"Capítulo 42"

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Él aparcó por los alrededores de Sol y fuimos al centro. Todos las personas me miraban.

Carlos me iba empujando, así que yo no tenía que hacer nada.

Fuimos mirando tienda por tienda. Me compré algunas cosas para el frío, como unos guantes o un jersey que lo utilizaría como pijama.

Nos quedamos en la Puerta del Sol.

—¿Y qué hacemos aquí? —le pregunté mirando.

—Va a venir mi novio. Es muy fan tuyo. Te sigue por tus redes sociales, en tu canal. Para él eres un ejemplo a seguir.

—¿Cómo no me lo has contado antes?

Sonrió tímido.

—A lo mejor no querías venir, o algo así.

—Es tu novio, tú eres mi mejor amigo. ¡Pues claro que quiero verle!

Sonrió sonrojado.

—Venga, ahora no te sonrojes. ¿Por qué no me lo dijiste antes? Hubiera venido con mucho gusto.

—Tenía vergüenza, ¿vale?

Sonreí mientras cogía su mano.

—Relájate.

Sonrió.

—Allí viene —señaló al frente.

Miré hacia allí y venía un chico como la edad de Carlos. Era alto y un poco musculoso.

Se paró frente a nosotros.

Él tenía la cara cuadrada. Sus ojos eran marrones y grandes con grandes pestañas y su nariz fina. Sus labios, finos.

Era guapo. No estaba nada mal.

Según me miró, sus ojos se llenaron de lágrimas. Se tapó la cara y sollozó.

—No llores —sonreí acercándome a él.

Se quitó las manos de la cara y me miró con una sonrisa. Tenía varias lágrimas por la cara. Se acercó a mí y me abrazó. Le devolví el abrazo con fuerza.

Se separó y sonrió.

—Eres tú —susurró.

—Feliz cumpleaños amor —dijo Carlos.

¿Y no me lo había dicho?

Sonreí. Se dieron un beso apasionado. Miré hacia otro lado.

—¿Te podrías hacer una foto conmigo? —preguntó el chico.

—¿Cómo te llamas?

—Iván —dijo ilusionado.

—¿Cómo qué Carlos no me dijo eso? ¿Ni tampoco el cumpleaños?

Iván le miró frunciendo el ceño.

—Pero la tienes aquí —se excusó Carlos.

—Deberías haber avisado que era su cumpleaños y me hubiera puesto más arreglada —le pegué en el hombro.

Carlos rió.

—¿Te haces esa foto?

Asentí e Iván y yo nos hicimos varias fotos. Después, le firmé en una libreta que no sé de dónde había sacado.

—¿Cómo conociste a mi novio?

—Vive al lado de la casa de mis padres. Un día coincidimos, comenzamos a hablar y ya está —explicó Carlos.

—¿Qué hacemos ahora? —me miró.

—Me da igual —me encogí de hombros.

Dimos una vuelta por la Gran Vía y después volvimos a Sol. Obviamente nos paramos a comprar ropa y cosas.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora