- Cinco minutos – anunció Dulluck, mirándose el reloj – No les queda apenas tiempo.
Se cruzó de brazos y se alejó unos metros caminando por la orilla por si los veía aparecer. Ron y Ginny se sentaron en una roca a modo de silla.
- ¿Crees que lo conseguirán? – preguntó Ginny a su hermano.
- No lo sé. Sólo espero que salgan a tiempo. Si no lo hacen, no podremos sacarlos.
La pelirroja se sentó estremeció. Los dos miraban las aguas que se extendían hacia el horizonte. En la distancia, se veía el castillo. Las torres de piedra se alzaban majestuosas y los muros cubrían las paredes y las protegían de extraños e indeseados. La luz de la luna hacía brillar los cristales y les daba un bello toque fantasmal.
- ¿Crees que nos estarán buscando?
- No, aún no – afirmó Ron, seguro de sí mismo –, pero pronto lo harán. Después de todo, no desaparecen cinco alumnos así por las buenas.
- Supongo que por eso Ángel no quería que viniéramos. Si sólo hubiera venido Hermione, los profesores habrían pensado que estaba enferma.
- Sí, pero es nuestra amiga. No podíamos abandonarla – Ron se quitó la chaqueta y la colocó sobre los hombros de a su hermana – Ten, vas a resfriarte.
- Gracias, Ron.
* * *
Hermione acababa de llegar justo al centro del lago. La grieta se llamaba Collosa y medía casi un quilómetro de profundidad. Tenía la esperanza de que no estuviera en la parte más profunda. Cruzó los dedos y empezó a descender.
Cuatro minutos...
Las algas se le enredaban en los pies y tenía que tirar con fuerza para no enredarse del todo. De repente, un banco de peces salió de unos corales. Eran piratañas. La leona se lanzó hacia unas plantas azules para esconderse del banco de depredadores. Pensó que la descubrirían enseguida, pero no fue así. Nadaban tan deprisa que no se fijaron en la presencia de la humana. La cuestión era: ¿por qué iban tan deprisa? Una gran sombra tapó la luz por unos instantes. ¡Ya lo entendía! Huían de algo. Huían de un Tiburón Sombra.
Hermione permaneció quieta hasta que la bestia pasó sin notarla. Estaba muy asustada.
Tres minutos...
Bajó un poco más. Había algo brillante más abajo, pero era sólo un tenedor de plata oxidado. Unos metros más abajo, encontró una pulsera de oro y también otra con una esmeralda.
Volvió a temblar. No se encontraba nada bien. Su cuerpo le dolía y la cabeza le iba a estallar, pero no podía pararse. Una idea cruzó su mente: ¿y si el cuento era en verdad eso, sólo un cuento? ¿Y si no había nada en el fondo del lago? ¿Y si habían estado perdiendo el tiempo? No podría soportarlo. Había puesto todo su empeño en ello. Se había esforzado tanto. ¿De verdad no había servido para nada?
En ese instante de desesperación, vio algo extraño entre las rocas. Había algo rojo un poco más abajo. Movió las aletas y descendió. No se veía bien lo que era, pero fuera lo que fuera, estaba rodeado por una extraña aura roja. Se acercó más. Era una copa vieja, bastante oxidada, con algún fragmento de esmeraldas y de rubíes, pero tan sólo algún adorno. Estaba prácticamente toda pelada y llena de moho. ¿Por qué brillaba?
- ¡La poción! – recordó. «Sólo un sorbo y al ver el objeto que buscamos, lo sabremos», esas habían sido sus palabras exactas, y ahora lo sabía. Esa copa vieja y roída que flotaba a unos metros de su persona era ¡El Cáliz de la Vida Eterna!
ESTÁS LEYENDO
La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]
FanfictionDespués de la caída del Señor Tenebroso, Hermione y el resto de sus compañeros tienen la oportunidad de regresar a Hogwarts y terminar el curso que les fue interrumpido. Draco y los Slytherins también han regresado, pero ahora Draco ve a Hermione co...