Capítulo 59: Fuga a medianoche (2/2)

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A las afueras del castillo, cerca del muro de la parte trasera, un joven sombrío esperaba apoyado en el tronco de un árbol. Miró su reloj: las doce y quince. Resopló impaciente y se cruzó de brazos. Llegaban tarde.

Unos minutos después, una sombra diminuta pasó sobrevolando el lugar seguida de tres figuras oscuras que se acercaban con rapidez. Se quitaron las capuchas.

- Llegáis tarde – las regañó Ángel, evidentemente enfadado – Os dije que fuerais puntuales.

- Lo sentimos – se disculpó Hermione por las tres – Nos entretuvimos un poco.

- Por eso no quería que vinierais las tres – se quejó el joven – Espero que seáis realmente de alguna utilidad, señoritas – dijo mirando a Luna y a Ginny, que aún jadeaban por la carrera – Esta es una misión peligrosa. Es prioritario que todo salga según el plan.

- No seremos una carga. Lo prometo – aseguró Ginny, repentinamente seria – Sabemos defendernos.

- Y las criaturas nocturnas nos ayudarán – apoyó Luna, mirando algo que los demás no fueron capaces de ver.

- Emm... vale – Dulluck se rascó la cabeza, sin comprender – Bueno, señoritas, está bien. Pongámonos en marcha.

Y pusieron rumbo hacia el Lago Negro.

Unos veinte minutos más tarde casi habían llegado a la orilla del lago. Era un recipiente de agua gigantesco. Sus dimensiones eran francamente impresionantes y su profundidad, todo un misterio. La superficie del agua reflejaba la oscuridad del cielo y se mezclaba con la propia negrura de las algas, que le conferían el nombre de Lago Negro. De repente, oyeron un ruido a sus espaldas.

- ¿Qué ha sido eso? – se increpó Hermione, desenfundando la varita.

- ¿Qué ha sido qué? – preguntó Ginny, extrañada.

- Yo también lo he oído – corroboró la Lovegood y también sacó su varita.

- ¡Shhh! – Dulluck las hizo retroceder – No hagáis el menor ruido.

El sonido se repitió. Había sido el crujir de una rama. Podría ser sólo un animal, pero había parecido más bien una pisada.

De nuevo se oyó el ruido. Hojas secas. Ahora estaba claro: eran humanos. ¿Serían los Mortífagos? ¿Cuántos vendrían? ¿Cómo los habían descubierto tan deprisa?

Otro crujido. Las tres chicas alzaron sus varitas en posición de defensa y se aproximaron las unas a las otras. Dulluck se colocó delante. Él las defendería. En ese momento, se abrieron los arbustos y entraron en el claro dos siluetas.

- ¿Quiénes sois? ¡Mostráos! – inquirió Dulluck - ¡Lumus!

Las siluetas bajaron un poco las varitas, permitiéndoles ver sus caras.

- ¿Harry? ¿Ron? ¡¡Pero qué demonios estáis haciendo aquí!! – exclamó Ginny realmente sorprendida.

- Os hemos visto salir a hurtadillas del castillo y os hemos estado siguiendo. ¿Qué hacéis vosotras aquí? – inquirió Harry, sorprendido.

- Vaya, vaya – exclamó Ángel con algo de sorna – Conque tú eres el niño que sobrevivió – le tendió la mano – Es todo un placer. Me llamo Dulluck.

Harry le miró la mano. Decidió estrechársela, aunque no le hizo mucha gracia. Acababa de verle la marca tenebrosa en el brazo.

- ¿Ex Mortífago? ¿Por qué estás con ellas? – Harry y Ron estaban intranquilos. Cualquier signo que vinculara a alguien con Lord Voldemort era una señal de peligro, incluso después de su muerte.

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora