Ella no confiaba en el amor, porque había sufrido demasiado para su corta vida, aunque tenga 22 años. Sinceramente, no confiaba en nadie, nada más que en su familia y en sus mejores amigas.
Después, le encontró. Él era perfecto. ¿Problema? Tenía...
Nos vestimos y ordenamos un poco la habitación cuando acabamos y suspiré.
—¿Y ahora qué? —dijo sonriendo.
Sonreí y me arreglé un poco el pelo.
—No sé, ¿qué hora es?
Miró el móvil.
—Las ocho y diez, ¿qué quieres hacer?
—¿Cuándo quedamos?
—Hoy, ¿a las diez y media debajo de la Torre Eiffel?
Sonreí y asentí.
—Me tendré que ir yendo, que luego no tengo tiempo —me acerqué a él.
—¿Por qué?
—Para la cita. Me quiero vestir muy guapa para ti, ¿cómo tengo que ir?
—Me gustaría que fueras provocativa. Sin mucha cosa —sonrió pícaro.
Le besé suavemente y pasé mi mano por su pecho.
—Así será —murmuré.
Me abrió la puerta y me acompañó hasta afuera.
—Te llevo —anunció.
Nos montamos en el coche y me llevó hasta el hotel.
Cuando llegamos, me bajé.
—Oye, mañana por la mañana me tendré que ir del hotel.
—Quédate en Clairefontaine —respondió de inmediato.
Reí y asentí.
Besé su mejilla y entré al hotel. Tenía un presentimiento de que esta noche iba a pasar algo especial. Tenía nervios.
Según entré por la puerta, cogí la cámara.
—Lo siento chicos, que aunque no creáis ha pasado más de una hora según os dejé. La entrevista ha sido fantástica, el trato fue increíble. La mayoría de las preguntas me gustaron, aunque había una que no me gustó mucho, y estoy harta de que me la pregunten que cuál es el futuro de mi novio, pero eso ya pasó. Yo no tengo anda que ver allí y bueno, después pasé un rato con él ya que apareció por sorpresa y después me fui a Clairefontaine con él. Pasé tiempo con él y sus compañeros, aunque ellos estaban entrenando. En resumen, tengo una cita con Antoine. Hemos quedado a las diez y media debajo de la Torre Eiffel. Así que me voy a dar una ducha pequeña, vestirme y cuando me vaya, grabo el vestido que llevaré.
Paré de grabar y me fui a al ducha. No me lavé el pelo. Sólo el cuerpo.
Me sequé y me puse un vestido negro con franjas transparentes a la altura del abdomen y me llevaba por encima de la rodilla, mucho diría yo. ¿Cómo estaba yo para comprarme este vestido?
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Después, me puse unos zapatos negros con tacón y plataforma, como me gustan a mí. Me puse maquillaje, más de lo normal y ya estaba vestida.
Cogí un bolso de mano y metí las cosas más importantes.
