Capítulo nueve.

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Mi profesor no dejaba de mover la boca y yo simplemente ya quería asesinarlo por ello.

Apagué mi teléfono, mi padre otra vez, no tenía idea de cómo había conseguido mi maldito teléfono y no dejaba de llamar como un puto loco. Estaba tan cansada, pensando en huir, inclusive en irme del estado, del maldito país. Y aunque fuera al infierno, me encontraría.

—Los cirujanos cardiovasculares operan el corazón y los vasos sanguíneos a fin de reparar el daño causado por las enfermedades o trastornos del aparato cardiovascular, aunque bueno, también realizan operaciones de los vasos sanguíneos, entre ellos la aorta que es la principal fuente de riego sanguíneo del organismo, eso está más que claro ¿Verdad?

Todos asintieron con la cabeza sin levantarla. Mi estómago rugía y no por hambre, me dolía muchísimo la cabeza y sentía otra vez horribles ganas de vomitar. Mi compañero de al lado comían descaradamente papas fritas y al sentir el horrible olor de la fritura comencé a marear.

La clase era un electivo, más o menos nos explicaba cada uno de las especialidades de la medicina, y era algo que agradecía porque no sabía que rayos elegir.

Y realmente quería estar ahí, pero mi mal estar era más fuerte que mis ganas de estar en la clase de la Srta Figgs.

—Por favor, también anoteis que Las primeras intervenciones en el pericardio tuvieron lugar en el siglo XIX y fueron realizadas por Francisco Romero,Dominique Jean Larrey, Henry Dalton, y Daniel Hale Williams.

Con un ardor en la garganta bastante jodido escribí en mi cuaderno rosado. Pensé en Adam y en cómo solía decirme que yo era la misma niña de antes. Negué con la cabeza, claro que no lo era. Era mucho más que eso.

Mi lápiz cayó al suelo mientras la profesora seguía explicando las dificultades de esta especialización, lo intenté recoger sin hacer mucho ruido, pero un enorme mareo me surgió.

Terminé de anotar todo lo que mi profesora decía, realmente me encantaba mi carrera, la adoraba; y es que no hay nada más bonito que poder ayudar a otra persona sin pedir nada a cambio.

Me concentré en el video que la profesora nos enseñaba, pero en ese momento, la bilis comenzó a subir por mi garganta y corrí fuera de la sala.

Llegué al baño de las mujeres que para mi suerte, estaba bastante cerca del aula y me encerré en el baño, me agaché y sentí el líquido asqueroso del vómito salir por toda mi boca. No podía parar. Era una arcada tras otra, y el olor de este era cada vez más asqueroso, sentía que me ahogaría con mi propio vómito.

Al fin luego de unos minutos la sensación se detuvo por completo y pude sentarme en el retrete, mientras que sacaba papel higiénico para limpiar los restos de vómito que quedaron cerca de mi boca. Estaba tan pero tan jodida, no tenía idea de qué era lo que me pasaba, hace mucho tiempo estaba sintiéndome así, yno sabía que era.

Ya había acudido a un médico y me dijo que sólo se trataba de una gastritis, pero para mí era mucho más que eso, no era normal.

Me habían recetado medicamentos como el lanzoprasol , pero no habían servido demasiado. Maldito seas, Jesús ¡¿Qué quieres de mi?! ¿No era suficiente con que mi ex novio hubiera vuelto a la ciudad, me hubiera hecho terminar con mi novio, se hubiera acostado conmigo y me hubiera dejado como imbécil por quinta o sexta vez? ¿Qué quería el Dios bendito de mi?

Saqué el celular de mi mochila y busqué el contacto de Zoe o Ryan una vez me puse de pie, más no pude hacerlo.

Una fuerte oleada de calor me invadió, la vista me comenzó a fallar y unos cuantos puntos negros se situaban al rededor de todo, escuché muy a lo lejos un pitillo que parecía querer ensordecerme, era como si la conexión con mi cuerpo se hubiese perdido,no podía moverme ni gritar para pedir ayuda, lo último que supe fue que me desplomé en el suelo, y que el golpe no había dolido en lo más mínimo.

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