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Después de pasar un buen día en el colegio (incluso el examen no estuvo tan mal), me dirijo a la que antes consideraba la tortura de los martes y jueves. Ahora ya no puedo considerar esto como ir a una tortura pero tampoco es algo placentero. Diría que es más que todo algo intermedio.

Matías

¿Dónde estás? ¿Ya llegaste?

Sonrío al ver el mensaje. En realidad aún no puedo creer que nos hayamos hecho tan amigos. O sea, no nos conocemos desde hace mucho pero hablamos todos los días. Me siento tan feliz de haber encontrado a alguien así y que no me moleste como el otro.

Ah, cierto, olvidé mencionar ese asunto. No he hablado con Augusto desde ese día porque olvidé mandarle el mensaje y en la siguiente sesión él no se me acercó para nada e incluso creo que me ignoró. En realidad, debería estar molesta por esto pero no le he tomado mucha importancia. Aun así, estar con él en la terapia es... incómodo.

Para: Matías

No, pero ya estoy cerca. ¿Tú?

Es verdad, tal vez fue culpa mía pero... no quiero hablarle. No sé por qué pero me niego. ¡Eish, esto es tan complicado!

Me bajo del micro y camino hasta llegar a la clínica. Como siempre, entro y nadie me habla ni nada. A veces creo que soy como un fantasma porque ni una sola persona me nota en el lugar.

Matías

Estaré en 15 :)

No puedo evitar sonreír por el emoticón e ingreso a la habitación ya que mis pies han memorizado el camino. Ni siquiera me fijo que hay una persona en el salón que está leyendo frente a mí.

Solo cuando levanto mi rostro puedo ver a Augusto y la sonrisa desaparece. Dios, esto es tan incómodo y el ambiente se siente tan pesado... pero aun así no le hablaré. Me siento lo más lejos posible de él y me pongo a escuchar música hasta que alguna otra persona aparezca. Por favor, apúrense.

Por suerte toda la gente viene de repente y el lugar se llena de alegría (creo) en vez de un incómodo silencio. El doctor Kurosaki como siempre toma la palabra y nos dice que actividad realizaremos hoy.

—Fórmense en parejas para poder explicarles más en detalle lo que haremos.

Como ahora decido estar junto a Matías, veo que Augusto no tiene pareja hasta que una chica de cabello negro y pecas se acerca a él. Para ser honesta no sé su nombre pero parece tímida y dulce así que no creo que Augusto le vaya a hacer algún daño.

—Bien —dice el doctor con una sonrisa—. Ya que ahora todos están emparejados les explicaré lo que haremos. Será un ejercicio de confianza muy común, de seguro ya lo han visto antes. Susana, ven para realizar la demostración.

Mi amiga va hacia él, nerviosa, y el doctor le dice que le dé la espalda. Ella hace lo que él le dice hasta que él le indica que cierre los ojos. Ella, aunque duda al principio, termina haciéndolo. Es entonces que Kurosaki le dice que se tire de espaldas. Escucho un "¿Qué?" salir de la boca de mi amiga pero ella termina haciendo lo que dice y el doctor la atrapa con sus manos. Mi amiga se emociona tanto que grita justo cuando el doctor la deja libre.

—Esto mismo harán ustedes. Será por turnos y lo harán varias veces. Si es posible intenten cambiar la dinámica de alguna forma. Vamos a ver quién tiene más confianza en su pareja.

Oh, bueno no es que no tenga confianza con mi pareja pero aun así esto me causa temor. Aunque, ahora que lo pienso, si estuviera con Augusto él me hubiera dejado caer desde el primer intento y se hubiera reído de mí. En cambio, estoy segura de que Matías será amable conmigo.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora