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Después de que decidí ayudar a Matías a conquistar a Augusto lo obligo a darme una explicación de todo lo sucedido y que me especifique ciertas cosas que aún son dudas para mí.

—Entonces, eres gay, ¿verdad?

Él parece inseguro al principio, pero me da una explicación que me deja más que satisfecha.

—No quiero etiquetarme, es por eso que no quiero ser llamado gay. Hasta ahora me han gustado chicos pero no sé con certeza si algún día me fije en alguna chica así que aún no lo soy. Creo que más que el sexo de la persona, lo importante es cómo sea esa persona.

—Entonces, ¿pansexual?

—¡Qué no! Sin etiquetas, soy libre —dice exasperado—. Aunque creo que esa definición podría ir más conmigo.

Pongo los ojos en blanco y suspiro. Vaya, esta sí que ha sido una sorpresa. Lo que me parece curioso es que mi detector lgbt+ no lo haya captado antes. Aunque ahora que lo pienso hay ciertas cosas que eran muy perfectas para ser verdad, como el que yo le gustara.

—Entonces, ¿has hecho todo esto porque estabas celoso de mí?

Baja la mirada y veo como sus pestañas se agitan por su nerviosismo. Su labio inferior tiembla y se encorva un poco. Es realidad, sus mejillas sonrosadas y su tímida mirada hacen que se vea muy lindo y es imposible que me enoje con él.

—Bueno, yo no lo pondría así... —Levanta la mirada y me sonríe con dulzura—. Es solo que siempre pasabas tiempo con Augusto y creí que te gustaba así que pensé que si me acercaba a ti entonces te olvidarías de él.

—¿No hubiera sido mejor que le dijeras a Augusto tus sentimientos directamente?

—No lo creo —dice él y su rostro se enrojece más—. No creo que él sienta lo mismo por mí. Él es tan... no sé cómo explicarlo, pero su actitud rebelde y juguetona es muy interesante. Además tiene una buena figura (cosa que pude ver cuando estábamos en el baño) y un rostro atractivo. ¡Oh, creo que me gusta todo de él!

Todo esto es tan bizarro y desconcertante que no puedo responder inmediatamente. Augusto es atractivo... Mi trasero es atractivo. Si este chico supiera quién es Augusto en realidad, sus problemas y el cómo me ha estado jodiendo este último mes entonces le caería tan mal como a mí.

Tal vez debería de hacer algo para hacer que deje de ponerlo en un pedestal, porque escuchar tantas cosas buenas de Augusto me da náuseas, pero eso no me convendría. Y como dije antes, yo no sé si Augusto sea gay o no, aunque no lo creo del todo. Pero solo por si acaso, voy a devolverle todos los malos ratos.

—Bueno, si te gusta tanto entonces no tengo más remedio que ayudarte —le digo a Matías con una sonrisa de oreja a oreja.

Lo sujeto del hombro y sus ojos brillan. Parece encantado con la idea y yo creo que disfrutaré esto. Aunque, ahora que lo pienso bien, si quiero ayudar a Matías debo de hablar con Augusto y hacer las paces. Bueno, o al menos eso creerá él.

—Tú eres una amiga cercana —Casi me da un paro cuando escucho eso y tengo que morderme la lengua para no decir una tontería—. Creo que podrías hablarle bien de mí y hacer que pueda acercarme a él. Estoy seguro de que él te escuchará.

Lo que no sabes es que en estos momentos estamos peleados y que por culpa tuya voy a tener que tragarme mi orgullo y volver a cómo estábamos antes. Oh cierto, no olvides agradecerme por esto después.

—Por supuesto —le digo con una sonrisa mientras aprieto su mano.

***

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora