67. ALEXANDRA

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Me mira fijamente. Como si lo que acabara de decir estuviera fuera de lugar.

Mierda ¿Porque lo he dicho? Está fuera de lugar. Él es él y yo... soy yo. Está totalmente fuera de mi alcance y no me lo merezco. Me acosté con su mejor amigo ¡Joder!

-Siento haberte puesto en un compromiso. Soy estup-. No me deja acabar. Se inclina hacia adelante. Junta nuestros labios. Al mismo tiempo, pone su mano en mi nuca, hundiéndola en mi pelo. En cuanto me besa. Suelta un gran suspiro. De alivio, de placer, de satisfacción, un suspiro que dado a su intensidad y pesadez podría categorizarse como una especie de gemido.

Abro los ojos. Tiene el ceño fruncido, como si lo estuviera esperando des de hace mucho, como si fuera necesidad.

Entreabro mi boca y introduce su lengua enseguida, para empezar un beso totalmente increíble, para fundir nuestras lenguas en una, para decirnos todo con ese beso.

¿Que hay de mi?

Siento un gran cosquilleo por todo mi cuerpo, siento ese sentimiento tan especial, apacible, perfecto de mis sueños, siento paz, me siento viva.

Seguimos besándonos sin descanso. Pone su mano tras mi espalda y me tumba para ponerse encima de mi. Eso sí. Sin dejar de besarme. La verdad es que yo tampoco quiero que pare.

Me siento bien. Por primera vez en mucho tiempo me siento realmente bien.

Usa sus dos manos para acariciarme, tocarme, pasa sus manos por mis pechos, mis caderas. Se detiene ahí. Levanta con ambas manos mi cadera presionándola contra la suya. Noto su erección. Suelto inconscientemente un gemido ahogado por nuestros besos. Pone su mano sobre unos de mis pechos y lo masajea, intensifica su beso, convirtiéndolo en uno mas pasional. Suelto de nuevo otro gemido y a los pocos segundos, casi a la vez suelta él uno, ronco y sexy.

Sigue entretenido con mi pecho. Baja la otra mano lentamente por mis costillas, estómago hasta llegar al botón de mis tejanos.

Yo desabrocho su cinturón. Le subo la camiseta torpemente.

-Déjame a mi-. Se incorpora poniéndose de cuclillas. Se quita la camiseta.

Observo su definido y perfecto cuerpo.

Y recuerdo algo. Algo que no me gustaría pensar. Algo que preferiría que desapareciera de mi cabeza para siempre.

¿Porque está conmigo? ¿Porque no con Martha? ¿Porque no con alguien de su altura? no merezco a alguien como él. 

-Alex...-. Murmuro.

Vuelve a mi, vuelve a ponerse sobre mí con cuidado.

-Par-. Callo cuando abandona mis labios y se dirige a mi cuello. Un fuerte cosquilleo me nubla los sentidos. Un fuerte cosquilleo que me hace olvidar esos pensamientos de destrucción, esos pensamientos que aunque se que están mal, soy incapaz de eliminar.

-Te quiero ahora-. Dice contra mi cuello. Baja sus besos a mi escote. -Quiero hacértelo. Ahora-. Su voz es seductora, caliente.

Se supone que es mi novio. Tengo que acostarme con él. Me acosté con Nick. Se lo debo. Tengo que querer. Aunque no esté lista. Aunque quiera y no quiera a la vez. Aunque tenga las suficientes ganas, pero que esas ganas, sean ganadas por la inseguridad.

Pasa sus manos por detrás de mi espalda y con un rápido movimiento sobre mí camiseta, desabrocha mi sujetador. Me quita la camiseta, me dejo. Aparta mi sujetador, lo deja a un lado y gime en cuanto pone su mano en uno de mis pechos totalmente desnudos.

Baja más sus manos y las detiene en la cintura del tejano. Los arrastra por mis piernas hasta mis rodillas, hasta que su cuerpo sobre el mío le deja. Vuelve a mis bragas.

SOY ALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora