"Capítulo 3"

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Cuando entré por mi casa, me quité los tacones y los llevé a mi habitación. Caminé a mi despacho. Prácticamente no es un despacho, era un lugar donde yo leía los guiones o me entretenía.

Según entrabas, tenía enfrente un escritorio grande, que tenía un ordenador, papeles, una impresora... En la pared que tenía enfrente, había una librería que tenía libros, fotos... En los laterales tenía más estanterías pero esas solamente con fotos. Tenía una planta decorativa en una de las esquinas y poco más. El suelo estaba alfombrado, pero solamente la parte del escritorio y no había nada más.

Había un póster de Demi Lovato a la izquierda. Ella era como mi ídolo. Aparte de que hace buenas canciones, su historia sobre su bullying, me recuerda a mí. Siempre he querido ir a un concierto suyo.

Me metí en mi email e imprimí los dos guiones que me mandaron. Los grapé y los miré. Eran dos, uno de la mañana y otro de la noche.

Suspiré y fui a mi habitación. Me quité la ropa que llevaba y me puse el pijama, que era una camiseta de tirantes y unos pantalones largos pero finos. Caminé al baño y me lavé la cara.

Sonó mi móvil en el bolso y fui a buscarlo.

—Dime qué quieres Mario, tengo que estudiar el guion de mañana.

El lunes al mediodía, sobre la una y media o dos en casa de nuestros padres.

—Vale —susurré sentándome en el sofá.

Tocaron el timbre y me levanté a abrir.

—Tengo que abrir a alguien, ¿vale?

Que no se te olvide.

—No se me va a olvidar —suspiré.

Colgué y dejé el móvil junto los guiones en la mesa. Abrí la puerta y me abrazaron. Esa persona sollozó. Cerré la puerta y miré quién era. ¿Miriam?

—¿Qué haces aquí? —susurré separándome y quitándole las lágrimas.

—He peleado con mamá y papá —murmuró con un hilo de voz.

—¿Cómo has venido?

—Metro —susurró.

—¡Cómo has venido! —susurré abrazándola. Me separé y la hice sentar—. Te ha podido pasar cualquier cosa Miriam. La próxima vez ten más cuidado, ¿vale?

Asintió y se quitó las lágrimas.

—¿Quieres algo de beber?

Negó y se quitó la mochila de la espalda. Cogí mi móvil y llamé a mi madre.

Laura —se oyó un sollozo.

—Miriam está conmigo, tranquila. Pasará el domingo conmigo.

Pero tú tienes que ir a trabajar.

—La llevaré conmigo. No te preocupes, ¿vale? Estará bien.

Vale. Os quiero.

—Nosotras también.

Colgó y suspiré.

—¿Por qué te has enfadado con ellos?

—Porque ellos no me permiten tener novio, y todas mis amigas tienen uno —susurró.

—Miriam, ellos te quieren proteger. ¿Y si es un idiota? Demuéstrales que puedes tener novio con tu responsabilidad. Cuando empieces el insti, lo demuestras. Yo estaré disponible siempre.

Asintió y me abrazó.

—Mañana vendrás a mi trabajo —sonreí.

Sus ojos brillaron y besó mi mejilla.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora