Capítulo 43: Corazón de bruja (2/3)

7.1K 418 50
                                    


Harry, Ron, Hermione, Luna y Ginny charlaban animadamente. Habían comido de todo cuanto hubiera aparecido en las mesas del Gran Comedor. La luz tenue, la música, los disfraces, las fragancias, las risas y las sonrisas... Todo era perfecto. Incluso el comportamiento de Lavender acabó por parecerles divertido después de un rato: la pobre chica sólo tenía ojos para Ron y parecía haberse encaprichado en darle de comer ella misma con su propio tenedor.

- Un poquito más, Rorro. Piensa que luego vamos a bailar más.

- ¡Blej! – le hizo Ginny a Hermione en una mueca de asco hacia los tortolitos. Hermione asintió de acuerdo y Luna se rio disimuladamente.

Lo único malo es que hasta las doce no se podrían bailar más que bailes clásicos, por mandato de McGonagall, y aún faltaba una hora para eso. Pero a partir de entonces, los de primer, segundo, tercer y cuarto curso se irían a la cama y se habrían acabado los bailes antiguos y complicados y, ¡por fin!, empezarían a sonar pop y rock. Aunque, hasta entonces....

- Hola, señoritas – dijo de repente un joven moreno que acababa de acercarse a la mesa de los chicos – Vengo a bailar con el hada más guapa del baile – y sonrió abiertamente a Hermione.

- Entonces creo que te has equivocado de mesa – respondió, avergonzada.

- Pues yo creo que no – Dean le tendió la mano caballerosamente – ¿Bailas?

- Claro.

Hermione se levantó y le dio la mano a su amigo, que llevaba un traje de hombre lobo que le quedaba muy bien, y comenzaron a bailar.

- Estás genial – le dijo la chica al oído. La música estaba tan fuerte que casi no podían oirse.

- Gracias – contestó el moreno – Pero no me puedo comparar contigo. Estás preciosa – y le dedicó una de sus sonrisas más tiernas.

Hermione se ruborizó. Todos esos colores y olores la mareaban. Dean estaba demasiado cerca, podía sentir la calidez que desprendía su rostro, el calor de la mano que tenía entrelazada con la suya, y la que el chico le colocaba en la espalda desnuda. Todo era muy intenso, demasiado vivo, demasiado real. De repente, Dean la sacó de su ensoñación.

- ¡Oh! – exclamó, feliz – Llevas la pulsera que te regalé.

- Claro – afirmó la chica – En realidad, me la puse para que me reconocieras, pero supongo que estos antifaces lo ponen un poco difícil.

- Sí – ambos rieron – Supongo que sí.

En ese instante, la leona se fijó un momento en la mesa de las bebidas. Un chico de negro estaba apoyado junto a la pared y la miraba intensamente. No podía reconocerlo debido al antifaz, pero estaba casi segura de que era a ellos a quienes observaba, y eso la hizo sentirse algo incómoda.

- El lunes después de clase ¿quieres venir conmigo al bosque a dar una vuelta? A la parte permitida, por supuesto – preguntó Dean, alegre.

- ¿El lunes? No creo que pueda, Dean. Es que tengo mucho que estudiar.

- Sólo será un rato – insistió –, como el otro día. Me gustaría volver a dibujarte.

Hermione rio nerviosa. Estaba empezando a avergonzarse de verdad.

- Dibujar siempre a la misma persona debe ser aburrido – comentó – ¿No tienes a nadie más que haga de modelo?

- Sí – sonrió –, pero me gusta más que seas tú. Digamos que eres mi musa de inspiración.

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora