Alex se remueve otra vez en el asiento. Mira a Chuck que sigue dormido, inconsciente. Agarra con fuerza ese sobre, como si tuviera miedo de que se le escapara. Mueve el pie en un signo de nerviosismo y puede que algo de estrés.
Yo controlo una y otra vez sus constantes vitales. Tiene que despertar ya. Está todo listo. Mark me ha advertido, ella me ha advertido, intentará provocarme para que le parta la cara, y yo quiero hacerlo y últimamente no soy capaz de ignorar a mis deseos más inapropiados e inoportunos.
Alex me mira nerviosa, cuando la miro me declara una sonrisa de tristeza ¿En que estará pensando? Daría lo que fuera por saberlo. ¿En lo de ayer? Tengo cita con la doctora Marshall esta tarde —si Chuck me lo permite—. Luego iré a casa, dejaré a Martha y volveré a Nueva York con ella, tiene su primera quimioterapia, espero llegar a tiempo, en teoría son solo quince minutos de retraso, espero que sean menos. Tengo todo meticulosamente planeado y controlado.
-¿Que pasa si se niega?-. Me pregunta otra vez mirando a Chuck.
-Ya lo hemos hablado-. Le declaro mi mejor sonrisa tranquilizadora. -Él tiene más que perder y podemos demostrar tu inocencia-. Asiente.
¿En eso pensaba? no me creo que solo sea eso, normalmente su cabeza va a mil por hora. Como la mía últimamente, o puede que nos hayamos intercambiado las tornas.
Mi teléfono suena de nuevo, Martha otra vez. Lo ignoro, ahora no es momento de hablar con ella y perder los papeles, tengo que estar sereno para enfrentarme a Chuck, ya no se trata solo de Alexandra, lo de Chuck me incumbe por completo, ellas son mi familia y este capullo les ha amargado la vida y se la está amargando cada día un poco más, que quedara en coma solo ha sido una pausa, una prueba de lo que sería lo nuestro sin él, sin nadie que se interponga, ha sido una pequeña muestra gratis para que nos hagamos la idea de que existe algo más... me alegro de que Mark lo dejara así, pero me hubiera gustado acabar con esto ya definitivamente... puede entrar en prisión, sería lo mejor, Mark estuvo de acuerdo, pero ambos sabemos que nos costará años, aunque sus delitos sean graves.
-Alexander-. Alexandra se pone a mi lado y pone una mano sobre mi puño cerrado que hay encima de la cama, junto a Chuck. -No puedes hacerle nada-. Murmura. Relajo mi mano.
-Lo sé-. Asiento, me da un beso lento en la comisura de mis labios. Mis nervios se calman.
-Debí suponer...-. La voz cansada de Chuck nos hace separarnos. Se incorpora lentamente con cara de odio hacia ella, ella tiene una expresión de miedo indescriptible.
-Yo de ti no haría eso-. Intervengo y lo vuelvo a tumbar empujándole del pecho con la máxima calma que puedo sacar de mi ser.
-Voy a contarlo todo-. Le dice. Ella sigue muda, el pánico le puede, y eso me cabrea, saber que alguien es capaz de acabar con su fortaleza me cabrea y me frustra, ella no se merece esto.
-No-. Digo cogiendo aire. -Te tenemos cogido por los huevos, así que no volverás a verlas-.
-¿A caso no sabes quien soy? no somos tan diferentes-. Dice con desprecio.
-Esto son fotografías de todos tus negocios-. Digo dándole el sobre marrón. -Tráfico de drogas, tráfico de personas y de órganos-. La expresión de Chuck es seria, no muestra ni un signo de decepción, arrepentimiento o frustración. Las mira de forma pasiva.
-¿No me lo puedes decir tú? zorra asquerosa-. Cierro mis puños y reprimo las ganas de matarlo. -¿O es que necesitas a tu puto?-.
Alexandra da un paso al frente pero la puerta se abre detrás de nosotros.
La madre de Chuck entra y nos mira. Veo como Chuck esconde las fotografías ¡Ha funcionado! ¡Ese es el secreto que necesitábamos!
-Señora Coleman-. Extiendo mi mano. -¿Me recuerda? soy el médico de su hijo-.
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SOY ALEX
Novela JuvenilElla es Alex. Él es Alex. Ella tiene ocho ciudades a su espalda. Él siete. Pero no sólo tienen el nombre en común, si no, una ciudad del pasado donde los dos siguen buscando algo que les haga sentir lo mismo. Venganzas, asesinatos, familias comp...