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La última prueba integrada. Sí, no hay duda de que estoy muy nerviosa, pero al mismo tiempo me siento aliviada. Ya tengo mi cupo en la universidad y no tengo que sentirme tan presionada por factores externos. Solo tengo que concentrarme en estos últimos exámenes y, después de eso, seré completamente libre. Aprobar los exámenes va a ser la última prueba como estudiante que tenga. Tengo que aprobar sí o sí; no pienso pasar un solo día más en esta escuela.

Nos separan, como siempre, en grupos y yo me dirijo al salón indicado. No me siento tan cansada como siempre, lo cual me sorprende. Es como si ya no tuviera nada que perder. O tal vez es porque últimamente las cosas no han salido tan mal. Al fin conseguí una pareja de promoción y esa era una de mis grandes preocupaciones. Sonrío porque sé que él es una persona muy especial para mí y esa noche será una de las mejores noches de mi vida. Pero no puedo decirle eso a nadie. Quiero que sea una sorpresa para todos, incluso para mí misma. Él es mi mejor secreto después de todo.

Nos dan las hojas de los exámenes y el tiempo empieza a correr. Resuelvo las preguntas de matemática con algunas dudas. No entiendo nada de geometría así que respondo esa parte al azar. Sigo con las preguntas de aritmética y álgebra, las cuales no están tan complicadas como creí. Por último, sigue razonamiento matemático y hago lo posible para entender todas las referencias y relaciones lógicas, aunque sé que es imposible que haya acertado en todo.

Tenemos un breve descanso, pero no hablo con nadie de mi salón. Me quedo en silencio y pienso en todo lo que ha pasado desde que descubrí quién era el caballero. Sí, no tenía idea en ese momento que él se convertiría en alguien muy preciado para mí. El destino es totalmente volátil e impredecible, eso lo sé yo mejor que nadie. Supongo que ya no quiero más sorpresas. Este momento de tranquilidad en mi vida me hace inmensamente feliz y temo que si cierro los ojos por mucho tiempo todo esto puede verse afectado.

Empezamos la segunda parte del examen y me concentro en todas las preguntas. Resuelvo las preguntas de física como sea. Realmente no entiendo este curso y espero aprobar al final del año. Comunicación no es tan difícil y tal vez exonere ese curso, aunque con esta profesora nada se sabe. Los otros cursos están más o menos sencillos así que los resuelvo y cuando termina el tiempo, el lápiz cae de mis manos y siento que todo el peso que llevaba en la espalda ha desaparecido.

Apenas termina el examen, salgo del salón para ir a ver a mis amigos. Camino rápido hasta llegar a nuestra aula de clases y veo a mis amigos conversando. Es una imagen que no quiero olvidar cuando todo esto haya terminado: entre risas y sin pensar en el futuro. Sé que es muy estúpido de mi parte pensar que nada va a cambiar cuando ya nada va a ser igual de acá a un mes, pero quiero creer que estas personas van a seguir a mi lado por un largo tiempo. Sí, sé que nada es para siempre, pero eso no significa que quiero despedirme de alguien más.

—Maldita sea —reniega Alana—. ¿Esa era la respuesta? ¡No!

—Yo creo que sí —dice Xiana y se encoje de hombros—. Acabo de buscar en mi libro de Historia y sí, esa era la fecha correcta.

—¡Por un maldito número! —se queja Alana—. Maldición, sabía que no debía confiar en Lola.

—¿Yo? ¿Y por qué yo tendría la culpa? —pregunta Lola ofendida.

—Porque cuando estábamos repasando tú me dijiste que en ese año ocurrió lo de la revolución industrial y yo recordé tus palabras.

—¡Ah! Tal vez se me pasó —se excusa Lola, pero Alana no está convencida—. Yo también recordé mal varias cosas por ese repaso. Así que a ambas nos fue mal.

—¿Qué tal el examen? —les pregunto de repente sin poder leer el ambiente.

Las tres me miran como si fuera obvia la respuesta.

—Horrible —comenta Lola—. Pero, como siempre, de seguro a ti te fue bien.

—¿Por qué dices eso? —pregunto confundida.

—Por favor, tienes buenas notas por algo —dice Alana.

—Ya, chicas, no es culpa de Andra. —Xiana me defiende y el ambiente se calma un poco.

—Yo creo que me fue mal en Física —admito pese a que no me gusta hablar de eso en público—. No he aprendido nada en todo este año.

—La pregunta es quién ha aprendido algo en Física —comenta Alana.

—Sáenz —respondo y todas se ríen. Sáenz es uno de los cerebritos de nuestro grado. El hombre sabe mucho y siempre saca buenas notas.

—Posiblemente él y Lorenzo —dice Lola y veo que Xiana se pone incómoda.

Lorenzo es el ex enamorado de Xiana... O algo así. Tuvieron algo hace unos años y eran muy lindos juntos. Yo estaba muy feliz porque una de mis amigas tenía enamorado pero las cosas terminaron muy rápido. Después de eso él comenzó a salir con una de las chicas del trío de brujas y... las cosas nunca volvieron a ser iguales. ¿Saben qué es lo gracioso? Lorenzo es uno de los mejores amigos de Marco por lo que ambos éramos los únicos que sabíamos de la relación de esos tórtolos y la chica con la que Lorenzo salió después es la chica del trío de brujas que siempre estaba detrás de Marco.

Sí, cuando piensas en todo eso realmente es un asunto muy cómico.

—En fin, al fin terminó el examen —les digo para cambiar de tema y Xiana parece más tranquila—. Me pregunto cómo les habrá ido a Grecia y a Valery.

—Ni idea —dice Lola—. Pero dudo que les haya ido bien. Ninguna es buena en Matemática.

—Tal vez sea una sorpresa —comenta Xiana y yo sonrío y pongo los ojos en blanco—. ¿Qué? Tal vez sí se esforzaron para este examen.

—Hay que ser positivas —digo y todas están de acuerdo.

Veo que Brayan e Ignacio se nos unen y todos seguimos conversando. A ninguno le fue bien en el examen e intentamos sonreír y hacer bromas pese a nuestra derrota. No puedo evitar reír cuando Delfín se sorprende por las respuestas o cuando él y Alana empiezan a discutir como siempre. Lola también empieza a discutir con Ignacio porque él dice un comentario que le parece machista y este intenta tranquilizarla.

Todo esto ha sido tan normal para mí hasta ahora. Esta imagen que ven mis ojos ha sido mi realidad hasta el día de hoy. Pero en unos meses ya no será parte de mi día a día. Pensar eso hace que me sienta súbitamente melancólica. ¿Recordaré todo esto claramente cuando ellos ya no estén a mi lado? ¿Ellos me recordarán o solo seré una persona que pasó por su camino? Quisiera abrazarlos por última vez y decirles que realmente no quiero perder este lazo que nos une, lo que es hipócrita si consideramos que hace unos meses no me importaba el no verlos nunca más. Supongo que he cambiado más de lo que pensé durante todo este año. No quiero abandonar esta realidad, pero tampoco quiero permanecer acá. El futuro está lleno de oportunidades y sé que no debo tener miedo a caminar lejos de estas personas. Ojalá pueda volver a verlos y, tal vez, seguir siendo su amiga por un largo tiempo.

Hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora