Capítulo 3: Los verdaderos sentimientos de Ron (1/3)

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Todos estaban sentados en el Gran Comedor mientras el Sombrero Seleccionador escogía las casas de los sesenta nuevos alumnos que llegaban ese año por primera vez a Hogwarts.

Hermione recordaba perfectamente su primer día, en el que temblorosa, tuvo que subir ante todas esas caras nuevas y sentarse en el taburete. El Sombrero la escogió para Gryffindor y esa mesa rompió en aplausos. En aquel entonces todavía no la juzgaban, pues no la conocían lo suficiente como para hacerlo, sin embargo, no tardaron mucho en lloverle motes tales como: ratona de biblioteca, come libros, sabelotodo, enciclopedia andante o sabionda engreída, y todos esos motes se los debía al ingenio de Malfoy.

- ¡Estúpido Malfoy! - pensó - ¡Es que ni siquiera puede dejarme tranquila en mis pensamientos! - se cruzó de brazos e intentó concentrarse en el discurso que el director había empezado a pronunciar.

- Queridos alumnos, un año más os doy la bienvenida a nuestro humilde colegio. Para los nuevos alumnos, debo mencionar que el Bosque Prohibido y el tercer piso.... – pasaron varios minutos hasta que llegó la parte interesante - ...y finalmente, me gustaría recordar a los prefectos: Alena Grickots y Derek Jefferson de Hufflepuff, Cathy Bhann y Jessica Harrison de Ravenclaw, Draco Malfoy y Pansy Parkinson de Slytherin y Hermione Granger y Dean Thomas de Gryffindor.

Eso no era una gran novedad. En realidad, todos lo sospechaban ya desde hacía algún tiempo.

- Por cierto - dijo finalmente el director - después de la cena espero a todos los prefectos en mi despacho - Y diciendo esto, las mesas se llenaron de exquisiteces y los alumnos empezaron a devorar como lobos.

- Ron, ¿Qué te ocurre? - preguntó su hermana preocupada - ¿No tienes hambre?

- Ginny, eso no puede ser - resopló Harry - Ron siempre tiene hambre, ¿o no? - dijo mirando a su amigo de forma divertida, pero lo que vio lo preocupó. Ron estaba totalmente distraído, mirando hacia la mesa de Ravenclaw. Tenía apenas un muslito de pollo en el plato y ni siquiera lo miraba.

- ¿Ron?, ¿te encuentras bien? - preguntó Hermione, preocupada. Por fin, Ron volvió de su ensimismamiento.

- ¿Qué? ¡Ah, sí, claro! Estoy bien, ¿por qué?

- No, por nada. Tan sólo que la bandeja de pollo que está delante de ti no está vacía - contestó Hermione con ironía - Ven, vamos a ver a la enfermera Pomfrey, ella sabrá qué tienes.

La muchacha lo agarró cariñosamente del brazo para ayudarlo a levantarse, pero él pareció molestarse.

- ¡Déjame en paz, Hermione! ¡No me molestes!

Las palabras del chico le cayeron como un cubo de agua helada. ¿¡Que ella molestaba!? Sólo estaba preocupada por él ¿Qué habría hecho mal? ¿Por qué la trataba tan fríamente? Después de lo que le había dicho se sentía repentinamente mal. Notó unas terribles ganas de llorar, aunque intentó controlarse. Pero al pelirrojo no le importó, se levantó irritado y se marchó.

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora