Capítulo dieciocho.

42.7K 2.3K 335
                                    

Adam.

—Tranquilo cariño, papá ya vendrá. Ve con tu hermano a la habitación, ¿está bien? —dijo mamá con los ojos cristalinos, observé a Ian y negué con la cabeza.

—Mami, quiero saber por qué te sangra el pecho, ¿por qué papá está en la alberca con un arma?

—Cariño sólo ve la habitación de seguridad con Ian, ¿Vale? y prométeme algo—me dijo, mirándome con sus preciosos ojos azules—no salgas de ahí hasta que yo vaya a por ti. Es como en las escondidas, ¿Está bien?

—Pero tengo cinco mamá, ya estoy grande para las escondidas.

—Si sé cariño—ella tosió, tocándose el pecho del cual brotaba sangre. Se escucharon muchos disparos seguidos—Adam, por favor ve con Ian a la habitación, pase lo que pase quédense juntos, ve, corre —, me palmeó la espalda y nos dio un beso en la frente a ambos—juntos son indestructibles.

Luego de eso sólo fueron gritos y más gritos...

—¡Despierta Adam! —una pequeña criatura me golpeaba con una almohada, pero lo suficientemente fuerte como para hacerme despertar. Estaba completamente sudado, y mi corazón latía rápidamente

Ya está Sky, ya estoy despierto—dije con voz agitada, levantándome de un sopetón.

¿Has tenido una pesadilla verdad? — preguntó con algo de nostalgia en su voz— ¿Estás bien?

Ojalá hubiera sido una pesadilla, pensé.

Sí, ¿te he despertado?

—¿Me ves cara de levantarme a las cuatro de la mañana? —dijo, sarcástica.

Negué con la cabeza y no respondí.

—Vuelve a dormir, de todas formas en dos horas tendré que despertarte, tenemos entrenamiento.

—No me jodas Adam, hemos tan sólo llegado ayer y tú ya quieres empezar con tu entrenamiento de mierda.

—Son las reglas—le dije, volviéndome a acostar en posición para dormir.

—Al menos no la sigas ,ni siquiera sé en donde estamos, ni lo he visto por fuera. He llegado aquí durmiendo...

—Lo sé, ahora duerme.

—Está bien.

Tener a Sky al lado mío en la noche de cierta forma me producía una tranquilidad muy grande, no podía explicarlo. Jamás nadie me había despertado de esas pesadillas tan horrorosas, ni siquiera mi hermano.  En las casas de acogida casi siempre nos ponían en habitaciones diferentes, y al cumplir la mayoría de edad decidimos marcharnos.

El dolor, la ira, la rabia... recordar el momento exacto en donde asesinaron a mis padres me producía una especie de trance, me perdía... lo recuerdo perfectamente, cada detalle, recuerdo cada gota de sangre, cada grito, cada llanto... Odiaba este mundo, me causaba repudio toda la gente que lo rodeara, odiaba cómo se manejaba todo aquí. Pero debía hacerlo, tenía que hacerlo, por ellos, por él, por mi.

La pequeña Skyler suspiró en medio de la noche, está de más decir que el sueño no pudo volver a mi cuerpo, y aunque me sentía sumamente agotado no era capaz de quedarme dormido.

BODYGUARD  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora