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UUn día antes de que empiece la confirmación, bajo las sábanas de mi cama, en plena noche, decido escribirle a Marco. Tengo miedo, lo confieso, pero es por eso mismo que necesito que alguien me diga que todo va a estar bien. La persona correcta, dadas las circunstancias, es Marco.

A: Hola, ¿qué tal?

M: ¿Qué pasa? Ya voy a dormir zzz Ah, Hola.

A: Oye, ¿sabes? Mañana empiezo la confirma. ¿Algún consejo?

M: Mmmm solo no tengas la mente cerrada y aprende a escuchar a los demás. Es chévere y si eres así vas a pasar un buen rato ahí :)

A: Es que me da miedo. ¡Y no soy de mente cerrada!

M: Si lo eres o_O Acepta las ideas de los demás y no los taches solo porque son católicos. Mi confi era muy chévere, la gente pajasa así que en la tuya de seguro es igual.

A: Si tú lo dices. Bueno, entonces ya no te molesto. También tengo sueño.

M: Ya. Chau cuídate.

A: Bye :)

Se ha desconectado. Aunque sea ahora me siento un poco aliviada y una sonrisa se ha impregnado en mi rostro. Me acuesto y cierro los ojos, esperando soñar cosas bonitas y suplicando a quien sea que me escuche que no haga de mañana una pesadilla viviente para mí.

***

Ah, no creí que en mi primer día mi madre se iba encargar de llevarme en persona hasta allá. Pensé en tomar el Metropolitano, pero ya que no sabía en qué iglesia era, mi madre ha tenido que llevarme hasta allá. Y para colmo, hemos llegado tarde.

No quiero entrar cuando veo a todos los chicos haciendo un círculo y bailando de forma rara así que me escondo en la cafetería mientras que mi madre habla con el padre Walter. Él es un hombre de mediana edad, con poco cabello y orejas de Dumbo. También tiene unos anteojos pequeños y una voz demasiado amable, casi forzada para mí.

Cuando al fin arreglan lo que sea que están arreglando, mi madre me dice que vaya al círculo y yo la miro con una cara que es un claro no.

—¡Vamos, hija, solo ve! Te están esperando. Además, es tu culpa el que hayamos llegado tarde —me dice ella y a regañadientes voy.

Me uno al círculo y una chica amable decide hacer las dinámicas junto a mí. Gracias a la terapia he podido soltarme un poco más, pero creo que todo es en vano cuando la chica termina siendo una de las moderadoras, o sea de los que ya se confirmaron, y yo me quedo sola.

No hablo con nadie porque todos parecen un poco raros y como están eligiendo quienes serán parte de cada grupo prefiero no arriesgarme. Al final me mandan al grupo de un chico que parece amable, pero tiene un halo en la cabeza.

Dentro de nuestro salón ocurre el silencio más incómodo que haya presenciado. Ni siquiera en la terapia era así. Pero nadie se digna a hablar y el chico amable, Ángel, nos explica cómo van a ser las actividades de ahora en adelante.

No vale la pena explicar todo lo demás porque es simplemente aburrido y sin sentido. Aun así, creo que la confirmación puede ser interesante ya que en mi grupo hay un chico más o menos lindo y aunque sé que no tengo oportunidad, puedo aprovechar y observarlo.

Me encanta observar las cosas interesantes y él definitivamente con su pose de chico malo lo es.

***

Cuando voy a la escuela al día siguiente termino topándome con Marquito, quien tampoco me había visto. Nos saludamos de forma extraña y procedo a contarle lo que pasó el día de ayer.

—En realidad, no fue tan malo como creía, pero tampoco fue lo mejor que me ha pasado. Estuvo regular, aunque lo peor fue ese tal Guillermo que hablaba y hablaba. Ah, quería que se callara y no, el muy necio seguía hablando.

—En mi confi también había un Guillermo que hablaba y hablaba —dice él recordando y de repente pregunta—. ¿Dónde dijiste que queda tu confi?

Le doy la dirección tan exactamente como puedo y después de varios intentos su cara de sorpresa lo dice todo.

—¡No mames! ¡Estás en mi misma confi! ¡Genial! Eres afortunada, mi confi es paja —me dice él con una sonrisa enorme.

—Si tú lo dices... pero tiene que mejorar porque apenas ha aprobado para mí —le digo.

Seguimos hablando durante un buen rato sobre el tema hasta que el timbre de cambio de hora suena.

Veo a Alana acercarse a mí junto a Lola, quien parece muy animada.

—¿Adivina? —pregunta Alana muy emocionada.

—Dime nomás —le respondo y Lola se sienta a mi lado.

—Babi engaño a André con su ex, Lucio —dice Alana emocionadísima—. Es que esa chica no aprende. Fue en una fiesta este sábado en casa de Lucio. Y André los vio. Obvio está muy molesto y Babi no quiere hablar del tema, pero está que arde. Incluso la naki los vio, ¿verdad?

Lola asiente rápidamente y empieza a hablar.

—Hoy en la mañana ambos se encontraron y se notaba que Babi quería hablarle, pero él pasó de largo. Pobre, pero eso le pasa por pendejo —dice Lola y no puede contener su risa.

—Es verdad. Él sabía con qué tipo de chica se metía. Más allá de que sean amigos desde hace años, y por ese único motivo, ellos no debían estar juntos. Ahora todo se arruinó entre ellos y ya no hay vuelta a atrás —les digo y me siento deprimida.

Ahora que lo pienso, yo estoy igual. Aunque me guste, o no, Marquito estoy condenada a permanecer en la friendzone. No quiero arruinar nuestra amistad ni sufrir de otro rechazo así que lo único que puedo hacer es callar y esperar a que eso pase.

Y lo que pasó con André y Babi confirma mi teoría. Los amigos no deben de estar relacionados de forma romántica o si no las cosas irán de mal en peor. Y yo no quiero eso para mí, quiero que Marco esté a mi lado.

Incluso he llegado a imaginar que un chico x me rompe el corazón y termino en la casa de Marco. Él abre la puerta y yo lo abrazo mientras lloro. Por supuesto, él me consuela y me dice que todo estará bien. Eso es lo que me gustaría que pasara porque si él fuera ese chico x... yo no podría soportarlo.

Mis amigas siguen contándome más chismes, pero ni siquiera las puedo escuchar. Estoy más allá de estas paredes, preguntándome si estoy haciendo bien o si solo estoy actuando por el miedo a perder.

¿Pero no es acaso mejor protegerse a uno mismo antes que sufrir una enorme pérdida?

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora