"Capítulo 13"

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Llegamos a mi casa y entramos al portal.

—Quiero gastarle una broma a Antoine —susurré.

Sonrió divertido.

—Quiero que piense que estuviéramos a punto de tener sexo.

Abrió sus ojos.

—¿Cómo? —murmuró.

—Déjame a mí.

Entramos al ascensor y le arreglé. Le puse un poco de mi labial en sus labios y parecía que le estuviera besando. Después, dejé varios besos por el cuello, dejando la marca de mis labios. Después, le despeiné un poco y ya estaba. Cuando salimos del ascensor, yo me despeiné un poco y me quité un poco de labial.

—¿Enserio que vamos a hacer esto? —murmuró.

Asentí, sonriendo divertida.

—Tienes que parecer que estás excitado —reí en bajo.

Sonrió y cogí las llaves. Abrí las llaves y él estaba jugando todavía a la Xbox. Se notaba que tenía sueño.

—Pensaba que te habías ido —murmuré sonrojada. Tenía que parecer que me habían pillado.

Él me miró y después a Carlos.

—No me he ido. ¿Qué es eso? —señaló los besos del cuello de Carlos.

Me sonrojé y bajé la mirada.

—Si no estuviera yo, estuvierais ahora mismo teniendo sexo —levantó sus cejas.

Volví a sonrojar.

—Creo que sobro. Mañana vendré a por la Xbox.

Pasó por nuestro lado y miré a Carlos con preocupación. Él se encogió de hombros y yo rodé los ojos.

—Antoine, espera —le dije suspirando.

Volvió a entrar en casa, ya que no había cerrado la puerta.

—Todo era una broma. Carlos es gay —volví a suspirar.

Él me miró con una ceja alzada y después a Carlos.

—¿De verdad? —susurró.

Carlos asintió y bajó la mirada.

—Bien, entonces. Todo solucionado —sonreí alegre.

Antoine sonrió y me abrazó. Ese abrazo me pilló sorprendida, pero le correspondí. Carlos sonrió.

—Yo tengo que irme, ¿vale? —habló él.

Griezmann se separó y asintió. Besé la mejilla de Carlos y se fue.

Nos quedamos los dos solos. Bajé la mirada y le miré.

—Yo me tengo que ir a casa —murmuró.

Asentí y besé su mejilla.

—Pero ayúdame a desmontar la Xbox.

Reí, me quité los tacones y la desmonté con su ayuda. La metimos en la bolsa.

—Entonces, ya está. Ahora sí, hasta luego —besó mi mejilla y se fue.

Sonreí y caminé a mi despacho. Tenía el presentimiento de que tenía algún email nuevo. Y efectivamente, tenía uno nuevo. Era de mi jefe. Decía que mañana tenía que estar de reportera para la ciudad deportiva del Atlético de Madrid y en el partido. También decía que podía seguir siendo reportera y reportera a pie de campo.

Al menos no me quitan todo, pensé. Suspiré y me quité toda la ropa. Me puse el pijama, me desmaquillé, puse a cargar mi móvil y me dormí en mi cama tranquilamente.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora