Capítulo cincuenta y uno.

28.6K 1.7K 187
                                    

Quizás en otra vida habría podido, quizás si su mentira no hubiese dolido, quizás si él me hubiese querido tanto como yo a él, quizás si jamás me hubiera usado, quizás si no lo amara tan locamente como lo hago...

Sentía que la cabeza me explotaría en cualquier momento, recordaba tortuosamente cada palabra que Adam me dijo, «¿y si no ha sido culpa suya? ¿Y si ha dicho la verdad? ¿Y si realmente mi padre asesinó a los suyos? » pensé.

«No, sky, no, te usó, te usó de todas formas.»

Estaba comenzando a volverme loca, y tenerme en un cuartucho encerrada no mejoraba nada, solo me hacía querer enloquecer más y más, y no saber de Zoe sólo hacía todo peor.

Las cosas no marchaban bien, lo sabía. Nadie había venido a verme ni a decirme nada en las ultimas cuatro horas, y ya no podía con el cargo de las esposas en mis manos, nada de esto era algo que yo merecía.

No podía parar de pensar, de creer los hechos horribles que Adam me había advertido sobre mi padre, la forma horrorosa y dolorosa con la que retrató los hechos q lo dirigieron a esto. Pero así era.

Dolía, escocía. Porque sabía que él no estaba mintiéndome. En sus ojos sabía que era verdad.

Pero de todas formas, ¿Por qué me había usado, por qué, cuando el sabía que el centro de todo mi universo y mis pensamientos era él?

El hombre que había ingresao hace un día con Adma y le había disparado para sacarme información estaba frente a mi, me observaba con interés y se sentó en la mesa.

—Sabemos que ahora que tu padre es un fugitivo no puede hacerse cargo de los negocios de imperip—susurró.

—No formo parte de esa mierda—escupí, sin temor.

—¿Estás segura? ¿Estás segura que no serás la nueva integrante de esa organización que ha pasado por generación en generación? ¿Estás muy segura?

—No tengo nada que ver con el mundo del narcotráfico, y con lo que sea que haga mi padre—susurré, con la garganta apretada.

—La CLEA ha quitado la orden contra usted señorita Evans—dijo, mostrándome unos papeles que traía consigo—. Si usted firma este contrato, pasará a ser parte de los testigos de la CLEA, y recibirá comisiones y protección nacional por toda la información que nos de en cuanto a Leonardo Evans e Imperio.

—A pesar de toda la mierda que ha hecho—susurré, observando la ventanilla—.  No voy a trabajar con ustedes, la CLEA es igual de miserable que Imperio. Dos caras de la misma horrenda y asquerosa moneda. Una moneda que no me interesa ver.

—Señorita Skyler...

—No—espeté, furiosa—. No quiero ni a la CLEA y a Imperio en mi vida, no quiero nada de esto. Nunca más—susurré, con la garganta apretada— sólo quiero que dejen que Zoe Forbes y yo nos vayamos de aquí.

—Su amiga aún tiene muchas explicaciones que darnos y ...

—Sólo somos dos chicas que nacieron en el lugar equivocado—le dije, sintiendo las lágrimas venir—. Yo nunca quise esto, mada de esto—aseguré, señalando la habitación y las esposas—. No pedí nacer en esta familia de mierda, tampoco pedí ser perseguida, abusada, y torturada por diferentes organizaciones y por la CLEA.

—Skyler...—irrumpió el hombre. Pero no le presté atención.

—No pedí que su agencia asesinara a mi mamá justo frente a mi, no pedí que me secuestraran y que me dispararan dos veces. ¡Yo no pedí esto, nada de esto!—sollocé, y el hombre bajó los papeles a su lado. Anabelle entró tras él.

BODYGUARD  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora