9. ALEXANDRA

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Me despierto agotada. Los ojos me pesan más de lo normal. Es horrible. Wen está tumbada a mi lado, dormida. Llevo la camisa de Alex, pero él no está en ningún sitio. Miro a Wen de nuevo, tiene un golpe en la frente con un pequeño corte que ya está curado.

Escucho gritos en el piso de abajo. Salgo de la cama asegurándome una vez más de que Wen está ahí, respira y parece estar bien.

-...¡De eso nada!-. Grita Alex. Me asomo a la puerta del salón, está de espaldas, así que no me ve. -¡Me da igual!-. Está hablando por teléfono, está muy enfadado. -¡Me importa una mierda! ¡Es mi hija a la que casi secuestran, la que está inconsciente! ¡Es mi familia la que está en peligro!-. Su tono cada vez es más fuerte. -¡Estás despedida! Te pago para que asegures la casa, para que ellas estén a salvo y no eres capaz de hacerlo-.  Cuelga el teléfono, lo tira contra el sofá. -Mierda-. Se pasa sus manos nervioso por su cabeza. -¡Joder!-. Se acerca a la pared y le da un puñetazo, da otro. Voy a él rápido y cojo su puño antes de que de el tercer golpe.

-Vale...-. Le abrazo, pongo mi mejilla en su cara y noto como todo su cuerpo se relaja. -No te preocupes-. Levanto mi cabeza y veo como asiente. -¿Que ha pasado? ¿Quien le ha hecho eso?-. Se gira y va a sentarse al sofá.

-Creo que la misma persona que intentó matarme. Wen despertará dentro de poco, solo le han dado un golpe... no te preocupes-.

-¿Quien podría hacerle eso a una niña?-.

-No lo sé... pero como me entere de quien ha sido...-. Aprieta sus puños con fuerza. -Tengo que decirte algo, Alexandra-. Me mira con los ojos llenos de lágrimas. -Tendría que habértelo dicho anoche... pero no tenía fuerzas, decírtelo es aceptarlo y... no puedo-. Ahora no sé si quiero saberlo.

-¿Tan malo es?-.

-Si...-. Murmura en un hilo de voz.

-Entonces no quiero saberlo-. Me mira extrañado. -Lo de anoche fue lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, quiero seguir con esta pizca de felicidad durante un tiempo-. Se acerca a mi con una tenue sonrisa y me besa. Acaricio su mejilla.

-Te quiero tanto que incluso duele...-. Murmura a escasos centímetros de mi boca. Vuelve a besarme con una dulzura poco normal que apenas ya recordaba. Mi cuerpo reacciona a su dulzura, a su amor y cuidado, mi piel se eriza por completo y siento que algo en mi va a explotar por tanta felicidad. Cuando le beso siento que lo único que me importa es él. -No soportaría volver a perderos...-. Abre los ojos.

-No vas a perdernos-. He vuelto a recordar lo que es sentirse querida al completo, mejor dicho... he vuelto a sentir que es volver a querer a alguien de una manera tan completa. Mark significa mucho para mi... pero nada puede superar el amor que siento por Alex —salvo el amor hacia Wen, pero es un amor distinto— pasar la noche con Alex, de ese modo, haber hecho el amor por primera vez en tanto tiempo... me ha vuelto a recordar lo bonito que era tenerle, la felicidad que me transmite aunque el mundo se esté derrumbando a mi alrededor.

-Será mejor que estés con Wen cuando despierte, estará aterrorizada-. Me besa en la frente y vamos arriba.

Ambos nos tumbamos abrazados al lado de Wen, esperando a que despierte. Pero nos separamos cuando suena el teléfono de Alexander.

-Mierda-. Dice saliendo de la cama. -Martha. En el hospital ha habido mucha faena. Ya sé que son las once, me han alargado el turno-. Me mira. -No la metas en esto, estás paranoica-. Se gira y habla más flojo. -Me voy a casar contigo, por el amor de dios no te reconozco. Tranquila... está bien-. Suspira. -Adiós-.

-¿Tienes que irte?-.

-Sí-. Su teléfono vuelve a sonar. -Ya te he dicho que-. Calla de golpe. -¿¡Que!? si pero...-. Se vuelve totalmente pálido. -¡No! ¡Lo hice! se me olvidó, estaba despierto pero volví a inyectarle... ¡No me culpes! ¡Si tu te dieras más prisa en acabar con ese amigo que no me dices quien es podría matarlo!-. Me mira. -Allí estará-.

SOY ALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora