"Capítulo 5"

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Sonó mi móvil, me estaban llamando. Suspiré y me levanté.

—¿Quién es? —pregunté adormilada.

Son las doce y media de la mañana. Hay comida con nuestros padres —habló mi hermano.

—Ya lo sabía tenía una alarma puesta —mentí.

Claro, venga, despierta, dúchate, vístete y vente con Miriam.

—Vale, pesado.

Colgué y gruñí. Dejé el móvil en el escritorio y caminé a la cocina. En el salón, me encontré a Miriam ya arreglada.

—¿Por qué no me has despertado? —dije bostezando.

—¿Por qué quieres hablar con Raúl? —me respondió a la defensiva.

—Solamente quiero hablar con él, no voy a hacer otra cosa, Miriam.

Preparé mi desayuno, sólo era un café, un par de galletas y un zumo de naranja natural. Cuando lo comí todo, caminé a mi habitación y busqué un atuendo.

Tras varios minutos, encontré un vestido negro con un estampado de flores de color rosas. Lo combiné con unos tacones negros con un tacón alto con plataforma.

 Lo combiné con unos tacones negros con un tacón alto con plataforma

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Caminé al baño y me di una ducha

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Caminé al baño y me di una ducha. Después, hice mi rutina: me sequé el pelo, me lo ondulé, me sequé el cuerpo y me puse el vestido (con la ropa interior puesta) y me puse los tacones.

Me maquillé sin muchas cosas y me eché mi perfume. Caminé a mi habitación, cogí un bolso negro pequeño y metí mis cosas, solamente el móvil y mi cartera.

Fui al salón y suspiré.

—Ya nos podemos ir —dije.

—Vamos —habló.

Salió de casa sin decir nada más. Cerré la puerta con la llave y bajamos al garaje. Nos metimos en el coche y comencé a conducir hasta la casa de nuestros padres.

Tardamos como media hora en llegar y no dijimos nada. Sólo Miriam puse la radio y ya está. Bajamos las dos del coche y llamé al telefonillo.

Me abrió mi hermano, subimos las escaleras, abrió la puerta y entramos. Abracé a Mario y entré en la cocina, donde estaba mi madre y mi padre.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora