Capítulo 24: Un día de cartas (2/2)

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Ginny se quedó observando a Ron y a Harry hasta que ambos chicos hubieron salido por la puerta del Gran Comedor.

- ¿Lo veis? - preguntó a Hermione y a Luna, alterada.

- ¿El qué?

La pelirroja se miró tristemente sus zapatitos de tacón y suspiró.

- No ha funcionado. Yo pensaba que con un cambio de look se fijaría de nuevo en mí, pero no es así.

Hermione se levantó del asiento y agarró a su amiga por los hombros.

- ¡Pero qué dices! Si no para de decirte lo guapa que estás y lo mucho que te quiere.

- Sí, pero... - Ginny agachó la cabeza de nuevo - Como podéis ver, sigue "quedando" con alguien y nunca cuenta nada sobre eso. He intentado buscarlos a él y a Annie, pero no consigo encontrarlos. Estoy segura de que tienen algo. Ya no sé qué más hacer.

Luna, que hasta ese momento había permanecido callada, parecía tener una idea propia del asunto que sonaba bastante acertada.

- Ginny – empezó con tranquilidad - Tú los viste un día juntos, ¿verdad? No podemos negarlo, pero no los viste hacer nada malo. Ahora bien, tú no sabes con quién se ve por las tardes, tal vez no sea Annie Lavrad y simplemente estés cometiendo un tonto error. ¿Ya le has dicho a Harry cómo te sientes?

La pelirroja negó con la cabeza, desordenando su pelo, ahora rizado en perfectos tirabuzones rojos.

- Pues es la mejor solución. Ya sabes lo comprensivo que es Harry - y sonrió de medio lado – Tienes que intentarlo.

- Tienes razón - suspiró la pelirroja - Iré a hablar con él y le diré que me explique las cosas.

- ¡Así se habla! - exclamó Hermione con vitalidad - Todo se arreglará, ya verás.

Ginny asintió y salió del gran comedor. ¡Sí, estaba decidida! ¡Iba a hablar con Harry! ¡Ahora mismo!

* * *

Hermione se encontraba sentada tranquilamente en el escritorio de la torre haciendo sus deberes. Era bien entrada la tarde y se aburría sobremanera. Tenía una mano apoyada en la mejilla y con la otra sostenía una pluma con la que más que escribir, le daba vueltas sobre su palma, pensativa: aparte de la misteriosa carta de amor que había recibido Ron, su única pregunta era: ¿Dónde estaría Malfoy? Llevaba todo el día ausente. Ausente de todo, de clases, de las comidas, de los entrenamientos de quiddich y de la habitación que compartían. Y el caso es que no era la primera vez que el atractivo rubio desaparecía así de la nada por unas horas, como si la tierra se lo hubiera tragado.

- ¿Se lo habrá tragado de verdad la tierra?

De repente, un sonido extraño se escuchó en la ventana. La joven se acercó a ver qué era y allí se encontró a una pobre lechuza huesuda, esmirriada y diminuta que sostenía una gran carta.

- ¡Narna! - exclamó la leona, abriéndole la ventana para que pudiera pasar. La pequeña lechuza voló hasta la mesa y depositó el sobre.

Señorita Granger:

Muchas gracias por aceptar esta peligrosa misión. Así pues, como prometí, le voy a explicar toda lo que sé sobre la orden y todo lo que necesitará saber para acabar con ella. Como comprenderá, no puedo enviarle toda esa información por carta, ya que podría ser fácilmente interceptada y además, Narna no sería capaz de llevar tanto peso.

De esta manera, señorita Granger, la cito para verse conmigo en el Bosque Prohibido pasado mañana por la noche, a las doce en punto, junto al Gran Abeto.

Por favor, si se arrepiente de haber aceptado, dígalo ahora, porque una vez que hayamos comenzado, habrá que continuar ¡hasta el final!

Atentamente,

A.L.S

Hermione miró la carta con asombro. ¿En el Bosque Prohibido? ¿De noche? ¡¿Acaso se había vuelto loco?! ¡Por algo se llamaba el Bosque Prohibido, y es que estaba prohibido por lo peligroso que era! No. La loca era ella. ¿Aceptar una misión tan peligrosa? ¿Sola? No sabía si se podía llamar valor o locura, pero había algo en su interior, tal vez su propia conciencia, que le decía que debía aceptar e ir, que no podía echarse atrás, que debía intentarlo. Al fin y al cabo, ella era una de las heroínas más grandes del siglo. Debía mantener su nombre y hacer lo que fuera necesario para proteger el mundo mágico y también el mundo muggle de todo mal. Si era cierto eso de que los Mortífagos podían regresar, debía impedirlo.

En ese instante se abrió el retrato que daba acceso a la torre y apareció un chico rubio con aspecto cansado: grandes ojeras surcaban las hermosas y masculinas facciones de Draco y un agotamiento no habitual en él se filtraba a través de sus ojos grises.

El Slytherin miró a la leona con decepción. Estaba tan cansado que no tenía ganas ni de discutir con ella. Esas discusiones que tanto lo llenaban por dentro, verla enrojecer de rabia con las manos en jarra sobre sus curvas.... No podía. Esta era la ocasión perfecta y no podía. Había sido un día duro, tal vez demasiado, y lo peor era que no podía contárselo a nadie, mucho menos a ella.

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¡Uy, uy! Desaparecen Harry y Ron, ¿y ahora también Draco? ¿Qué será lo que está pasando? ¿Tendrán relación unas ausencias con las otras, o será algo totalmente diferente? El próximo capítulo se llama "El amor secreto de Ron" y con esto se desvela uno de los enigmas de esta novela. Actualizaré el miércoles. <3 Nos leemos

La Razón y el Corazón (Draco y Hermione) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora