Capítulo 52: La última información (1/2)

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Cuando Hermione abrió los ojos, ya era por la mañana. Los primeros rayos de luz entraban por la ventana abierta de par en par y le bañaban el rostro. Se dio la vuelta bajo las sábanas, tratando de recordar qué había pasado la noche anterior. Se acarició el cuello con las yemas de los dedos y continuó bajando hasta que sus dedos rozaron su pecho desnudo. Draco Malfoy; eso es lo que había pasado.

Cerró los ojos un instante. No podía sacarse de la cabeza las sensaciones de la noche anterior: los ojos seductores del Slyterin, el sabor de sus labios, la imagen de su cuerpo desnudo, pálido, fuerte, atractivo, su sonrisa pícara, sus dedos enredándose en el pelo de la leona, su pecho, sus caderas, su...

«¡Basta, Hermione, basta!», se regañó a sí misma, sonrojada, cuando sus recuerdos la llevaron hacia imágenes demasiado privadas hasta para recordar.

Se dio la vuelta sobre las sábanas y se quedó observando la mitad de la cama donde solía dormir Draco.

«No está».

Una mueca de decepción se dibujó en sus labios. Una parte de ella esperaba encontrarlo por la mañana, dormido u observándola. Cualquier opción era buena mientras él apareciera a su lado, desnudo, más humano de lo que fingía ser cuando estaba despierto. Pero no, el caso es que el Sltytherin había vuelto a desaparecer, como acostumbraba a hacer a cualquier hora.

Hermione se colocó las manos tras la nuca, pensativa.

«¿Soy otra más de sus conquistas o quería hacerlo conmigo de verdad? ¿Se ha ido porque ya ha conseguido lo que quería de mí o tiene miedo de mirarme a la cara después de lo de anoche? Es más, ¿de verdad ha pasado lo que creo que ha pasado? Draco y yo nos hemos... ¡¿acostado?!». Se llevó las manos a la cara para taparse las mejillas. Cada vez estaba más colorada. ¡¡¿Había pasado de verdad?!! Ella y Malfoy se habían ¡acostado! No podía creerlo. La verdad es que no podía creerse nada de lo que había sucedido la noche anterior. ¿Cómo habían llegado a ese punto? ¿Cuándo habían pasado de odiarse a desearse tan desesperadamente?

Bueno, a decir verdad, desde la noche del baile era más que obvio que algo extremadamente fuerte había surgido entre ambos, pero de una pasión arrebatadora a algo más... sentimental, había un gran paso. ¿O para Draco sólo había sido sexo?

Hermione se irguió de golpe, asustada. ¿Acaso Malfoy se arrepentía de lo que había pasado? ¿Se habría ido por eso? La leona no podía pensar con claridad. Sus sentimientos por el Slytherin le estaban ofuscando la mente, y lo que es peor, la distraían de su misión, que era la tarea más importante que tenía entre manos.

En ese instante, una idea terrible se le pasó por la cabeza: ¿y si Malfoy no sentía nada por ella? ¿Y si todo era parte de una trampa, un plan para conquistarla a fin de impedir que siguiera investigando junto a Ángel? ¿Y si Malfoy seguía siendo un Mortífago?

No tenía nada claro en la cabeza y no estaba acostumbrada a sentirse confusa, por lo que su preocupación iba en aumento.

«Si Draco sólo quería usarme para sus fines, me las pagará», pensó, molesta. «Y si no... ya pensaremos qué hacer a partir de ahora. De momento es mejor que lo que ha pasado entre nosotros siga siendo un secreto. No debe saberlo nadie, ni siquiera Ginny». Y se vistió para ir a desayunar.

* * *

Al día siguiente por la tarde, tal y como había decidido el día anterior, Hermione fue hasta Hogsmeade para averiguar todo lo que pudiera sobre el Cáliz de la Inmortalidad. Ginny y Luna había querido acompañarla al enterarse de adonde iba. La pelirroja no se perdía oportunidad de visitar tiendas de ropa, y a la Lovegood le encantaban los cuentos infantiles y los caramelos, así que no se lo pensaron dos veces.

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora