Caliente como el infierno, malvado como lucifer, y más vengativo que cualquiera, él llega a la vida de Skyler para desmoronarlo todo. Adam Black era como un botón palpable de destrucción instantánea.
Y ella amaba la autodestrucción.
"Nunca le pierd...
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P A R T E D O S
Zoe se agarró de mi brazo y corrió hacia afuera, tenía la respiración pesada y al igual que yo, su rostro era todo un poema, nuestros padres eran los hombres más importantes en el mundo del narcotráfico, junto con Sara, una mujer que parecía ser la versión femenina de Pablo Escobar, era fiel amiga de mi padre y del de Zoe, y por ende siempre estábamos cubiertas, los enemigos de nuestros padres automáticamente pasaban a ser los nuestros, y aquello hacia que adaptaran muchísimas medidas de seguridad.
Y esa era la razón por la cual casi ninguna persona sabía que Leo Evans tenía una hija.
Estaba asustada, se suponía que era una fiesta privada, que esto era seguro , que nada malo nos pasaría. Entendí la huida de mi padre del lugar, realmente todo esto era muy peligrosos, agarré un cuchillo que estaba por encima de la mesa y mi respiración se volvió pesada.
No lograría nada con eso, pero me daba un poco de valentía, la que le faltó a mi padre por huir lejos de aquí.
Maldije en mi interior por no haber escuchado a Adam cuando me dijo que todo era peligroso, él tenía razón, yo me había estado comportando como una niña, y ahora mi vida estaba en peligro .
—Skyler, tengo miedo—murmuró Zoe, estábamos afuera del recinto en donde era la fiesta, comencé a observar a todos lados, no había nada. El chofer, ni los guardias de seguridad estaban acá, supuse que debían de estar todos muertos.
Mi respiración se aceleró maldije el momento en el que me di cuenta que ni siquiera traía un teléfono para poder comunicarme, lo que fuera para poder llamar a alguien que pudiese ayudarnos.
Mi piel se erizó, los hombres recorrían cada rincón del lugar en nuestra búsqueda, lo sabía. Nos estaban buscando, y tarde o temprano supe que nos encontrarían, debía prepararme para encontrar algo que pudiera ayudar, o ambas terminaríamos muertas.
Mi estómago se revolvió ante la sensación, no quería esto, nunca quise nada de esto.
—Tranquila, nada nos va a pasar—susurré, tomando el cuchillo por con la manos heladas y temblorosas.
—Mierda—susurró Zoe.
En dos segundos, seis hombres aparecieron, vestían de azul. Sabía que eran policías y tragué saliva por lo que se venía ahora, para nosotros, ellos eran los chicos malos. A los que había que temerles.
Ahora estaban frente a nosotras, tirité por el terror y me odié por ser tan jodidamente débil.
Sabía que estaban aquí por mi y por Zoe, y nada de lo que yo dijera les haría dejarme en paz, ellos buscaban a mi padre. Pero yo no podía darles las respuestas que querían aunque quisiera.