"Capítulo 31"

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Llegó el sábado por la tarde, eran las once de la noche. Yo me iría a las tres y media de la madrugada para estar allí sobre las seis y media o siete de la mañana en Valencia.

Ya tenía todo preparado. Iba a desayunar por el camino o cuando llegara a mi destino. Ayer por la noche, reservé en un hotel cercano, así que ya tenía todo.

En la maleta, metí un neceser con cada maquillaje, o sea, llevaba tres neceseres. También llevaba los zapatos, la ropa interior y los accesorios, como pulseras, collares... Y esta mañana, conseguí otro vestido, junto con los zapatos y maquillaje. Fue un alivio para mí, porque o sino... Estaría de los nervios.

Cogí el guion y me puse a estudiarlo mientras ponía a cargar el móvil y ponía una alarma a las tres y media para poder salir. Lo estudié y me quedé dormida.

*****

Sonó la alarma y yo me levanté a apagarla. Mi móvil estaba totalmente cargado, pero mientras, vamos a dejar ahí. Fui al baño y me lavé la cara. Después, corté el agua. Fui a la cocina y llené un termo con café recién hecho. Lo dejé encima de la mesa y fui a mi habitación.

Me vestí sin muchas cosas: un jersey gris de manga larga, una falda roja que me llegaba por encima de las rodillas, unas medias por encima de las rodillas y unas deportivas.

Me hice una coleta y cogí todo. Llevaba en un bolso colgado, de mi hombro todas las cosas que necesitaba: las llaves de mi casa, las del coche, el móvil... En mi mano derecha, llevaba los tres vestidos en una funda para que no se arrugara o algo así.

Fui a cortar el gas con todas las cosas encima, salí de mi casa con la maleta y todo y cerré al puerta con todo lo posible.

Bajé al garaje y dejé la maleta en el maletero y los tres vestidos en la parte de atrás, en la cabecera de los asientos. ¿Dónde tú apoyas la cabeza? Pues allí.

Comencé a conducir dirección Valencia. Puse la radio y no había nada, así que puse música de mi móvil. Sonó "Contigo" de Antonio José. Es preciosa la canción.

Cuando me estaba quedando sin gasolina, paré a echar gasolina y aparte a desayunar algo. Miré la hora y eran las cinco y media. Creo que ya me quedaba poco para llegar.

Volví a conducir hasta que llegué al hotel, y menos mal que encontré un sitio al lado. Sólo tenía que andar un poco. Cogí todas las cosas y caminé hacia el hotel.

Entré y aluciné. Era amplio y bonito todo. Delante tenía recepción. Caminé hacia allí.

—Buenos días —dije sonriendo. Ella me miró con una sonrisa—. Reservé por Internet una habitación a nombre de Laura Díaz Díaz.

Lo tecleó y asintió.

—Sí —se dio la vuelta y buscó algo. Luego, me dio la tarjeta para poder abrir la puerta y sonreí—. Habitación 69. Novena planta.

Asentí y fui al ascensor. Subí a la novena y busqué mi habitación. Entré y me sorprendí. Era muy bonita y tenía vistas a dónde se iba a celebrar la Gala.

Según entrabas, tenías a la derecha el baño con todas sus cosas. Después estaba la cama, que delante tenía su televisión plana. Estaba todo bien organizado.

Seguí caminando y tenía el armario empotrado a la pared, al lado de la cama. Metí allí los vestidos y los tres neceseres en el baño. La ropa interior la dejé en los cajones del armario y ya estaba.

 La ropa interior la dejé en los cajones del armario y ya estaba

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