Capítulo 6: Compartiendo cuarto con Malfoy (1/2)

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Hermione había salido tan disparada de la sala común de Gryffindor que ni siquiera había notado que se había olvidado de las maletas, pero eso ahora le daba igual. Estaba completamente rota, destrozada, dolida, sola. No se sentía nada bien, sólo quería llorar, ir a su cuarto y llorar y llorar hasta desahogarse. Pero no podía hacer eso, pues no quería darle motivos a Malfoy para que se burlara de ella, y mucho menos que la viera en ese estado. Ante ese chico arrogante, no se podía permitir el menor síntoma de debilidad. Era una Gryffindor, no debía olvidarlo.

La chica intentó aislarse en la biblioteca, su lugar favorito, pero a esas horas estaba cerrada y no pudo entrar. Pensó en salir a los jardines, pero le daba demasiado miedo ir sola de noche, así que, para no ser descubierta en mitad de un pasillo, decidió resignarse y, finalmente, subió a su habitación. Abrió la puerta con delicadeza, esperando ver al rubio tendido sobre la cama, ocupándola toda como si fuera el rey, pero no fue así. Draco no estaba. En cualquier otro momento le hubiera parecido extraño y se hubiera parado a pensar en ello, pero en ese instante lo único que quería era desahogarse en la almohada y estar sola.

Se tiró sobre la cama, sin siquiera quitarse los zapatos y empezó a llorar.

¿Cómo podía haberle dicho Ron que ese beso no había significado nada para él? ¿¿Cómo podía?? Para ella había sido lo más especial que le pasaba desde hacía mucho tiempo. ¡Cuántas noches se había ido a dormir pensando en ese beso tan especial, en ese beso que la había marcado! No era su primer beso. ¡Claro que no! Ella ya se había besado antes con Victor Krum, el jugador de quidditch profesional, pero ni de lejos había sido tan especial como el beso de Ron. Fue un algo apasionado, necesitado. Ella había estado enamorada de ese chico desde segundo curso y cuando al fin había conseguido lo que tanto anhelaba, un beso de sus labios, un desesperado beso de esos suculentos labios, él no siente nada, simplemente la ignora y la trata mal hasta que le confiesa que su amor le corresponde a otra. ¿A quién? Eso no se lo había preguntado. Ahora Hermione estaba enfurecida. Tal vez fuera Lavender, ella había sido la primera novia de Ron. Era muy posible. Pero en ese momento no podía estar segura de nada. Sólo de que amaba y odiaba a partes iguales a uno de sus mejores amigos y eso la destrozaba. 

Hermione siguió llorando mucho, mucho rato, hasta que se quedó dormida sobre la almohada. 

Unas horas más tarde, la puerta de la habitación se abrió suavemente y entró un chico rubio muy apuesto. El Slytherin se disponía a echarse en la cama cuando se percató de la presencia de la leona e inmediatamente su cerebro empezó a maquinar maldades. ¿Cómo podría hacerla rabiar? Tal vez podía asustarla, o tirarse encima de ella. Eso le iba a doler. O esconderle la ropa ¡Eh, un momento! ¡La llevaba puesta! En ese instante, Draco se dio cuenta de lo extraño de la situación: Hermione estaba tirada sobre la cama, ni siquiera se había arropado. No llevaba el pijama, sino que seguía con el uniforme y la túnica puestos. Tampoco se había quitado los zapatos y abrazaba fuertemente la almohada.

Draco no pudo resistirse y se acercó para verla mejor. Tenía la cara roja y empapada. ¿Habría llorado? ¡Hermione llorando! ¡Casi no podía creérselo! Conque esa sangre sucia también lloraba. Obviamente, claro. Después de todo, sabía que, en el fondo, era muy sensible, pero nunca se había parado a pensarlo. Simplemente, la creía tan valiente. Nadie nunca había osado plantarle cara a él de la manera en la que Granger lo hacía. Potter y Weasly también lo enfrentaban, pero no era lo mismo, ella lo hacía con un coraje distinto. No era lo mismo.

Hermione llorando, sería una buena anécdota para reírse de ella, pero en ese instante vio como resbalaban más lágrimas sobre su rostro. ¿Qué diablos le pasaba?

Draco se quedó quieto, observándola. Nunca la había visto tan mal. Esa sabelotodo de Granger siempre se hacía la dura, pero ahora estaba llorando, y temblando. Sintió un impulso de abrazarla, pero se contuvo. Que ¿por qué? ¡Pues porque era Granger! ¡No podía abrazarla, se suponía que la odiaba!

Y ahora ¿qué hacía? Tenía que despertarla para que le dejara sitio, también era su cama, pero se veía tan bonita así, durmiendo, tan tranquila, tan frágil. No como cuando se insultaban, que a ella le llameaban los ojos de rabia y se le encendían las mejillas. Ahora se la veía hermosa. Draco nunca se había dado cuenta de lo atractiva que era. Al final, cogió una manta que había sobre una silla y se la echó por encima, él se fue al salón de la torre que compartían y se tumbó en el sofá con otra manta. Ya inventaría mañana algo para justificar por qué no dormía en la cama con ella. Ahora sólo quería olvidarse de ese rostro angelical que le había dejado sin habla.

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Nos vemos el próximo domingo o el lunes como tarde. Besos <3

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora