Hermione estaba sentada en su mesa favorita de la biblioteca haciendo sus deberes cuando alguien se le plantó enfrente. Su sombra se reflejó sobre los libros y la chica no tardó mucho en reconocer quién era.
- Me tapas la luz – anunció molesta sin levantar siquiera el rostro - ¿Quieres algo o es que vienes a insultarme de nuevo?
Draco soltó un bufido.
- No seas creída – rio con arrogancia – Alguien como yo no perdería su valioso tiempo en buscarte sólo para insultarte.
Se hizo un incómodo silencio, que duró unos instantes interminables. Hermione no se atrevía a mirarle a la cara y Malfoy no sabía muy bien cómo continuar. Finalmente, el joven señaló la silla que había frente a Hermione y tosió nervioso antes de hablar.
- ¿Puedo sentarme? – inquirió.
Hermione abrió los ojos como platos y esta vez sí lo miró. ¿Estaba de broma? ¿Malfoy sentándose con ella en la biblioteca?
- ¿Puedo o no, sangre sucia?
La chica suspiró. ¡Qué remedio!
- Siéntate, anda – aceptó, retirando sus libros de la mesa para que el rubio pudiera poner los suyos - ¿Por qué has venido?
El slytherin se quedó un instante callado sin saber muy bien cómo empezar. Hermione seguía escribiendo sobre la hoja de pergamino que tenía entre las manos. Sus dedos eran tan finos, tan elegantes, que el trazo de la letra parecía algo escrito por un artista. La luz tenue de la biblioteca resaltaba las pecas sobre sus mejillas, que habían adquirido esos días bajo el sol un cierto tono rosado que le resaltaba la mirada, y los ojos, acaramelados, brillaban reflejando el papel antiguo que sus dedos se negaban a abandonar. Malfoy la miraba sin comprender por qué nunca había sido capaz de ver en ella lo que ahora veía, por qué la encotraba tan peculiar, tan Granger, tan atrayente, tan suya...
- Ejem – Hermione carraspeó - ¿Vas a seguir mirándome toda la tarde?
Malfoy enrojeció de pronto y se puso a la defensiva. No se había percatado del tiempo que llevaba mirándola.
- Bueno - anunció al fin – No me quiero entretener contigo, sangre impura, así que iré al grano. McGonagall me ha dicho que este mes nos toca a nosotros dos hacer los turnos de vigilancia de noche y algunos de tarde. Quería que te lo dijera.
- Muy amable de tu parte, Malfoy – respondió con ironía - Pero ya me lo había dicho. Y antes que a ti – levantó el rostro y se cruzó de brazos son una sonrisa pícara - ¿Qué pretendes conmigo, Malfoy? ¿Qué me ocultas?
El rubio rio. Estaba claro que nadie podía engañar a Granger, ni siquiera él.
- No es que te lo oculte, Granger. Es que, bueno, necesito "pedirte un favor" – pronunció casi atragantándose. Nunca se imaginó pidiéndole algo así a una sangre sucia, y menos a su sangre sucia.
Hermione comenzó a reír fuertemente.
- ¿Un favor? ¿A mí? ¿Draco Malfoy se rebaja a pedirme un favor a mí?
- ¡Shhhh! – Malfoy se alteró sobremanera y se lanzó sobre ella para ponerle una mano en la boca - ¿Quieres callarte?
Hermione sostuvo la respiración y se quedó inmóvil, con el pensamiento fijo en la mano del chico que le tapaba los labios. Inmediatamente, se puso colorada. Malfoy había llegado a estar cerca en la cama de la torre de prefectos, pero nunca la había tocado, nunca le había tocado los labios.
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La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]
FanfictionDespués de la caída del Señor Tenebroso, Hermione y el resto de sus compañeros tienen la oportunidad de regresar a Hogwarts y terminar el curso que les fue interrumpido. Draco y los Slytherins también han regresado, pero ahora Draco ve a Hermione co...