Capítulo quince.

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Tal vez en ocasiones podemos equivocarnos y lastimarnos mutuamente. Dicen que cuando se ama, cada sensación es más fuerte y cada herida se vuelve más profunda. Pero también he experimentado cuando las mismas llegan a sanar, solo porque decides permanecer en las buenas y en las malas.

Podía sentir la sordera venir hacia mi , los cientos de disparos comenzaban a marearme, la gente gritando, más hombres llegando, a lo lejos el amor de mi vida estaba siendo desangrado, y a unos metros a mi izquierda tenía al hombre que más había amado, el hombre que había sido el héroe por demasiados años, el hombre que yo pensaba que era bueno y justo, el hombre que era mi padre, siendo herido. Y no podía ayudarlo, no esta vez cuando él era, finalmente, el culpable de todo.

Podía incluso sentir la sonrisa de Ryan en mi oreja, podía intuir cómo los demás sonreían, cómo feliz estaban.Habíamos ganado.

La gente de mi padre estaba en el suelo, y el también con una herida en lo que parecía el hombro. Sabía que eso no lo iba a detener.

Me lancé al suelo, mi vista estaba fija en Adam y en las cosas que él hacía, en sus manos como cubrían o intentaban cubrir su herida, la cual no dejaba de sangrar.

Me miró a los ojos, la cachetada que mi padre me había proporcionado ardía aún en mi rostro.

Irremediablemente, en ese momento lo noté bien. Yo estaba completa, y totalmente dispuesta a morir por él.

—¡NO!—sollocé.

Antes de lo que pudiese darme cuenta, mi padre tomó un arma entre sus manos, y la apuntó contra Adam una vez más. 

Mi boca se secó, sabía que esta vez iba enserio, que con un sólo tiro acabaría con su vida y todo se terminaría para él, su venganza estaría completada y terminaría de pensar en ello. Para mi, era otro cuento. No podría ni siquiera respirar sin Adam, no podía soportar la idea de estar sin él, sin verle otra vez. Y mucho menos para siempre.

Era un dolor abrumador que llegaba como una nube negra, que no me dejaba respirar.

Siempre de pequeña tuve la certeza de que terminaría por encontrar el amor en algún lado, en la persona menos esperada quizá, en el momento más inoportuno o tal vez cuando más lo necesitara. Tuve tantas dudas al respecto e idealice tanto mis ideales románticos, que cuando lo encontré en él , no supe si finalmente estaba soñando o realmente frente a mis narices podía tener al amor de mi vida.

Ese amor que jamás podría dejar ir.

No podría dejar jamás que algo le pasara.

—¡Basta!— le grité, colocándome delante de él. Mi padre sacó el seguro del arma.

El lugar era un campo de batalla, todo estaba repleto de sangre y hombres sin rostro, con hombres con la insignia de la CLEA completamente muertos. Otros, seguían dando la vida por lograr el propósito de Adam. Y lo harían hasta el final.

—Dispara, y te volaré la cabeza— dijo Ian sopresivamente por atrás.

Mi padre comenzó a reír como un desquiciado, su gente estaba muerta y no podría ganar de ninguna manera esta guerra, pero la sonrisa en su rostro era totalmente perturbadora.

—No dejaré que le hagas daño—le dije, sollozando. Me miró extrañamente.

—Tú no eres mi hija, mi hija jamás se comportaría de esta manera.

—Tu hija ha crecido— le susurré,— por favor, estoy embarazada, por favor no me hagas esto.

—He acabado con dos Black, acabé con sus padres, ser policías e intentar encerrarme no les resultó excelente. ¿Qué creen que pasará con ustedes?

BODYGUARD  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora