8. ALEXANDER

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Tengo que llegar a la habitación de Chuck antes de que sea demasiado tarde. Martha no me ha dejado salir de la cama y el accidente me ha impedido inyectarle el medicamento para que siga en el coma inducido. Si no ha despertado ya será todo un milagro.

Me levanto de la cama y ordeno mis pensamientos lo más rápido posible mientras me visto con mi uniforme.

1. VER A CHUCK

2. PAGAR A LA PRENSA PARA QUE ELIMINE LAS NOTICIAS

3. IR A VER A ALEXANDRA Y EXPLICÁRSELO

Salgo de la habitación y con normalidad voy a la habitación de Chuck, también espero que no le hayan dado su caso a otro médico... aunque con suerte no habrá nadie vigilando, seguro que tiene seguridad, pero todos descansan en algún momento.

En efecto, no hay nadie en la puerta. Entro discretamente en su habitación, como si fuera normal, como si no fuera a condenarle a otros días de coma inducido sin posibilidad de despertar.

Cojo los frascos de mi bolsillo y una jeringuilla limpia.

-¿Que haces tú aquí?-. Miro hacia abajo mientras acabo de inyectar el líquido en el catéter. -Tú estás detrás de todo esto, ella te ha llamado-. Dice con rabia.

-Solo hago mi trabajo-. Digo tajante.

-Voy a matar a esa zorra-. Me dan ganas de asfixiarlo, de matarlo sin compasión. -¿Donde está?-. No contesto, miro la pantalla que controla sus ritmos cardíacos y sus pulsaciones esperando a que bajen. -Mataré a esa mocosa asquerosa-.

-No estás en condiciones de amenazar a mi hija-. Sonríe triunfante y yo me abofeteo tantas veces como me es posible. Le acabo de decir que ella está en contacto conmigo, que sé que Wen es mi hija, que sé lo que hace.

-Estáis muertos-. Dice con una sonrisa. -Tú y ellas. Estáis muertos-.

-Cállate-. Digo furioso. Sé que intenta provocarme ¿Pero porque?

-Fue tan fácil matar a tu hija... aún recuerdo como gritaba-. Retengo mi rabia y mis impulsos por ir contra él y matarlo, el nudo en la garganta provocado por la impotencia me vence. -Ellas son mías-. Continua. -Y cuando despierte les... ellas...-.

Sus pulsaciones empiezan a bajar.

-Disfruta del coma, capullo-. Digo. Su sonrisa se borra de inmediato. -Espero que vayas al mismísimo infierno cuando te mate-. Chuck cierra los ojos lentamente, abre la boca para hablar, pero no dice nada.

Salgo de la habitación de la misma manera que he entrado, con cautela y actuando normal. Llego a la habitación donde estaba.

Aquí tendré privacidad.

Marco el número de un viejo amigo que está en una de las mayores revistas de cotilleos, aunque es amigo, el bolsillo le interesa más y tengo que utilizar bien mis palabras.

-¡Alexander Marin!-. Dice animado. -El hombre con la boda más esperada del año y el padre más deseado-.

-De eso quería hablarte-.

-¿Se cancela la boda?-.

-Verás, la prensa se ha enterado y necesito que cortes el grifo de información... queremos más privacidad, queríamos que todo fuera más íntimo-.

-¡Tonterías! tu prometida ha asegurado de que habrá una boda a lo grande-. Mierda. -Vamos Marin-. Suelta una gran carcajada. -Después de tu depresión ella es lo mejor que te ha pasado. Vas a formar una familia con ella, es algo maravi-. Cuelgo sabiendo las consecuencias que tendrá todo esto.

SOY ALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora