Hermione miró su reloj: las once en punto. Llevaba ya una hora dando vueltas en la cama sin conseguir pegar ojo ni por unos minutos. Tenía la mochila preparada con todo lo necesario para la excursión nocturna y le había dejado su gato a Hagrid por unos días con el pretexto de que en el castillo últimamente se portaba algo más revoltoso que de costumbre. Ahora todo era cuestión de esperar.
Dulluck les había dicho que partirían al anochecer, pero Narna aún no había llegado, y Ginny y Luna tampoco. Si no estaban en la habitación para cuando llegara la lechuza, no podría esperarlas. Ángel había sido muy claro. No debían perder ni un instante.
Las once y media.
Hermione salió de la cama y se cambió el pijama por unos vaqueros largos y una camiseta negra oscura ajustada a su figura. Luego se cubrió con una capa también negra de la que colgaba una gran capucha. Se acercó al espejo y se quedó contemplando su reflejo.
- Pareces una Mortífaga – le dijo a la Hermione que la miraba desde el otro lado del cristal.
Y era cierto. Con su ropa oscura, y su gran capa cubriéndole el cabello parecía una chica mucho más sombría de lo que era. Le daba un aire misterioso, pero a la vez perverso y peligroso.
Se levantó la manga y se miró el brazo. Si de verdad fuera una Oscura, tendría ahí la marca tenebrosa, y no la tenía. Eso la tranquilizó un poco, pero no dejó de mirarse el brazo. Se pasó los dedos para acariciárselo y cerró los ojos. Draco sí tenía esa marca. La tendría toda la vida. Se la vio el día en que se acostaron, pero no se estremeció, ni al verla ni al acariciársela. Ella siempre había sabido quién era Draco. Siempre.
Y aun así, tenía miedo por él. ¿Por qué tenía que tener esa marca? ¿Por qué tenía que ser un Slytherin? ¿Tan oscuro era su corazón? ¿Tan opuestos eran sus destinos? Volvió a abrir los ojos.
- No importa. Ahora ya no importa.
La Hermione del espejo le devolvía una mirada seria, triste. Por un instante, deseó tener también una marca. Si así pudiera estar con él, si fuera una sangre limpia, si fuera una Slytherin, tal vez ellos tendrían un futuro....
- Pero entonces no sería yo. Sería otra persona.
Sacudió la cabeza para alejar esos pensamientos de su mente. Hermione no quería tener una marca que simbolizara crímenes horribles. No quería corromper su corazón, ni pertenecer al clan de las serpientes, y no le importaba la sangre. Ella no era así.
- También podría haber sido él un Gryffindor.
Sonrió ante la idea de ver a Draco con una bufanda roja y dorada defiendiendo a Gryffindor en los partidos de quiddich. Se tocó la cabeza. Estaba empezando a imaginar tonterías. ¿Sería debido a que Draco la estaba cambiando? ¿Hasta tan hondo habían penetrado sus sentimientos en ella?
Hermione sabía que por amor se hacen grandes locuras. Una vez pensó que cuando se enamorara de verdad, lo sabría. ¿Por qué? Pues porque cuando uno ama de verdad, hace cualquier cosa, sería cualquier cosa por la esa persona, sin importar los actos, sin importar las consecuencias. Y ella se había llegado a imaginar como serpiente, como Slytherin, como sangre pura, como Mortífaga, todo por estar con él. ¡Pero no eran más que tonterías! Nada de eso valía la pena. Un amor sincero no pretende cambiarte, porque eso no es amor.
Se llevó la otra mano a la cabeza. Le ardía la frente. Se miró una última vez al espejo. Sí, sus mejillas estaban algo coloradas y unas gotas de sudor le recorrían el rostro. ¿Qué tendría?
De repente, la varita de la leona empezó a vibrar y se iluminó en color verde, el color de Ginny. Hermione agitó la varita con suavidad y apareció la imagen de la cara de su amiga proyectada contra la pared.
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La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]
FanfictionDespués de la caída del Señor Tenebroso, Hermione y el resto de sus compañeros tienen la oportunidad de regresar a Hogwarts y terminar el curso que les fue interrumpido. Draco y los Slytherins también han regresado, pero ahora Draco ve a Hermione co...