Según oí la voz de mi hermano, me preocupé. Me imaginé que Marta había tenido un accidente de coche y el bebé no pudo sobrevivir y más cosas.
Tragué saliva.
—¿Qué pasó?
—Papá —sollozó.
—¿Qué pasó con él, Mario? —mi voz se llenó más de preocupación.
—Ha muerto de un infarto.
Sollocé y lloré. Las lágrimas no paraban de bajar por mis mejillas y sentía un vacío en mi cuerpo.
—¿En qué hospital estáis? —murmuré.
—En el Montepríncipe.
—Voy para allá ahora mismo.
Colgué y guardé el móvil. Le di el dinero justo y cogí la bolsa.
—Vuelva pronto —sonrió.
Sonreí triste.
—Volveré.
Salí de la tienda y corrí hacia el parking donde estaba mi coche. Conduje hasta el hospital. Tardé mucho, cuando llegué me fijé que eran las nueve y diez de la noche. Entré al hospital rápido y pregunté por mi padre.
—Él murió a las siete y media de la tarde. Sus familiares están en la sala de espera —contestó—. Le acompaño en el sentimiento.
Asentí y caminé hasta las sala de espera. Allí estaba mi familia y Marta. Me acerqué y abracé a mi madre.
—Laura —sollozó.
—No digas nada, por favor —dije en un hilo de voz.
Me destrozaba ver a mi familia así. En especial a mi madre, que acababa de perder a su marido. Estuve mucho tiempo abrazando a mi madre. Cuando me separé, le quité las lágrimas y besé su mejilla.
—Nos tendrás a nosotros —murmuré.
Abracé a mi hermana, que ella también estaba destrozada. Tenía su cara escondida entre sus manos. Después abracé a mi hermano y por último a Marta.
—¿De dónde vienes? —murmuró mi hermano.
—De comprar, me invitaron al programa del Hormiguero, aunque ya no sé si ir.
—Ve, hija —intervino mi madre.
Hice una mueca y se acercó a una chica.
—Ya está la funeraria fuera —habló.
Mi hermano asintió.
—Le enterraremos dónde estaba su tía y abuela, ¿verdad? —dije tragando saliva.
—Sí —contestó mi hermano.
Nos levantamos y caminamos afuera. Estaba una limusina funeraria. Un par de minutos después, salió un hombre en una camilla. Sollocé y abracé a mi hermano.
Era mi padre.
Negué con la cabeza y me devolvió el abrazo. Me quité las lágrimas y volví a sollozar.
¿Por qué se iba? Tenía familia y amigos aquí. Tenía todo aquí.
La limusina se fue.
—Tenemos que irnos con ellos —susurró mi hermano.
—Vamos —habló Marta.
Miriam se vino conmigo y mamá, Mario y Marta en el coche de Mario. Miriam se montó en mi coche y yo igual.
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¿No quieres o no puedes? ➡ Antoine Griezmann ⬅
Fiksi PenggemarElla no confiaba en el amor, porque había sufrido demasiado para su corta vida, aunque tenga 22 años. Sinceramente, no confiaba en nadie, nada más que en su familia y en sus mejores amigas. Después, le encontró. Él era perfecto. ¿Problema? Tenía...