Cuando despierto por la mañana, me siento la chica más feliz del mundo. Al fin terminó lo del examen e ingresé. ¿Acaso no puede haber una dicha mejor? Siento que estoy en las nubes y a veces olvido que hoy es el día en el que me reencontraré con el caballero. ¿Saben? Ahora que lo pienso, no debería estar tan alegre. Sé que sabe quién soy (al menos lo sospecho) y eso me da pánico. ¿Y qué pasa si se burla de mí? No, no creo que sería tan basura para hacer eso. Por otro lado, yo creo saber quién es. Si realmente es Gerardo, no sé cómo reaccionaría. Tal vez estaría molesta porque me dejó sin mi celular por tantos días en vez de dárselo a Augusto para que me lo devuelva. No me sorprendería eso con lo pícaro que es. Supongo que tengo que practicar bien lo que le voy a decir. Además, ¿qué se supone que significa todo esto? Lo que pasó esa noche no significa nada. Fue solo un momento de debilidad, ¿no? No sé si estoy preparada para estar con alguien. Espera, ¿por qué estoy pensando en esto? De seguro yo también fue solo un momento de debilidad para él. No espero que venga con flores a declararme su amor eterno. No, eso solo pasa en las películas.
—Buenos días, mi niña —me dice mi mamá, quien ya ha preparado el desayuno—. ¡La futura traductora!
Yo no puedo evitar sonreír y me siento en la mesa.
—Estoy de muy buen humor —digo mientras veo la tortilla de huevo—. Al fin voy a poder descansar.
El celular de mi mamá suena y ella ve que le ha llegado un mensaje. Sus ojos se abren por la sorpresa y yo enarco una ceja.
—Cierto, la mamá de Marco también te manda sus felicitaciones por haber ingresado.
—¿Qué? ¿Cómo sabe? —pregunto totalmente sorprendida—. ¡De seguro tú le dijiste! ¡Te dije que no le dijeras a nadie!
No le he dicho ni una sola palabra. Solo sabía que ibas a postular. De seguro sabe porque si hija también estudió en esa universidad. ¡Yo qué sé!
Sé que estoy haciendo un mundo en un vaso de agua, pero de alguna manera me fastidia que Marco ya lo sepa. O sea, es obvio que la señora le va a contar. No quiero que ese tipo sepa nada de mi vida, pero parece que voy a estar condenada a saber de él y que él sepa de mí.
Mi vida es un infierno.
—No le digas a nadie, por favor —le pido a mi mamá y ella hace una mueca—. Aún no estoy lista.
—Bueno, solo te voy a decir a tu tía y a tu abuelito porque si no les digo van a estar resentidos conmigo —aclara ella y yo suspiro—. Pero no lo voy a publicar. ¿Ya?
—Bueno —me resigno y añado—: Cierto, voy a salir más tarde... con Lola. Voy a llegar como a las seis, ¿está bien?
Hoy es tu examen final de inglés, ¿no? —Yo asiento—. Está bien, mucha suerte y vuelve temprano.
Me despido de mi mamá y me voy corriendo a alistar mi ropa. Es la primera vez en mucho tiempo que voy a usar un vestido en público. Pero me da mucho roche usarlo durante el examen así que lo guardo junto al antifaz en mi mochila. Espero que no se arrugue. Y después de esto, salgo de la casa dispuesta a dar el examen final.
***
Para mi sorpresa no es tan difícil así que lo acabo más o menos rápido. Es la última vez que estaré en este lugar este año, ya que quiero concentrarme en los exámenes finales y en la graduación. Cuando vuelva el próximo año voy a terminar de estudiar inglés y voy a ir directo a la universidad. ¡Qué vida! Va a ser un verano lleno de sorpresas.
Me despido de mis amigos y salgo del lugar. Creo que necesito ir a comer, ¡muero de hambre! Aún faltan dos horas para mi esperado encuentro con el caballero. ¡Oh Dios! ¡Voy a conocer al caballero! ¿Por qué me siento súbitamente nerviosa? Supongo que quiero causar una buena impresión. Bueno, después de unos cuantos besos, no sé si la impresión que tiene de mí es buena o mala. ¡Ay, qué situación tan incómoda!
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Hilo rojo del destino
Teen Fiction¿Alguna vez han oído hablar de él? Cuentan las historias que es un hilo invisible que conecta a las personas que están destinadas a estar juntas y que pase lo que pase no puede romperse. Interesante, ¿verdad? Lamentablemente, no creo en tales cosas...