Pedimos una pizza para los dos, pero era grande. Familiar, pidió. Salió a buscar la pizza, porque el guardia de seguridad seguramente no le dejará pasar por aquí. Me quedé sola, con Mía y con el juego en pausa.
Volví a empezar el partido y comencé a jugar. De pronto, los jugadores de Antoine se movían. ¿Pero qué... ? Miré hacia atrás y era Mía.
—Mía, por favor. Intento ganar a tu padre —murmuré, quitándole el mando.
Comenzó a llorar.
—¿En serio peque?
Pausé el juego y consolé a Mía hasta que se calmó, al mismo tiempo que Griezmann entraba en casa. Resoplé.
—¿Qué ha pasado? —preguntó dejando las pizzas en la mesa.
—Mía comenzó a llorar y la calmé —dije sonriendo por la pizza.
Abrí la caja y salía un olor perfecto de carbonara. La pedí para nosotros.
—Voy a por los vasos —murmuré.
Caminé a la cocina, pero él me retuvo con una mano en la cadera.
—Tú eres una invitada. Voy yo a por los vasos.
Sonreí y asentí. Me senté en el sofá y me quité las zapatillas. Antoine trajo dos platos y dos vasos, junto con una jarra de agua.
Dejamos un poco enfriar la pizza y después, comenzamos a comer. Estaba riquísima.
—Me encanta la pizza —murmuré.
Teníamos a Mía en medio de nosotros dos, y en parte me tranquiliza eso.
—¿Qué tal te lo pasaste en el programa? No te pude ver.
—Bien, cante, canté un rap, hice muchos experimentos, y más cosas. La gente muy amable y todo. Me lo pasé muy bien.
—¿Cantas?
—Sí.
—Quiero que me cantes algo.
Asentí y canté la canción de Indila: Tourner Dans Le Vide. Él se quedó impresionado.
—Cantas muy bien. Me encanta tu voz —sonrió—. Y más en francés.
—Merci beaucoup.
Hice una reverencia. Cogí a Mía y me puse a jugar con ella.
—Al final no me dijiste no me respondiste a mi pregunta —murmuró.
—¿Cuál le miré? —le miré.
—Si ibas a ser mamá.
—Te dije que no.
—Entonces, ¿por qué juegas con Mía?
—Voy a ser tía.
Frunció el ceño.
—Je vais être tante —dije en francés, traducí lo que dije anteriormente.
Asintió.
—¿Cuántos hermanos tienes?
—Igual que tú. 3, contándome a mí y soy como tú, la hermana mediana.
—Que coincidencia —susurró.
—Pues sí. El destino nos quiere junto —hablé en broma, me reí.
Noté su cercanía cuando echó su aliento, olía a pizza. Sonreí y acarició mi mejilla. Me sonrojé inmediatamente.
—Tomate —murmuró.
Volví a sonrojarme y bajé la mirada. Se acercó más y suspiré.
—Esto está mal —murmuré.
ESTÁS LEYENDO
¿No quieres o no puedes? ➡ Antoine Griezmann ⬅
FanficElla no confiaba en el amor, porque había sufrido demasiado para su corta vida, aunque tenga 22 años. Sinceramente, no confiaba en nadie, nada más que en su familia y en sus mejores amigas. Después, le encontró. Él era perfecto. ¿Problema? Tenía...