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Han pasado unos días desde que mis vacaciones empezaron y realmente no ha pasado nada excepcional. Lo que sucedió entre Augusto y Kendra es algo que ni siquiera yo entiendo del todo. No sé por qué terminaron exactamente ya que Augusto se niega a ser más claro. Cuando le pregunté sobre el tema directamente, ya que yo estoy tan confundida como él por lo que me dijo Kendra, simplemente evade la pregunta y se sienta y mira al vacío. Creo que tiene muchas cosas en qué pensar aún y he decidido darle un tiempo. Los rompimientos son un asco y pese a que él dice que no le afecta, necesita tiempo para curarse.

Aparte de eso, realmente he hecho todo lo posible para no pensar en la escuela para nada. Las vacaciones es el tiempo perfecto para olvidar lo maldito y desagradable que puede ser el drama adolescente. Solo necesito pensar en mí, relajarme y olvidarlo todo. Claro, hago otras cosas como leer, ver videos estúpidos de terror y escribir algunas cosas.
Lo que he llegado a notar es que la mayoría de mis historias son tristes, algo que no debería sorprenderme dada mi inclinación por el drama y la tragedia.

Pero en cuanto a los poemas, realmente no puedo evitar notar que todos tienen que ver con Marco. ¡Es tan desagradable pensar en eso! ¿Por qué me sigue doliendo? No es como si hubiéramos salido o algo. Es simplemente molesto pensar en él.

Y ahora que lo recuerdo otro tema en el que no quiero pensar es en la graduación, sobre todo en la fiesta de promoción. No quiero hacerme ilusiones porque sé que todo va a ir de mal en peor. En primer lugar, es porque al final del día son los padres los que van a decidir todo y eso significa que se va a volver un circo. Segundo, no sé si mis amigas van a ir al final. Vamos, ni siquiera tengo pareja aún y creo que todos tienen. Es simplemente tan patético que todo esto me pase y que no pueda hacer nada para evitarlo.

A veces, en situaciones tan lamentables como esta, me pregunto qué hubiera pasado si hubiera seguido en contacto con el caballero. Imagino detenidamente ese perfecto escenario. Creo que nos hubiéramos conocido mejor y si es que no se terminaba asustando por mi excéntrica personalidad, tal vez podríamos haber tenido algo. Y entonces él sería mi pareja de promoción y no me sentiría tan fracasada como ahora. Claro, todo eso es una mera fantasía ya que muy en el fondo sé que él hubiera terminado asustándose y dejándome pronto.

Mi vida apesta.

Si tan solo tuviera una varita mágica que cambiara mi suerte todo sería mejor. Oh bueno, tal vez no la tengo, pero tal vez lo que necesito es un empujón. Pensándolo bien, si me quedo encerrada lamentándome todo el tiempo entonces nada va a cambiar. Seguiré en la misma posición que siempre y simplemente me arrepentiré al fi al del día. Lo que necesito es una fiesta en donde pueda conocer a alguien que le dé algo de emoción a mi vida. Esa candela que mueve la adrenalina que hay dentro de mí y que solo quiere escapar.

Creo que eso es lo que realmente necesito.

¿Pero cómo puedo lograrlo? Que haya hablado con el caballero es simplemente suerte. Me siento imposibilitada de hacer algo parecido no por alguien más, sino por mí misma. Me aterra tanto que alguien simplemente me deje con la palabra en la boca o, peor aún, me rechace después de los continuos rechazos a través de los años. No me gusta hablar de ese tema, pero sí, uno lo supera y poco a poco se acostumbra y la próxima vez ya no duele tanto.
Me echo sobre mi cama y miro al techo. Es tan blanco como lo recuerdo, pero veo algunos cadáveres de mosquitos que están en la lámpara del techo. Solo espero que no caigan sobre mí porque sería realmente asqueroso.

—¿Cómo puedo superar esta maldita timidez? —Chillo y cierro los ojos—. A veces desearía que las cosas fueran más fáciles para mí. Tomar el camino difícil es una mierda.

Cuando abro los ojos, noto que el cielo ya ha oscurecido y veo que ya son las siete. Mi madre supongo que llegará en unas horas como de costumbre, pero me molesta no haber podido aprovechar más este tiempo a solas.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora