Mire por la ventanilla de mi cuarto, el sol se asomaba por la montaña que teníamos enfrente y no pude sentirme mejor.
Zoe se había marchado hace dos semanas, se había hospedado aquí dos días y luego Ian la obligó a retirarse, diciendo que yo ya estaba muchísimo mejor del golpe en la cabeza y emocionalmente. Ella protestó, pero al fin y al cabo lo que los hermanos Black decían siempre terminaba por hacerse.
Odiaba eso.
Hace dos semanas exactamente había aceptado que estoy irremediablemente enamorada de Adam, estoy enamorada del imbécil que me vio en sólo una suave toalla blanca la primera vez, un idiota que me ha hecho llorar más veces de lo que cualquier persona lo ha hecho.
Me sentía inexperta, y de lo más tonta porque no sabia cómo actuar. No sabía que hacer ni decir, nunca me w sentido de esta manera con nadie, nunca me había enamorado de esta forma.
Y el sentimiento era lindo, era tan bello amarlo.
No me había vuelto a cruzar la mirada en estos catorce días, para él parecía como si yo fuese un especie de pared transparente carente de toda emoción. No me dirigía la palabra, y si hacía algo mal encargaba a Ryan para que este se ocupara de mi.
Por las noches se iba, no sé a dónde, no sé con quién. Pero se iba, no dormía conmigo como lo hizo los primeros días, y podía notar que evitaba a toda costa toparse conmigo.
Y dolía, la verdad.
Dobló la seguridad, y es algo que agradeceré siempre. Él siempre iba un paso más adelante que los demás. Era tan inteligente, tan bueno para todo que la mayoría del tiempo me terminaba sintiendo una tonta porque no podía alcanzarle.
Pero ¿Como podría? Tenia diecisiete años, y él veintitrés. Era mayor que yo, y por lo que noté demasiado modesto.
Tenía cámaras y gorilas por toda la casa, el personal se había triplicado desde el secuestro de hace unas semanas, y las llamadas de papá eran cada vez más constantes.
Las cosas habían sido mejores, era como estar en mi antigua casa, con mis antiguos servidores, con mis antiguas costumbres.
De todas formas, no podía entender el por qué de la situación, no entendía por qué Adam huía de mi como un felino huye de un perro, no lo entendía en lo absoluto. Creía que las cosas entre nosotros iban mejorando, y mentiría si dijera que no me jodía, y me dolía como el demonio su total indiferencia hacia mi persona.
Para él, yo ya no existía.
Y tampoco podía pedirle una explicación, porque no sabía como preguntar, sería algo así como «Hey, estoy enamorada de ti y tú no haces nada más que ignorarme cada vez más, ¿Quedamos?» Además, si él y yo nos encontrábamos en la misma habitación, el salía de sopetón sin dar explicaciones, como siempre. Por lo que no podría darme el lujo de decir palabra alguna.
Pero estaba cansada y hastiada de la situación, y hoy mismo le preguntaría qué demonios le había picado en el culo para que actuara de esa forma conmigo, porque hasta donde yo sabía, no le había hecho nada.
—Hey, princesa.
Ryan entró en la habitación sin tocar, y ni siquiera me molestó sólo por el hecho de ser él. Estas semanas, en sí, estos meses él había sido un apoyo fundamental, y creo que se había convertido a lo más parecido a un amigo en este lugar.
Mas que eso, un hermano.
—¿Qué sucede?
—Debemos entrenar.
Le miré con extrañeza, y le indiqué con la mirada a la chica que se encontraba pintándome las uñas que se retirara, esta lo hizo enseguida y yo me coloqué de pie.
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BODYGUARD
БоевикCaliente como el infierno, malvado como lucifer, y más vengativo que cualquiera, él llega a la vida de Skyler para desmoronarlo todo. Adam Black era como un botón palpable de destrucción instantánea. Y ella amaba la autodestrucción. "Nunca le pierd...