Capítulo tres.

25.9K 1.5K 233
                                        

Skyler

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Skyler.

Todos pensaron que mi huida rápida había sido porque no podía mantenerme en pie ni un solo segundo más, y en parte era cierto.

La habitación del hotel era espaciosa para mi y para Bryan, mi hombre de ojos verdes. Pero no demasiado grande como para poder ocultarle lo que me estaba sucediendo, mi cabeza dolía por la resaca de la noche anterior y agradecí por primer vez la borrachera de Zoe, porque sin ella probablemente hubiera notado que mi huida del club había sido algo mas que el alcohol en mis venas.

Me senté en la cama, mi cabeza palpitaba fuerte y se me daban las cosas vueltas. Al lado de mi cuerpo se encontraba mi novio con los ojos aún cerrados, un pequeño ronquido salía de su boca y al instante observé mi anillo de compromiso.

Veintidós años, finalmente.

¿Qué demonios había pasado el día de ayer?

Tragué fuerte, caminando hasta la puerta de la pequeña habitación del hotel que habíamos conseguido nosotros cinco. Yo y mi novio nos ubicábamos en la más grande, mientras que Scot, Ryan y Zoe se encontraban en la de justo al lado nuestro. Era maravilloso tenerlos a todos cerca por fin, sin discusiones, sin peleas, simplemente éramos cinco amigos que habían decidido pasar un fin de semana en las vegas.

Mi estómago gruñó y terminé de abrir la puerta de la habitación, no soportaría cinco minutos más sin comer algo. Había un pequeño vestido ahora colgado en mi cuerpo, tan sencillo como si el mismo no me reconociera. Yo tampoco lo hacía.

Pero en cuatro años las cosas cambian, demasiado. Sobre todo cuando te han roto el corazón, sobre todo cuando tu vida cambia en un giro de 360 grados.

No era fácil, para nada. No había sido fácil huir de las garras abusivas de mi padre, ni fue fácil que el Señor Forbes aceptara la unión de la chica con el hombre que lo había llevado a la cárcel, en la cual aún se encontraba. No era fácil que mi cabeza estuviera magullada, mi corazón lo suficientemente destrozado como para alucinar y pensar que Adam había estado en este mismo hotel.

Pero se sobreviviría. Como siempre lo había hecho.

Cerré los ojos uno segundos cuando el elevador se detuvo en mi piso, para llevarme directo al comedor. Cerré los ojos y lo único en lo que pude pensar fue en él, ¿Acaso estaba volviéndome loca? ¿Acaso él había recibido la invitación de Ian a su matrimonio?  No tenía idea.

No, imposible. Él está perdido, no sabes absolutamente nada de él desde hace exactamente cuarto años. Basta, Sky. Compórtate, vas a casarte.

—¿Será que me estoy volviendo loca?—susurré para mi misma, mientras caminaba a través de la primera planta directo hasta el comedor donde servían el desayuno del hotel.

BODYGUARD  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora