La risa de Lucius retumbó por todo el lago. Su voz era grave y desagradable, como un martilleo incesante que te castiga los tímpanos. Los miró con ojos divertidos y se acercó un poco más a Hermione y Harry.
- ¿Acaso no veis lo patéticos que sois?
Harry seguía apuntando hacia Malfoy. Y la leona permanecía detrás de él, con el cáliz apretado fuertemente contra su pecho. No pensaba entregárselo.
- ¿Qué vas a hacer, Harry Potter? ¿Defenderás tú solo el cáliz? – lo miró desafiante – Te recuerdo que tengo a tus amigos. Una orden mía y mis hombres los matarán.
Los chicos miraron a sus amigos. Dulluck, Luna, Ginny, Ron. Los cuatro en manos de los Mortífagos. Sus caras de terror, de miedo, angustia, rendición. Harry no sabía qué hacer, y Hermione tampoco. No podían dejar que les hicieran daño a sus amigos, pero entregarle el cáliz a ese diablo rubio significaría que habían sido derrotados, que habían perdido. No sólo habrían fracasado en la misión, sino que habrían fallado a todos los magos y brujas de este mundo, pues entregarle la copa significaría la perdición de la magia blanca.
«¿Qué podemos hacer?».
- Tu amiga, la sangre sucia, no parece que pueda aguantar mucho más – continuó Lucius, señalando Hermione – Casi no se tiene en pie.
- Aún puedo resistir – susurró la leona a su amigo al oído.
Harry la miró un instante. Sabía que no era verdad.
- Está bien – accedió al final el chico – Tiraré el cáliz al suelo, entre tú y yo. En cuanto lo haga, sueltas a mis amigos.
- No, no, Harry. No lo hará – Hermione lo agarró del brazo y lo hizo retroceder – Nos matará a todos igualmente.
- Trato hecho – sonrió Lucius de forma maliciosa.
- ¡Harry, te está mintiendo! – Ron consiguió gritar, pero enseguida lo acallaron.
- Claro que no. Y ahora, ¡lánzamelo!
Harry se giró hacia Granger y le cogió el cáliz de entre las manos con cuidado. Esperaba ver en los ojos de su amiga algo de enfado o temor, pero no fue así. Su amiga le sonrió con complicidad. ¿Por qué sonreía así? ¿Qué había hecho?
- ¡Clávale un poco más la varita a la Weasley! – gritó, impaciente, Lucius. Ginny se estremeció de dolor.
- ¡No! – chilló Harry, desesperado – Tómala – y lanzó la copa a los pies de Lucius – Ahora, ¡suéltalos!
El temible hombre recogió el cáliz pausadamente y lo acarició, sonriendo.
- Por fin es mío. ¡Lo tenemos!
Alzó el cáliz en el aire y los Mortífagos presentes en el claro vitorearon a su nuevo líder. Al fin tenían el poder que llevaban tanto tiempo anhelando.
- ¡Lucius, suéltalos! – insistió Harry.
Lucius se volvió hacia los dos amigos y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.
- Mmm... creo que no.
Unas sombras aparecieron por detrás de los chicos y los atraparon desprevenidos. Por mucho que intentaron luchar y deshacerse de sus atacantes, no lo lograron. Les quitaron las varitas y los agarraron como al resto.
- Y ahora, vamos a hacer una pequeña excursión hacia el centro del Bosque Prohibido. Todavía hay una pequeña fuente que buscar – los Mortífagos empezaron a reírse y se adentraron en la espesura del ramaje.
ESTÁS LEYENDO
La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]
FanfictionDespués de la caída del Señor Tenebroso, Hermione y el resto de sus compañeros tienen la oportunidad de regresar a Hogwarts y terminar el curso que les fue interrumpido. Draco y los Slytherins también han regresado, pero ahora Draco ve a Hermione co...