"Capítulo 35"

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Pasaron un par de día y ya era 19 de diciembre. Faltaba poco para Nochebuena y Navidad.

Oí pasos y entró Antoine. Me besó cortamente y sonrió.

—¿Qué tal el entrenamiento? —pregunté.

—Bien —se encogió de hombros.

Estuvimos hablando un rato hasta que entró el doctor junto con mi hermano, que entraba con una sonrisa.

—Buenos días, señorita. Le vengo a dar el alta. Le he dado un informe a su hermano de lo que le pasó en el accidente el resultado de las últimas pruebas y recomendaciones para seguir adelante.

Sonreí y asentí. Se fue y mi hermano me dio la bolsa. Miré adentro y era una camiseta gris de manga corta, una camisa azul de manga larga, una chaqueta verde, unos pantalones azules marinos y unos botines. Me puse el pantalón, porque tenía un camisón. Me puse los botines.

—Ayudarme a irme a la silla de ruedas, por favor —les miré

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—Ayudarme a irme a la silla de ruedas, por favor —les miré.

Antoine me cogió en brazos y me dejó en la silla de ruedas.

—¿Están saliendo o qué? —preguntó mi hermano.

Me sonrojé y me impulsé con la silla de ruedas hasta la camilla, para coger la ropa que me faltaba. Me la puse y entró una enfermera.

—¿Ya os vais? —preguntó.

—Sí, pero antes necesito ir al baño —sonreí amable.

Asintió sonriendo y fui al baño. Me lavé la cara y miré hacia la puerta. Antoine me estaba mirando interrogante. Le hice una seña para que se acercara y vino.

—¿Qué pasa? —preguntó.

Me apoyé en sus hombros y me levanté. Me temblaban las piernas y dolía. Me sujetó de la cadera y me miró preocupado.

—¿Qué haces? —murmuró.

—Podré volver a andar, estoy calentando —susurré adolorida. Me sujeté en el lavabo y me miré al espejo. Estaba completamente calva y mis aspecto no era muy bonito la verdad. Estaba delgada y mi aspecto apestaba. Suspiré y me senté en la silla de ruedas.

El dolor desapareció y resoplé.

—Pues nos vamos ya —sonreí.

Me impulsé con la silla de ruedas y salí del baño. Mi hermano me miró y sonrió.

—¿Ya?

Asentí y salimos los tres de la habitación. Bajamos a la planta de recepción y todo eso y miré hacia la entrada, donde estaban todos los periodistas.

—¿Te gustaría enfrentarlos? —preguntó mi hermano.

—Sí —asentí decidida.

Los tres salimos afuera y todos estaban gritando sus preguntas.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora