"Capítulo 56"

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Cuando pasé mucho tiempo allí, salí y me sequé. Se estaba muy relajado, pero tenía hambre, así que me preparé mi comida. Lentejas, eso es lo que había de comer. Le mandé un mensaje a Antoine de que iba a preparar la comida.

Cuando estaba a punto de tomarme la primera cucharada de lentejas, tocaron la puerta. Resoplé y abrí la puerta.

Lo primero que me encontré fueron unos labios estampados contra los míos.

Me separé rápidamente y era Antoine.

—Antoine no me pegues esos sustos —murmuré besándole lentamente, pero él aceleró el beso.

Suspiré cuando nos separamos.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Te quiero, y te necesito.

Suspiré y volví a besarle con intensidad. Sonrió contra mis labios y me mordí el labios suavemente, pero el beso era intenso.

Fuimos a mi habitación y allí seguimos con lo nuestro.

Me encantaba como me besaba, como me acariciaba, como me hacía de todo.

La ropa estorbaba y nos la fuimos quitando.

Nos hicimos uno ahora mismo. No puedo decir que esta noche porque no era de noche.

Cuando terminamos, nos quedamos ahí. Los dos tumbados y con la respiración agitada.

Yo tenía mi cabeza en su pecho y él me acariciaba el brazo.

—Anto —murmuré. Él me miró—. ¿Qué pasó el día del accidente?

Suspiró y le noté incómodo.

—¿Lo quieres saber?

—Sí, ¿qué pasó?

—No es fácil de contarte.

—Dímelo.

—Tú viniste al entrenamiento. Yo estaba enfadado contigo por haberte besado con Rayden, y no te llamé ni te mandé mensajes ni nada. Tú estabas hablando con mis hermanos porque estaban allí y algunas veces lloraste. Yo te miraba de vez en cuando y empezaste a fumar.

—¿Yo fumando?

—Sí, estabas fumando —suspiré—. Como iba contando, tú estabas fumando y cuando nos dieron un descanso, tú te acercaste y me dijiste que por qué no te mandaba mensajes y eso. Yo te dije que estaba enfada contigo por esos motivos y te dije que te fueras. Entiende que yo estaba enfadado. Koke te preguntó por qué estabas más delgada y le dijiste que se fuera. Yo te dije que te fueras y lo último que recuero fue que dijiste: "Y si pasa algo, que sepas que es culpa tuya". Me culpo por eso.

Sollocé y le abracé.

—Ya está pequeña. Tú volviste a andar y estamos juntos —acarició mi cabeza.

Me quitó las lágrimas y le miré.

—¿Por qué te dije eso? —murmuré sollozando de nuevo.

—Ya está, petite. Todo pasó.

Me quedé ahí llorando varios minutos, hasta que paré y sólo se oía mi respiración irregular.

—¿Comiste?

Negué con la cabeza.

—Pues vamos.

Se levantó y se puso su bóxer y los pantalones. Se peinó un poco y me pasó mi ropa interior. Sólo me puse la ropa interior de abajo. Total, iba a estar por casa.

Me levanté y él me recorrió con la mirada.

—Antoine, para —susurré.

—Lo siento, amour.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora