"Capítulo 18"

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Pedimos una pizza para los dos, pero era grande. Familiar, pidió. Salió a buscar la pizza, porque el guardia de seguridad seguramente no le dejará pasar por aquí. Me quedé sola, con Mía y con el juego en pausa.

Volví a empezar el partido y comencé a jugar. De pronto, los jugadores de Antoine se movían. ¿Pero qué... ? Miré hacia atrás y era Mía.

—Mía, por favor. Intento ganar a tu padre —murmuré, quitándole el mando.

Comenzó a llorar.

—¿En serio peque?

Pausé el juego y consolé a Mía hasta que se calmó, al mismo tiempo que Griezmann entraba en casa. Resoplé.

—¿Qué ha pasado? —preguntó dejando las pizzas en la mesa.

—Mía comenzó a llorar y la calmé —dije sonriendo por la pizza.

Abrí la caja y salía un olor perfecto de carbonara. La pedí para nosotros.

—Voy a por los vasos —murmuré.

Caminé a la cocina, pero él me retuvo con una mano en la cadera.

—Tú eres una invitada. Voy yo a por los vasos.

Sonreí y asentí. Me senté en el sofá y me quité las zapatillas. Antoine trajo dos platos y dos vasos, junto con una jarra de agua.

Dejamos un poco enfriar la pizza y después, comenzamos a comer. Estaba riquísima.

—Me encanta la pizza —murmuré.

Teníamos a Mía en medio de nosotros dos, y en parte me tranquiliza eso.

—¿Qué tal te lo pasaste en el programa? No te pude ver.

—Bien, cante, canté un rap, hice muchos experimentos, y más cosas. La gente muy amable y todo. Me lo pasé muy bien.

—¿Cantas?

—Sí.

—Quiero que me cantes algo.

Asentí y canté la canción de Indila: Tourner Dans Le Vide. Él se quedó impresionado.

—Cantas muy bien. Me encanta tu voz —sonrió—. Y más en francés.

—Merci beaucoup.

Hice una reverencia. Cogí a Mía y me puse a jugar con ella.

—Al final no me dijiste no me respondiste a mi pregunta —murmuró.

—¿Cuál le miré? —le miré.

—Si ibas a ser mamá.

—Te dije que no.

—Entonces, ¿por qué juegas con Mía?

—Voy a ser tía.

Frunció el ceño.

—Je vais être tante —dije en francés, traducí lo que dije anteriormente.

Asintió.

—¿Cuántos hermanos tienes?

—Igual que tú. 3, contándome a mí y soy como tú, la hermana mediana.

—Que coincidencia —susurró.

—Pues sí. El destino nos quiere junto —hablé en broma, me reí.

Noté su cercanía cuando echó su aliento, olía a pizza. Sonreí y acarició mi mejilla. Me sonrojé inmediatamente.

—Tomate —murmuró.

Volví a sonrojarme y bajé la mirada. Se acercó más y suspiré.

—Esto está mal —murmuré.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora