Lo que sentíamos ha desaparecido. Todo ha desaparecido. No somos Gusygu, tan solo somos Alexander Marin y Lucy Parks, dos desconocidos que comparten una hija.

-Eh...-. Mark me abraza por la espalda. Noto su cálido cuerpo contra el mío. -Lucy... no llores-. Me da un beso en mi cuello y me abraza con más fuerza, es confortable. Aunque sigo sin poder olvidar la mirada de odio que me ha dedicado Alexander esta tarde. Sigue creyendo que ella le dice la verdad. He arriesgado a Wen contándoselo todo, ahora él se lo dirá a Martha.

-Lo siento-. Me seco las lágrimas.

-No... no te disculpes-.

-¿Crees que soy una idiota?-. Me giro y él se separa de mi para encender la luz de la mesilla. Resulta cegador un instante, pero luego mis ojos se adaptan a él.

-Creo que él es el idiota-. Me pone el pelo detrás de la oreja con dulzura.

-¿Que voy ha hacer ahora? Mark-. La voz se me quiebra.

-Tienes que marcharte...-.

-Alexander se lo habrá contado todo a Martha-. Termino lo que él iba a decirme pero no ha dicho para que no me sienta tan estúpida. Mark me había dicho que era mala idea, que jamás me creería.

-Chuck no se va a andar con rodeos. Tenéis que marcharos-. Murmura. ¿Como le explico a una niña de seis años que tiene que dejar su vida atrás?

-¿Donde?-.

-¿España?-.

-No quiero estar sin ti... ven conmigo Mark, ven con nosotras-. Me incorporo y le miro fijamente.

-Sabes que no es seguro para vosotras...-. Adoro a Mark. Es un buen padre, un buen novio, un buen amigo y amante. -...quedo aquí-.

-Iran a por ti, Mark-. Me pongo de cuclillas encima de él, sentándome encima de su cadera. -Chuck descubrirá que hemos estado juntos e irá a por ti, no sé como todavía no se ha dado cuenta-.

-Porque sigue creyendo que te vas a someter a él toda tu vida-.

-¿Y no es eso lo que hago?-.

-No. Solo una parte de ti lo hace. Por eso estás conmigo-.

-No... estoy contigo porque te quiero-. Sus ojos se abren levemente y parpadea un par de veces muy rápido.

-Acabas de decir que me...-. Pone sus manos en mis caderas todavía muy sorprendido. Conocí a Mark hace cuatro años, cuando llevaba con Chuck dos. Fue curioso como nos conocimos y extraño, pero esa es otra historia. -...l-lo has dicho-.

-Sí-. Hace una pequeña risita y sonríe como un niño pequeño.

-Dilo otra vez... ha sonado muy bien-. Sus ojos marrones desprenden tanta dulzura que es imposible no caerse rendida a ellos. Su pelo marrón claro acompaña de una manera deliciosa su expresión juguetona y a la vez seria cuando es necesaria. Esa sonrisa perfecta y reluciente.

-Sabes que no me gusta decirlo...-. Me inclino sobre él. Mis pechos desnudos acaban sobre el suyo también desnudo. Acerco mis labios a los suyos. -Te quiero...-. Lleva una de sus manos a mi nuca y me besa con pasión.

-Yo también te quiero ¿Sabes?-. Me incorporo de nuevo.

-Sí-. Asiento. -Lo sé-. Estoy enamorada de él. Le quiero y ojalá nos hubiéramos conocido en otras circunstancias. -Si me pasara algo Mark...-.

SOY ALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora