Ella no confiaba en el amor, porque había sufrido demasiado para su corta vida, aunque tenga 22 años. Sinceramente, no confiaba en nadie, nada más que en su familia y en sus mejores amigas.
Después, le encontró. Él era perfecto. ¿Problema? Tenía...
Sonó la alarma de mi móvil a las nueve de la mañana. Suspiré y me levanté con pesadez, aunque con una alegría por dentro. Sonreí y fui al baño, apagando la alarma.
Me di una ducha pequeña y me puse le pelo en un moño alto. No me maquillé porque lo que usaba lo tenía en la maleta. Suspiré y fui a la cocina. Desayuné una cosa ligera: café, zumo de naranja y galletas. Volví al baño y me lavé los dientes.
¡Sabía qué me faltaba algo! Metí el cepillo de dientes y la pasta de dientes en la maleta, cuando terminé y me hice una foto con la sombra que se formaba. Subí las persianas para no estar a oscuras.
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La subí a Instagram diciendo: "¡Vamos a México! 👌👌 ¡Por fin conoceré a Demi Lovato! 😍😍 @ddlovato 😘😘😘".
Mi momento fangirl flotó a la tierra.
Suspiré y me puse le vestido junto con las zapatillas. Cogí la maleta. Miré el tiempo por la ventana, había unas cuántas nubes por el cielo y los árboles se movían un poco. Creo que mejor me ponga una chaqueta o algo. Cogí del armario una chaqueta negra y me la puse.
Ahora sí, estaba preparada. Cogí la entrada del escritorio y el pasaporte que tenía. Cogí mi cartera donde tenía mi documentación y bastante dinero, para cambiar de divisa y suspiré. Estaba nerviosa.
Corté el agua y el gas, por si acaso. Y revisé todas las cosas. Creo que tenía todo. Llamé a un taxi, no me iba a llevar el coche. Bajé a esperar el taxi, y menos mal que había cogido una chaqueta, o sino, estaría helada. Aunque me estoy helando por las piernas.
Llegó el taxi y metí la maleta en el maletero. Me metí en el taxi.
—¿A dónde la llevo, señorita? —preguntó sonriendo amable.
—Al aeropuerto, por favor.
—¿T1, T2, T3 o T4S?
Recordé lo que ponía en la página web.
—T4S, por favor —dije.
Asintió. Estuvimos hablando durante todo el viaje, se me hizo corto.
—5, 5 € —me dijo.
Le di justo el dinero y asintió.
—Muchas gracias, señorita.
—A usted, me ha alegrado la mañana.
—La ayudo a bajar la maleta.
Bajamos los dos y bajó mi maleta.
—Que tenga buen viaje —dijo dándome la maleta.
—Que su hijo se recupere —sonreí dándole un abrazo corto.
—Gracias.
Se fue y yo entré al aeropuerto. Lo primero que hice fui a ir a que me dieran el billete de vuelo. Caminé a dónde estaba la chica que siempre que hacía un vuelo fuera de España la decía: "Hola, soy Laura", le enseñaba mi acreditación y asentía.