P A R T E U N O.
Hoy era día sábado, las lecciones no corrían hoy ni el domingo y además, este era el día de la fiesta a la que Zoe me había invitado hace unos días. Totalmente rendida y sin esperanzas de ir, le comuniqué por teléfono todos los atascos que había tenido incluso para salir al jardín de la mansión, y que muchísimo menos Adam permitirá que vaya a la fiesta, ella se enfadó muchísimo y lanzó groserías, realmente era una fiesta única.
Todo el mundo iría y no podíamos ser las únicas que no lo hicieran, o bueno, las únicas en quedarse en casa. Porque lamentablemente éramos ella y yo, siempre. Si yo no iba, Zoe tampoco lo haría.
Así había sido toda la vida para nosotras, dependíamos totalmente de la otra.
Al hablar por teléfono con ella el día de ayer me di cuenta que la gente que su padre contrató no era tan eficiente como el idiota de Adam. Zoe hacía lo que quería, ayer por la tarde Kleiton había ido a su casa y habían tenido sexo por al menos una hora.
Claro, ella podía hacer lo que se le venía en gana, mientras yo estaba atrapaba en estas cuatro paredes.
Divertido.
Acá no pasaban diez minutos sin que estuvieran monitoreándome, y lo entendía perfectamente.
Era la hija de Leonardo Evans, un hombre muy peligroso. Y a pesar de que mucha gente ni siquiera sabía de mi existencia, todos creían que yo era igual a mi padre.
Qué equivocados estaban, yo era de lo más diferente a él.
Me parecía a Heather, a mi madre. A la mujer que murió protegiendo a su familia, a la valiente y flameante mujer que había dado su vida para salvar la de las personas que quería. Ojala algún día yo pudiese tener la mitad de la valentía que mi madre tenía.
Sabía que mi padre llamaría una vez por mes, porque Adam me lo había informado. Una vez por mes, ni siquiera podría llamarle a eso un intereses.
A pesar del cariño y amor que le tenía a mi padre, nunca le iba a perdonar el no haber podido salvar a mi mamá, no podía.
Mi teléfono vibró distrayéndome de mis pensamientos, lo observé, era el teléfono de Zoe.
—¿Cuándo podré pasar por ti?—dijo la muchacha a través de la línea, quise reír por un segundo. Era más fácil atrapar a mi padre que salir de esta casa.
—Es una misión imposible—dije, mirando hacia las afueras—, está lleno de guardias, y todos están armados hasta los dientes.
—Creo que Leonardo exageró.
—Lo haya hecho o no, no puedo escaparme.
—¿Cuándo un no te ha detenido?—me dijo, y tragué saliva. Ella tenía razón.
—Yo...
—Paso a buscarte a las ocho. Ve la forma de salir de ahí.
Ella jamás se detendría, lo tenía muy claro.
A pesar de todo, lo que ella decía era la total verdad, yo jamás me había detenido por la negación de un permiso, mi padre obviamente me dejaba salir a fiestas, pero no a tantas como me gustaría, así que había tenido que aprender cuidadosamente a bajar por la regadera que yacía en mi ventana hasta el césped y evitar la seguridad.

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BODYGUARD
ActionCaliente como el infierno, malvado como lucifer, y más vengativo que cualquiera, él llega a la vida de Skyler para desmoronarlo todo. Adam Black era como un botón palpable de destrucción instantánea. Y ella amaba la autodestrucción. "Nunca le pierd...