"Capítulo 8" Parte 2

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Según oí la voz de mi hermano, me preocupé. Me imaginé que Marta había tenido un accidente de coche y el bebé no pudo sobrevivir y más cosas.

Tragué saliva.

—¿Qué pasó?

Papá —sollozó.

—¿Qué pasó con él, Mario? —mi voz se llenó más de preocupación.

Ha muerto de un infarto.

Sollocé y lloré. Las lágrimas no paraban de bajar por mis mejillas y sentía un vacío en mi cuerpo.

—¿En qué hospital estáis? —murmuré.

En el Montepríncipe.

—Voy para allá ahora mismo.

Colgué y guardé el móvil. Le di el dinero justo y cogí la bolsa.

—Vuelva pronto —sonrió.

Sonreí triste.

—Volveré.

Salí de la tienda y corrí hacia el parking donde estaba mi coche. Conduje hasta el hospital. Tardé mucho, cuando llegué me fijé que eran las nueve y diez de la noche. Entré al hospital rápido y pregunté por mi padre.

—Él murió a las siete y media de la tarde. Sus familiares están en la sala de espera —contestó—. Le acompaño en el sentimiento.

Asentí y caminé hasta las sala de espera. Allí estaba mi familia y Marta. Me acerqué y abracé a mi madre.

—Laura —sollozó.

—No digas nada, por favor —dije en un hilo de voz.

Me destrozaba ver a mi familia así. En especial a mi madre, que acababa de perder a su marido. Estuve mucho tiempo abrazando a mi madre. Cuando me separé, le quité las lágrimas y besé su mejilla.

—Nos tendrás a nosotros —murmuré.

Abracé a mi hermana, que ella también estaba destrozada. Tenía su cara escondida entre sus manos. Después abracé a mi hermano y por último a Marta.

—¿De dónde vienes? —murmuró mi hermano.

—De comprar, me invitaron al programa del Hormiguero, aunque ya no sé si ir.

—Ve, hija —intervino mi madre.

Hice una mueca y se acercó a una chica.

—Ya está la funeraria fuera —habló.

Mi hermano asintió.

—Le enterraremos dónde estaba su tía y abuela, ¿verdad? —dije tragando saliva.

—Sí —contestó mi hermano.

Nos levantamos y caminamos afuera. Estaba una limusina funeraria. Un par de minutos después, salió un hombre en una camilla. Sollocé y abracé a mi hermano.

Era mi padre.

Negué con la cabeza y me devolvió el abrazo. Me quité las lágrimas y volví a sollozar.

¿Por qué se iba? Tenía familia y amigos aquí. Tenía todo aquí.

La limusina se fue.

—Tenemos que irnos con ellos —susurró mi hermano.

—Vamos —habló Marta.

Miriam se vino conmigo y mamá, Mario y Marta en el coche de Mario. Miriam se montó en mi coche y yo igual.

¿No quieres o no puedes?   ➡ Antoine Griezmann ⬅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora