BODYGUARD

Capítulo veintisiete.

Nunca había demorado tan poco en arreglarme para ir a una cita, si es que así se le podía llamar.

Eran las siete y media, y yo ya estaba casi lista. Había demorado unos quince minutos en arreglarme y eso había sido un récord.

Me observé al espejo y asentí al verme. Me veía excelentemente bien, sencilla, pero bien.

Lo único que agradecía era poder haber traído conmigo toda mi ropa, de lo contrario estaría acabada.

Había un sencillo pero corto vestido color negro en mi cuerpo. Hacía mucho tiempo que no tenía una cita, es más, hacía muchísimo tiempo que no salía con alguien.

Aunque esto no fuera exactamente una «cita» era lo más parecido a la palabra, y dada la situación en la que estaba, estaba más que conforme con la invitación de Scott.

La puerta de la habitación en la que dormía se abrió de par en par, Adam estaba ahí. No había olvidado en ningún minuto la discusión que había tenido con él horas atrás; ni la forma en la que me habló, ni la manera en la que me hirió.

Sus ojos se ennegrecieron y me recorrieron de arriba abajo, su boca se entreabrió y no fui capaz de decir una palabra, un escalofrío me recorrió por completo.

—¿Qué es lo que haces vestida así? —Preguntó, tan impaciente como siempre.

No lo miré, simplemente seguí maquillándome y fingiendo que su cuerpo no se encontraba a metros del mío, el se acercó hacia mi.

—Te he preguntado algo, Skyler.

Lo miré, su ceño estaba fruncido.

—Cenaré con Scott esta noche—le dije, y sus facciones se contrajeron.

—¿Qué es lo que dices? No puedes salir de aquí, lo sabes. Tampoco puedes estab...

—Detente—le pedí—. Cenaremos aquí dentro, y si lo que pensabas decirme era que no se puede fraternizar con el personal, serías bastante descarado, Adam.

Él tomó una bocanada de aire y me volvió a observar, yo ya estaba lista.

—No tienes permiso—espetó con rabia. Lo miré incrédula.

—Ya basta, Adam. Sólo... sólo déjame en paz, ¿Vale? —lo miré—ya estoy cansada, vienes, me tratas como la mismísima mierda, y encima quieres joderme la noche.

—No hables así.

—¿Acaso estoy mintiendo?

—No te he tratado como la mierda.

¿Acaso el está tomándome el pelo?

—Es una broma, ¿Verdad?—él se mantuvo silencioso, y sus facciones demostraban cuan rabioso estaba—. Me has dicho tantas tonterías que... ¿Sabes qué? No te escucharé más, porque es así, lo único que sale de tu boca son tonterías.

—Escucha Sky, si ha sido por lo de hace rato yo...

—No—lo detuve—no te atrevas a sentir lástima de mi, Adam. No te atrevas. Nada de lo que digas va a impedir que esta noche cene con un verdadero hombre, que es exactamente lo que a ti te falta ser.

Me miró con enfado y se me acercó.

—¿Crees que Scott es un verdadero hombre?

—Lo es.

Me alejé de él. Sentía vergüenza de mi misma, vergüenza de saber que me había escuchado hablando con Zoe, de que me haya escuchado decir lo enamorada que estaba de él.