BODYGUARD

Epílogo.

Skyler Evans.

El rostro de mi mejor amiga se impregnó en mi memoria, sobre todo cuando la ecografía reveló que tendría a una hermosa niña dentro de un par de meses más.

Ella e Ian habían llorado de alegría y sus manos se habían juntado, a pesar de ello yo sabía que Zoe no le iba a perdonar lo que había pasado, todo lo que nos habían ocultado y lo que habíamos sufrido.

Compartia un pequeño departamento ubicado en los Ángeles junto con la chica que un día me prometió estar a mi lado siempre, Zoe Forbes se encargaba de toda la decoración del departamento mientras yo terminaba de rellenar la solicitud para ingresar a la universidad el próximo semestre.

Asistiría con Bryan, el chico que me había cortejado desde un poco antes que  Adam apareciera a mi vida, y el hombre que me había prestado su hombro para llorar todo este tiempo.

—¿Vas a ingresar a medicina?—preguntó Ian, lo miré unos segundos pensando que hace unos cinco meses yo lo detesté casi tanto como a su hermano, al cual nadie nombraba.

Ian se encontraba en el piso de arriba del edificio, verificando que no valona para pasar nunca jamás, y a la madre de su futura hija, tu hermano había amado alguna vez, a la que le había mentido y traicionado millones de veces.

—Ella siempre quiso eso—le dijo Zoe por detrás, sentándose en el sofá y sobre ella colocó una manta que cubría su barriga de casi seis meses de embarazo.

—Siempre tuve buenas calificaciones —susurré, terminado de rellenar el papel—. Y la historia del por qué quiero estudiar esto seguramente la CLEA ya la habrá mencionado.

—¿En honor a tu madre?—susurró Ian.

Me limité a asentir sin que mis ojos se llenaran de lágrimas.

Observé a Zoe y luego a Ian por unos segundos, sabía que las cosas entre ellos no había mejorado para nada en cuanto a su relación personal, aunque estaba segura de que ellos iban a ser los mejores padres del mundo.

Ian amaba con todo su corazón a Zoe, por algo estaba aquí junto a nosotras ya había renunciado a su puesto en la CLEA meses atrás. Aunque más que eso, había congelado. Podía regresar en cualquier momento.

—¿Vas a regresar a la CLEA?—susurré, él tomó un trago de su cerveza.

—Primero debo encontrar a mi hermano.

Ahí estaba, ese tono de voz. Ese tono que usábamos ahora cada vez que el nombre de Adam Black salía a la luz.

El dolor, su huida. Todo volvía cada vez que le nombraban, cada vez que recordaba su manera de ser e incluso sus manos sobre mi cuerpo, cada vez que él aparecía en mi memoria terminaba en un abismo del cual tardaba semanas en salir.

Él se había ido para siempre, y nadie tenía idea de qué sucedería con él.

La angustia no podía conmigo, si algo malo llegaba a pasarle por mi culpa, por haber huido al ver mi mirada de no haberle creído ese día... yo moriría con él.

—No hables de él, no quiero oírlo—le dijo Zoe.

—Si lo odias, rubia, es tu problema—susurró, tomando su chaqueta—. No volveré a la CLEA hasta que mi hija nazca, pero ten por seguro que si es necesario volver a tomar la placa por encontrar a mi hermano, lo haré.