Capítulo 32: En el Bosque Prohibido (2/2)

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El misterioso joven apodado "Dulluck" sacó de una mochila unos cuantos pergaminos y carteles de «Se busca», todo en completo desorden sobre la roca que les hacía de mesa.

- Entonces, ¿qué es eso tan importante para lo que me necesitas? – inquirió Hermione, impaciente.

Dulluck parecía complacido de que su nueva aliada fuera tan valiente y decidida. Así que decidió contarte la historia desde el principio:

- Hace dos años, cuando tenía 17 como tú, y terminaba mi séptimo año en Hogwarts, un profesor me hizo una peligrosa pero importante proposición: necesitaban a alguien joven, un alumno, que se infiltrara en la orden de los Mortífagos con urgencia. En teoría, la misión sólo iba a durar unas semanas, y lo único que debía hacer era conseguir cierta información sencilla, pero crucial para desmantelar la orden.

- ¡Pero eso Dumbledore nunca lo permitiría! – exclamó Hermione asombrada – Él nunca arriesgaría la vida de un alumno de esa forma.

- Cierto – concedió Dulluck - Pero Dumbledore nunca lo supo. Iba a ser un secreto hasta que obtuviera la información necesaria, momento en que Dumbledore sería puesto al corriente de todo para conseguir su proteccuón. Sin embargo, las cosas no salieron cómo esperábamos. El profesor que me mandó a la misión desapareció misteriosamente un mes después de que me infiltrara en la orden y nunca volvió a saber de él.

- ¡El profesor Gluckig! – exclamó la leona de repente, acordándose de un viejo recorte de periódico que había leído el año anterior en la biblioteca. Lo único que recordaba de la noticia es que el anciano profesor de Hogwarts había desaparecido de repente y había numerosos rumores sobre lo que le podría haber pasado - ¿Te refieres a él?

- Sí. Él fue quién me lo pidió.

- Pero los alumnos comentaban que, días después de su desaparición, Dumbledore había recibido una carta de su parte explicando que se había marchado por un problema familiar o algo así, sin emabrgo, las autoridades creyeron que en realidad Gluckig había enloquecido o algo parecido y que por eso se había marchado.

Dulluck sonrió.

- Esa es la versión que cuenta la prensa, y también el rumor más extendido. En realidad, él nunca llegó a escribir tal carta. La escribió un mortífago.

- ¿Qué? – Hermione se llevó las manos a la boca - Entonces... ¿qué le pasó al verdadero profesor Gluckig? Y ¿qué tiene que ver con el favor que necesitas de mí?

El joven hizo una pausa para darle emoción al asunto, casi parecía complacido; contar historias siempe le había gustado, y más si la joven Granger iba a poder ayudarlo en su empresa. Así pues, prosiguió con el relato:

- El profesor Gluckig fue asesinado.

Hermione se tapó la boca con las manos. ¡Eso era horrible! ¡Pobre profesor! La leona no pudo articular ni una sola palabra más. Estaba aterrorizada ante la idea del asesinato de un profesor y de la ignorancia de la prensa ante tal escándalo.

- Por suerte – continuó el chico cortésmente, al darse cuenta de que Granger se había quedado sin habla –, me envió una carta antes de que lo asesinaran. Me la trajo Narna, la pequeña lechuza, por eso sé que sólo puedo fiarme de ella. Además, conoce los mejores caminos para salir y entrar de Hogwarts sin ser vista.

La leona consiguió articular apenas unas palabras.

- ¿Qué decía la carta?

- El profesor me explicaba que sabía por algunas fuentas que los mortífagos tenían ciertas sospechas sobre mí en la orden. Sospechaban que yo robaba información y se la pasaba a alguien. Y todos sabían que yo había estado muy unido al profesor Gluckig, que era uno de los cazadores de Mortífagos más famosos del mundo, así que decidieron hacerle una visita. Registraron su cuarto de arriba abajo buscando cualquier información que nos relacionara, pero no encontraron nada.

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora