Capítulo doce

21K 1.2K 132
                                    



—Vale, hemos llegado—habló Adam.

Era retroceder, claro que lo era.

En el asiento de atrás íbamos Zoe, Debbie y yo, Adam estaba en el volante turnándose con Ian, y el silencio que estaba no podía ser más remotamente incómodo. Miré a Zoe, la rubia traía en sus brazos a la pequeña niña, y no pude evitar imaginarme cómo sería estar en su situación, ya no tenía que cuidar sólo de su vida, sino que de la de Debbie también. Involuntariamente toqué mi estómago y tragué fuerte, tenía un miedo irracional a enfrentarme a la realidad, aún me costaba aceptarlo, y esta situación sólo la hacía peor.

Adam me observó por el espejo retrovisor y no pude negar todas las sensaciones que me provocó, era imposible no sentir algo, era imposible negarme.Volvía tragar fuerte, y abrí la puerta del auto, el aire cálido de Texas me inundó.

Era el olor del recuerdo, volver a pasar por el corazón todo lo que había pasado en Texas años atrás. Los "te amo" de mentira, las rosas de papel, los abrazos con cuchillas, los disparos, la cama, todo. Todo estaba tan jodidamente fresco. Era como si en un pestañear de ojos pudiera ver aquí a la Skyler de cuatro años atrás llorando en su habitación, sufriendo por un amor no correspondido.

Otro pestañeo. Podía verme esta vez con él, feliz. Sintiendo su calidez y su amor a flor de piel, sintiendo sus palabras, sintiendo su cuerpo, su alma, sintiéndolo todo. Los primeros te amo, las primeras caricias sinceras, cuando me decía que jamás me dejaría sola, cuando me defendía de todo aquel se me acercara. Podía recordar el momento exacto en el que le dije a Zoe que estaba enamorada, irremediablemente enamorada de él.

Otro pestañeo. Miles de imágenes pasaron por mi cabeza, el dolor más agudo que había sentido en mi vida, el dolor de la traición, el dolor de saber que jamás nada volvería a ser igual, que jamás podría perdonarle lo que había hecho. El dolor de saber que todo lo que había hecho por mi había sido mentira, el dolor al darme cuenta de cómo me había visto la cara de estúpida tantos meses, de cómo a pesar de haberle entregado todo de mi, me había traicionado de todas las formas imaginables.

Y dolía. Claro que dolía.

Dolía verme, dolía sentir el recuerdo, dolía pasar por el corazón tantas situaciones que intenté olvidar por tantos años.

Y entendía que sólo era un corazón roto, pero no lo sentía de esa forma, me dolía todo.

—¿Alguien puede decirme qué es lo que haremos ahora? —murmuré, siendo lo más dócil posible.

—Debemos subir hasta allá— dijo, señalando un pequeño cerro que se veía a lo lejos—, y luego caminar un poco para encontrar la cabaña que Adam compró. Es totalmente segura, os puedo asegurar que nada pasará allí.

Dicho esto, agarró a Zoe por los hombros y besó su frente, un gesto lindo a mi parecer.

—No hay... ¿No hay alguna manera de poder subir hasta allá con el auto?— dijo Zoe. Ian negó.

—No— dijo—, pueden rastrearlo. ¿Por qué, estás cansada?

Zoe me miró y pude entenderlo todo, ella no lo hacía por ella, ni por Debbie, lo estaba haciendo por mi. Recordé que hace algunos días le había dicho lo que su tío me recetó; un reposo absoluto por al menos un tiempo. Y eso era exactamente lo que yo no había estado haciendo.

La miré, angustiada y sin saber exactamente qué es lo que debía hacer, no era el momento para decírselo a Adam.

Necesitaba comunicarme con Ryan, mi padre iría tras él también .

El pitido del teléfono sonaba en señal de la llamada, esperaba de todo corazón que al menos Ryan me contestara el teléfono, deseaba poder hablar con él y comunicarle lo que estaba sucediendo, él merecía saberlo.

BODYGUARD  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora