Hoy vamos a realizar una actividad en mi salón de clases. Supuestamente tenemos que escribirles nuestros mejores deseos a nuestros compañeros. Es algo así como un "último adiós". Usualmente tenemos que escribir sobre las camisas o blusas de la escuela, pero como aún nos quedan varios días, tenemos que usar papeles por el momento. Supongo que después firmaremos los polos o blusas. Ya depende de cada persona.
Para ser honesta, no sé qué escribir y mucho menos a quién escribirle. No es secreto alguno que no me cae casi nadie de este lugar y pensar en escribirles algo bueno me revuelve el estómago. Bueno, estoy exagerando, pero creo que se entiende mi punto. Pero si solo le escribo a mis amigas se va a ver mal y se supone que es una despedida. Es lo último que les voy a dedicar en mi vida ya que después de eso cada uno seguirá su rumbo.
Ese es nuestro inevitable destino.
—¡Delfín! Ven acá —le digo a Brayan, quien me mira asustado, pero viene.
Le muestro mi hoja y él me sonríe a medias antes de darme la suya. Escribo un mensaje rápido y se lo doy.
Brayaan. Pese a que te doy miedo me caes bien. Me haces reír con tus estupideces así que sigue siendo tú. Psdt: deja de robar los domingos en las iglesias (Ignacio me lo dijo)
Sonrío y me alejo rápidamente antes de que me diga algo. Busco a mis amigos y escribo algo gracioso y memorable en cada una de sus hojas. Cuando llego con Alana, ella me dice que quiere un testamento sobre nuestra amistad y yo solo suspiro. Esta mujer sí que es demandante, pero lo hago de igual manera. Ella hace lo mismo en mi hoja por lo que supongo que simplemente le gusta escribir mensajes largos.
—¡Oye, Alana, ya no hay espacio! —reniega Lola cuando ve que Alana ha ocupado media hoja con su mensaje.
Alana se ríe y la ignora. Lola suspira frustrada y me mira como si intentara decir que no hay forma de hablar con Alana. Yo pongo los ojos en blanco y me encojo de hombros.
—Como yo, a diferencia de Alana, sí pienso en los demás, voy a hacer mi letra más pequeña.
Al terminar ella me devuelve mi hoja y se va a buscar a Ignacio. Al leer los mensajes de mis amigas me siento súbitamente triste. Es como si realmente fuera una despedida, ¿verdad? No importa que tanto quiera alargar esto, el final va a ser el mismo. Supongo que extrañaré esto pese a que este tipo de actividades me parecen ridículas. ¡Mierda! Tal vez solo estoy dejando que este tipo de cursilerías me afecten cuando debería pensar en cosas más importantes.
Le escribo a más personas, incluso al trío de brujas. Como siempre, la hipocresía es la mejor máscara cuando tratas con ellas. Y sí, es mutuo. Intentamos tolerarnos y hasta llegamos a hablar entre nosotras. Ellas me ven como una tipa rara y yo las veo como las personas más superficiales con las que me he podido cruzar. Claro, no son totalmente malas y de seguro tienen sus mierdas como todos, pero eso no significa que yo tenga que tolerar sus porquerías.
Más adelante, me cruzo con Marco. Ambos nos miramos y entonces desviamos la mirada. Lo sé, tengo que hacerlo, aunque sea demasiado incómodo. Ya es el final y no es bueno vivir de rencores.
—Oye, ¿quieres que te escriba algo? —le pregunto de repente y él voltea a verme.
Hay una ligera sorpresa en su mirada. Pero se va muy rápido e inmediatamente intenta actuar con naturalidad, aunque se nota que está nervioso.
—Sí, normal.
Ambos intercambiamos papeles y yo le escribo algo.
Marco. Espero que todo te vaya bien y que consigas lo que tanto deseas. Valora mucho a tus seres queridos y a tus amigos porque ellos te quieren mucho. ¡Éxitos en todo!
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Hilo rojo del destino
Teen Fiction¿Alguna vez han oído hablar de él? Cuentan las historias que es un hilo invisible que conecta a las personas que están destinadas a estar juntas y que pase lo que pase no puede romperse. Interesante, ¿verdad? Lamentablemente, no creo en tales cosas...